Olimpiadas censuran deportes de motor
Walter Herrera wherrera@larepublica.net | Jueves 22 septiembre, 2016
Un ciclo olímpico culminó para comenzar otro nuevo, la llama se apagó para iluminarse cuatro años más tarde. La flama del pebetero se apagó, pero no solo el fuego, sino la esperanza de ver un deporte de motores en una justa olímpica.
El Comité Organizador de Tokio 2020 refutó la opción de permitir que los deportes de motor ingresen al ciclo olímpico y tendrán que esperar con la ficha en mano para probar chance nuevamente en las justas, dentro de ocho años.
Ni su tremendo impacto mediático, ni las cifras millonarias que probablemente generaría su inclusión han servido para convencer a Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional.
Pese a admitir la valentía de los pilotos que compiten en la categoría más importante del automovilismo, el mandatario afirmó que esta modalidad no encaja en el concepto tradicional de los Juegos Olímpicos.
El objetivo de los Juegos Olímpicos es poner a prueba la fortaleza y el espíritu competitivo del ser humano, por lo que una modalidad en la que la persona y su cuerpo no son los protagonistas, sino que interviene un actor artificial como es un motor, parece inviable.
Las federaciones internacionales de automovilismo, motociclismo y motonáutica remitieron su solicitud el año anterior para participar en el país nipón.
La respuesta fue negativa
Un total de 26 deportes aspiraron a participar en la competición mundial en Oriente, pero solo cinco fueron respaldados por los organizadores.
Aunque lo lógico sería pensar que no tendría sentido, en su momento existió un deporte de motor que se incluyó en la contienda deportiva más importante del planeta.
Lanchas dieron la cara
Aunque su “aventura” en las Olimpiadas fue efímera, existió en su día un deporte de motor ligado a esta competición.
Por curioso que parezca, no tenía relación con el mundo del automóvil, ni de las motocicletas: fueron las lanchas motoras las que compitieron por la medalla de oro hace ya muchos años; en 1908, concretamente.
Su existencia se limitó a aquellos Juegos, que precisamente se celebraron en Londres.
La prueba consistía, básicamente, en dar cinco vueltas a un circuito de 13 kilómetros.
Las velocidades que alcanzaban se podían considerar bajas para los estándares actuales y no se trataba de un deporte que atrajera muchos espectadores.
Seis de las nueve carreras fueron canceladas en su momento por mal tiempo.
Fue la primera y última vez que se vio un deporte de motor en esta competencia.