Para una mayor productividad: es tiempo de repensar el descanso
Sylvia González sylvia.gonzalez@cr.gt.com | Viernes 14 marzo, 2025

En un mundo que glorifica la ocupación constante, es fundamental reevaluar nuestra percepción del descanso y su relación con la productividad. Muchas veces, se asocia la productividad con largas horas de trabajo, pero en la práctica, tanto el agotamiento físico como el mental pueden llevarnos a un estado de improductividad, donde el esfuerzo no se traduce en resultados.
En este panorama, la tecnología constituye un elemento agravante. A través de los dispositivos móviles y el internet, se han difuminado las fronteras entre la vida laboral y personal, permitiéndonos estar en contacto con el trabajo en cualquier momento y lugar. Aunque esta conectividad puede parecer beneficiosa, a menudo se convierte en una cadena que nos mantiene atados a nuestras responsabilidades, dificultando el verdadero descanso.
Es un momento ideal para replantearnos algunas premisas y repensar si la forma en la que estamos trabajando es la que realmente nos conviene.
Mitos alrededor del descanso y la productividad
Mito #1: Lo que funcionó ayer, funciona hoy.
Históricamente, se valoraban las largas horas de trabajo. En labores mecánicas y repetitivas con un bajo nivel de tecnificación, más horas pueden traducirse en más productividad. Actualmente, buena parte de los empleos están altamente digitalizados y la prioridad para el empleado no es ejecutar una tarea repetitiva, sino resolver problemas de y generar relaciones productivas.
Los empleos modernos requieren creatividad, toma de decisiones rápidas y habilidades interpersonales. Para estos roles, la flexibilidad y la gestión adecuada del tiempo son esenciales. Es tiempo de repensar si realmente estas horas extra, están dando los resultados que queremos en términos de productividad.
Mito #2 Más tiempo, mejores resultados
Tony Schwartz, autor del libro “La Anti-productividad: Así como estamos funcionando no está funcionando”, explica que erróneamente hemos creído que para ser más productivos debemos administrar mejor el tiempo. Él señala que lo que debemos administrar mejor es nuestra energía. Para optimizar nuestros niveles de energía y lograr una mayor productividad, debemos oscilar entre períodos de trabajo y de descanso, o de descarga-carga. Para administrar nuestra energía debemos pensarnos como “sprinters”, no “maratonistas”. Esto quiere decir que los seres humanos no estamos diseñados para trabajar largas horas sin descanso y esperar siempre un rendimiento óptimo, como lo hacen los maratonistas, sino que trabajamos mejor cuando concentramos nuestros esfuerzos en una sola tarea durante intervalos cortos de tiempo.
Mito #3: Estar siempre conectado es una ventaja competitiva.
Las generaciones más recientes, empezando por los millennials más jóvenes, han ido cuestionando la cantidad de horas que se dedican al trabajo, pero sobretodo la falta de flexibilidad. La conectividad y la flexibilidad que ésta nos brinda nos está presentando una paradoja. La flexibilidad debería permitirnos un mejor balance entre la vida laboral y la vida personal. Sin embargo, termina sucediendo lo contrario y el poder desconectarse de lo laboral para poder disfrutar de otros aspectos de la vida es, para muchos, todo un reto.
Es momento de repensar si el estar siempre conectado es una ventaja competitiva en un entorno laboral cada vez más exigente. La realidad es que esta “ventaja” puede llevar al agotamiento. La calidad del trabajo y la creatividad deben ser nuestra prioridad, no simplemente la cantidad de tiempo que pasamos conectados.
Mito #4: Descansar es no hacer nada.
El descanso no radica únicamente en la inactividad. Implica cuidar de nuestro bienestar físico, mental y emocional. Es esencial incorporar ejercicio, momentos de soledad y actividades que nutran nuestras pasiones, lo que no solo reduce el estrés, sino que también aumenta nuestra capacidad para innovar y resolver problemas.
El descanso debe ser integral, abarcando aspectos físicos (como el sueño y el ejercicio), mentales, emocionales y sensoriales. Dormir adecuadamente y mantenernos activos son claves para oxigenar nuestro cerebro y mejorar nuestra capacidad de concentración.
Beneficios del Descanso
El reconocer la importancia del descanso y la incorporación de hábitos personales que nos permitan un adecuado tiempo de desconexión y recarga puede permitirnos experimentar una serie de beneficios significativos.
Aumenta la creatividad
Todos podemos estar de acuerdo con que cuando estamos agotados, es difícil ser creativo. Cuando estamos cansados o bajo excesiva presión, el cuerpo experimenta un estado de alerta y se enfoca en “sobrevivir”, por lo que entramos en un pensamiento tipo túnel que dificulta la creatividad. Un descanso adecuado estimula nuevas ideas y enfoques.
Mejora las relaciones interpersonales
Cuando estamos descansados podemos ser más pacientes, tolerantes y empáticos. Al estar menos estresados, nuestras interacciones tienden a ser más positivas y efectivas.
Mayor resiliencia emocional
El descanso contribuye a una mejor respuesta ante los desafíos diarios.
Disminuye el riesgo de accidentes
Un cuerpo descansado y una mente clara son fundamentales para actuar de manera segura y eficiente. Se ha demostrado que la deprivación de sueño de 20 horas puede ser tan nociva para los reflejos como dos bebidas alcohólicas.
¿Qué pueden hacer las organizaciones para promover una mejor relación con el descanso?
Examinar la cultura
Hay culturas organizacionales que promueven y refuerzan el estar siempre conectado. Una cultura donde todo es importante y donde se espera respuesta inmediata a correos electrónicos que se envían fuera de horario laboral, es una cultura que puede desgastar la energía y la productividad de los colaboradores.
El estar siempre ocupado tiende a verse como un elemento de estatus, sin cuestionar en qué se está ocupando el tiempo. En mi experiencia como coach he encontrado que en ocasiones el estar siempre ocupado obedece a una falta de claridad estratégica (cuando no sabemos qué es lo realmente importante, todo parece importante), incapacidad para delegar y desarrollar un equipo de trabajo (si lo hago yo lo hago más rápido) o al repetir patrones culturales sin que necesariamente generen algún beneficio (si mi jefe está conectado y escribiendo correos un domingo en la tarde, se espera que yo haga lo mismo).
Cuidar los mensajes que envían sus líderes
Los líderes son el moldeador de cultura por excelencia. Si la organización tiene la costumbre de promover a los que trabajan largas horas (sin medir su efectividad), a los que están siempre disponibles (sin medir la calidad de su trabajo) o quienes están siempre ocupados (pero que no saben identificar prioridades) se está reforzando un modelo que atenta contra la productividad sostenible y que promueve el agotamiento de la fuerza laboral. Recordemos que los líderes son el modelo de los comportamientos esperados en una organización, por lo que, si queremos un mejor balance, es crítico identificar a aquellos que son un modelo de balance.
Promover espacios para el trabajo con alto enfoque
Diversos estudios han concluido que las personas no tenemos la capacidad de atender efectivamente diferentes tareas al mismo tiempo. El “multitasking” atenta contra la productividad, y uno de los mayores distractores es el correo electrónico. Dejar lo que estamos haciendo para contestar un correo electrónico es una distracción importante que rara vez tomamos en consideración cuando al terminar el día nos preguntamos por qué sentimos que no fuimos tan productivos como esperábamos.
Actualmente las organizaciones están experimentando con días sin reuniones o días sin correo electrónico que permitan dedicar el tiempo al trabajo que requiere alto enfoque. Estos espacios, aunque no necesariamente son un descanso, contribuyen a minimizar el desgaste del multitasking.
Obligue a la desconexión
Según una encuesta realizada a 1.500 empleados estadounidenses por la empresa de tecnología financiera Sorbet, casi dos tercios (62%) de los estadounidenses no utilizan todo su tiempo libre remunerado. Promover políticas que garanticen tiempo de descanso de calidad, sin la “penalidad social” por la desconexión, puede no sólo elevar la productividad, sino mejorar la fidelidad de los colaboradores y reducir los costos por incapacidades (¡Sí! El descanso también puede contribuir a mejorar la respuesta inmune).
Mida lo que realmente importa
Medir y visibilizar la contribución y la productividad por encima del tiempo es un elemento vital si queremos construir organizaciones que promuevan un buen balance entre productividad y descanso. Deben definirse metas con claridad y que sean razonables de alcanzar haciendo un buen uso del tiempo disponible en una jornada laboral. Muchas veces, cuando se fijan las metas pensamos que, con más tiempo invertido podemos lograr más. Sin embargo, llega un momento donde para alcanzar objetivos más agresivos, debemos invertir en otro tipo de recursos, no sólo tiempo.
Sylvia González, Gerente de Consultoría en Capital Humano de Grant Thornton