Nuevo Presidente llegará atado de manos a un Congreso muy dividido
Tatiana Gutiérrez Wa-Chong tgutierrez@larepublica.net | Lunes 05 febrero, 2018
Sin importar quién sea electo como presidente de la República este 1° de abril, el próximo mandatario llegará a Zapote atado de manos para gobernar.
Y es que el nuevo mandatario tendrá que lidiar con un parlamento muy fragmentado, con al menos siete partidos y varias minifracciones.
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Por otra parte, Liberación Nacional sería la agrupación más numerosa con 17 legisladores, a pesar de que su candidato Antonio Álvarez no logró avanzar a la segunda ronda, de acuerdo con el 86,6% de los datos escrutados ayer por el Tribunal Supremo de Elecciones.
Mientras tanto, Fabricio Alvarado de Restauración Nacional que sí avanzó al desempate electoral, contaría con una bancada de apenas 14 legisladores, por lo que su eventual mandato sería muy débil.
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Sin embargo, el otro aspirante con un boleto sellado para la segunda ronda, tendría un panorama más complejo de llegar a Zapote, ya que apenas contaría con diez diputados.
Las otras fracciones importantes serían el PUSC (9) y la del PIN (4), mientras que el Republicano Social Cristiano y el Frente Amplio elegirían a dos y un legislador respectivamente.
La gran fragmentación del Congreso hace más difícil tomar decisiones sobre temas trascendentales en el país, en el que el déficit fiscal preocupa, la infraestructura es caótica y es urgente crear nuevas fuentes de empleo.
Algunos de los diputados que llegarían a Cuesta de Moras tienen larga trayectoria política, por ejemplo, Roberto Thompson en el PLN que trabajó como alcalde de Alajuela y Wélmer Ramos del PAC, exministro de Economía, Industria y Comercio.
Asimismo, estará Carlos Ricardo Benavides, exdiputado del PLN y exministro de la Presidencia durante la administración de Laura Chinchilla, igual que Pablo Heriberto Abarca, por el PUSC, quien fue presidente de la Cámara Nacional de Turismo y es líder empresarial en Cartago.
Con esta estructura, se dice adiós al bipartidismo y se consolida aún más el multipartidismo, lo que hace que la participación del Ejecutivo en la agenda legislativa siga siendo baja.
De esta forma, el próximo presidente deberá luchar como lo hizo en esta administración Luis Guillermo Solís, del PAC contra la corriente: de los 284 proyectos presentados, en 2016, apenas obtuvo una aprobación del 14%.
En 2015, convocó 203 iniciativas y logró un 8%, teniendo una leve mejoría porque en 2014 se entregaron 315 proyectos, con un nivel de aprobación del 3%, la más baja desde 1990.