Pelea con Castro augura problemas para cultivos de Florida
Bloomberg | Lunes 02 mayo, 2016
El fruticultor de cítricos de Florida Dan Richey está preocupado por una invasión de frutas de Cuba.
“Tienen un clima mejor que el nuestro y la misma estación de cultivo”, dijo Richey, que posee 1.600 hectáreas en su mayor parte de pomelo cerca de Vero Beach. “Podrían convertirse en el competidor de bajo costo que está aquí nomás, a la vuelta de la esquina”.
Mientras recién comienza el deshielo diplomático, el presidente Barack Obama busca tender lazos comerciales más estrechos con Cuba, lo que marcaría el fin de cinco décadas de sanciones que dejaron al país necesitado de efectivo y casi sin cambios desde la revolución de Fidel Castro de 1959. Esto allana el camino para más inversiones agrícolas en la isla caribeña ubicada sólo 145 kilómetros al sur de Florida.
Los cubanos han sido más compradores que competidores porque consumen alimentos en su mayor parte importados y ya reciben granos del medio oeste.
Pero la ampliación de la actividad rural en el país plantea una nueva amenaza a Florida, el primer productor estadounidense de caña de azúcar, naranjas y tomates frescos. Cuba en otra época fue un importante proveedor de azúcar, frutas y vegetales y, con tierras libres de productos químicos modernos o semillas genéticamente modificadas, está atrayendo la atención de los productores de alimentos orgánicos.
“La plena apertura del comercio y las relaciones comerciales con Cuba tendrá una incidencia más significativa en la agricultura de Florida que en cualquier otra cosa en la historia del estado”, dijo William Messina, economista agrícola de la Universidad de Florida en Gainesville.
Los acuerdos comerciales fueron blanco de críticas en la campaña presidencial de este año. Los candidatos de ambos partidos condenaron el impacto que tendrán en el empleo cuando las industrias nacionales se vean obligadas a competir con importaciones más baratas, en especial las subsidiadas por gobiernos extranjeros o producidos bajo menos normas ambientales o de lugares de trabajo que en los EE.UU.
Desde 2014, cuando Obama tomó medidas para normalizar las relaciones diplomáticas, los grupos agrícolas se han trasladado en gran número al sur. Las compras cubanas podrían significar $1.100 millones de ventas anuales para los agricultores estadounidenses, calcula el Departamento de Agricultura de los EE.UU. (USDA, por sus siglas en inglés). Pero la perspectiva de más ventas de granos eclipsó la preocupación de los productores que eventualmente podrían competir con la isla una vez que aumente la producción de los cultivos.