Nunca sé lo suficiente
Lucía Chaverri chaverrilucia@gmail.com | Martes 11 junio, 2024
Ya lo entendí, nunca sabré lo suficiente y no puedo estar en todo. Esa fue mi reflexión cuando vi tanta información mientras recorría las redes sociales, el correo y los links con artículos que tan amablemente me comparten los colegas.
En el dinámico y vertiginoso mundo actual, enfrentamos una realidad marcada por la inmediatez y la sobreabundancia de información. La tecnología ha transformado la manera en que trabajamos, nos comunicamos y accedemos al conocimiento, brindando oportunidades sin precedentes pero también desafíos significativos. Reflexionar sobre esta realidad nos permite comprender cómo aprovechar al máximo estos avances sin sacrificar la calidad de vida y el bienestar personal.
La Cultura de la Inmediatez
La inmediatez, entendida como la capacidad de obtener respuestas y resultados casi al instante, ha redefinido las expectativas y las dinámicas laborales. Los correos electrónicos, las videoconferencias y las plataformas de mensajería a las que estamos acostumbrados y casi que nos falta el aire cuando fallan han acortado los tiempos de respuesta, generando una cultura donde la prontitud se valora enormemente, no nos gusta saber que no nos contestaron o nos “ dejaron en visto”. Esta nueva dinámica quizás si aumente la eficiencia y la productividad, pero también conlleva el riesgo de fomentar una constante urgencia y presión por responder de inmediato. Y no solo basta con tener conocimientos sobre priorización de tareas, requiere tener claro aspectos básicos como bienestar emocional, la salud mental, la flexibilidad y la adaptabilidad laboral.
Siendo esencial encontrar un equilibrio entre la inmediatez y el tomarse el tiempo para la reflexión y la introspección. Claro, esto puede ser disonante con lo que a veces pide el entorno, que nos exige cada vez estar más “en línea” en todos los sentidos.
La Abundancia de Información
En paralelo con la inmediatez, la era digital ha traído consigo una sobrecarga de información y esto no sugiere que sea negativo pero si digno de reflexionar.
Cada día, se generan cantidades de datos, informes, artículos y publicaciones. Estar al día en un campo profesional requiere una dedicación constante a la lectura y el aprendizaje continuo, lo cual puede resultar abrumador a esto debemos sumarle la cantidad de información que se puede consumir en las redes sociales, información comprimida a veces, poco profunda en otras ocasiones, pero que consume nuestro tiempo.
La capacidad de discernir y seleccionar la información relevante se convierte en una habilidad crítica. No se trata de consumir todo lo disponible, sino de identificar aquellas fuentes que aportan valor y que se alinean con los objetivos profesionales y personales. La tentación de realizar “scrolling” en las redes es cada vez mayor y la sensación del paso del tiempo parece desaparecer cuando se está viendo este tipo de contenido. Esto implica desarrollar un criterio sólido para evaluar la calidad y la pertinencia de la información, así como utilizar herramientas de manejo del tiempo y el diseño de nuestro propio plan de vida en donde se dedica tiempo a las diferentes áreas buscando siempre el balance que más nos conviene.
Escoger siempre es una buena opción
La limitación del tiempo es una constante en la vida de cualquier profesional. Elegir qué leer, qué escuchar y qué hacer se convierte en un acto de balance y de toma de decisiones que inician desde el momento que tomamos nuestro celular, encendemos la televisión o escuchamos algo en la radio o en las plataformas virtuales.
Los profesionales modernos tienen la oportunidad de redefinir sus roles y aprovechar al máximo los recursos disponibles. Al enfocarse en la calidad más que en la cantidad, y en el aprendizaje continuo más que en la acumulación de información, se puede construir un camino hacia una carrera gratificante y sostenible. La inmediatez y la abundancia de información, lejos de ser obstáculos, pueden usarse para buscar.