Qué papel jugó la masonería en la independencia de los países de América Latina (y cómo influyó que Bolívar fuera masón)
Paula Rosas - BBC News Mundo | Sábado 05 julio, 2025

El secretismo que envuelve a la masonería alimenta todo tipo de teorías de la conspiración.
En el imaginario colectivo se les acusa de mover los hilos de poder y las finanzas internacionales, de promover revoluciones y de manejar el timón de la historia.
Su forma asociativa jerarquizada y llena de antiguos y estrictos rituales hizo que fuera prohibida por la Iglesia católica, que aún considera que su doctrina es irreconciliable con la pertenencia a una logia masónica.
Pocas instituciones están más envueltas en misterio y han producido más mitos.
Uno de ellos es que la masonería ejerció una influencia intelectual fundamental en la Revolución Francesa y en las guerras de independencia, llevando las ideas liberales y de la Ilustración a la emancipación de las naciones emergentes, entre ellas Estados Unidos y los países de América Latina.
Simón Bolívar, Francisco Miranda, Bernardo O'Higgins, José de San Martín… La leyenda atribuye a los libertadores una filiación masónica, y a la masonería en general un papel fundamental en los procesos de independencia de los países latinoamericanos.
Pero, ¿cuánto hay de leyenda y cuánto de realidad?
Según el investigador chileno Felipe del Solar, quien ha estudiado a fondo el tema, hubo masones que lucharon por la independencia, y las logias sirvieron de modelo para la creación de sociedades secretas que permitieron a las élites criollas agruparse en las colonias y enfrentar la crisis de la corona española. Pero atribuir a la masonería el logro de la independencia, valora, es "propaganda".
"En los centenarios de las independencias, la masonería se apropió de los próceres y aseguró que todos eran masones, pero es parte de una mitología que la propia masonería creó", le explica a BBC Mundo el historiador.
En realidad, asegura el académico, "el único caso documentado de héroe de la liberación que fuera masón es el de Bolívar". Y las pruebas documentales tampoco hacen pensar que su participación en la masonería fuera mucho más allá del rito de iniciación.

Cómo llegó la masonería a América Latina
Las primeras logias masónicas que se fundaron en América central y del sur se establecieron en la zona del Caribe a mediados del siglo XVIII.
El continente era entonces parte de los distintos imperios que tenían presencia allí, como el español, el francés, el británico o el holandés. "En esta época se trata fundamentalmente de masonería colonial, en la que hay una presencia casi nula de miembros locales. Es un instrumento de expansión de los imperios", explica Del Solar.
La masonería había surgido en la Edad Media europea en los gremios de canteros. Sin embargo, no fue hasta el siglo XVIII que estas asociaciones fraternales se establecieron en la encarnación moderna que conocemos hoy, influidas por las ideas de la Ilustración del Siglo de las Luces y con el objetivo de buscar lugares de encuentro para debatir ideas filosóficas, religiosas y políticas.
Mientras que en el imperio británico y en el francés la masonería adquiría fuerza e influencia y las logias florecían en sus colonias, en la católica España esta institución había sido prohibida desde 1751 y era perseguida por la Inquisición.

"En el mundo hispánico, la masonería era la nueva herejía del siglo XVIII, que se asimilaba a los filósofos y a la idea de la Francia revolucionaria posteriormente", señala Felipe del Solar, que centró su tesis doctoral en este tema.
En esos años surge, según el investigador, la idea del "fantasma de la masonería", una suerte de espectro que encarna los males del imperio a pesar de que la institución apenas tuviera presencia en España o sus colonias.
Más de un siglo después, el dictador Francisco Franco seguía achacando a una supuesta "conspiración judeomasónica comunista" cualquier contratiempo que afectara a España.
De esta forma, en los territorios españoles en América, las primeras logias que se fundaron tuvieron una vida muy corta.
La primera de la que existe rastro documental es la de "Las tres virtudes teologales", que se creó en Cartagena de Indias, en Colombia, en 1908, pero que fue rápidamente descubierta.
Su fundación coincide con la invasión de España por las tropas napoleónicas, cuando, por la influencia francesa, empiezan a aflorar distintas logias en la península, que los criollos llevan a América.
Se fundan entonces unas veintena de ellas en la metrópoli, así como distintas sociedades secretas como la Sociedad de Caballeros Racionales en Cádiz, sobre la que los expertos no se ponen de acuerdo en si era realmente una logia masónica o si se trataba de una organización secreta que usaba las fórmulas y ritos de la masonería.
"Esa logia se devuelve a América, y funda una sociedad similar en México y otra en Buenos Aires, que después recibe el nombre de Logia Lautaro", explica Felipe del Solar.
La Logia Lautaro
La Logia Lautaro, que debe su nombre a un caudillo mapuche y que tuvo distintas filiales, entre ellas en Santiago de Chile, fue una sociedad secreta que permitió a la oposición organizarse con un objetivo claramente independentista. A ella perteneció José de San Martín, el general y político que lideró la independencia de Argentina y Chile, y también Bernardo O'Higgins, conocido como uno de los "Padres de la Patria" de Chile.

Según el académico y masón chileno-israelí Leon Zeldis, no existe prueba documental de que ni San Martín ni O'Higgins fueran masones, según explica en su ensayo "La contribución de la masonería a la independencia sudamericana, un enfoque basado en hechos".
El mismo espíritu libertario, fraternal e igualitario que contribuyó al desarrollo de logias masónicas y les dio una base filantrópica "también influyó a los líderes de los movimientos independentistas sudamericanos, sin implicar necesariamente que fueran miembros de organizaciones masónicas", explica.
El objetivo de la Logia Lautaro "no fue implantar una gran república en la América española sino varias monarquías de tipo constitucional con príncipes de las principales dinastías europeas", argumenta el investigador Emilio Ocampo, de la Universidad de Buenos Aires, en un ensayo sobre el papel de la masonería en el proceso de independencia.
Como sucede con la Sociedad de Caballeros Racionales, los investigadores difieren en si esta logia, que usaba símbolos y rituales prestados de la masonería y tenía entre sus miembros a masones, fue masónica o no.
Para Felipe del Solar, "en realidad eran sociedades secretas a las que la masonería había entregado un modelo asociativo que se reprodujo de distintas maneras en distintas latitudes". Estos grupos podían haberse convertido en logias masónicas propiamente dichas, "pero no era una época para que la masonería se institucionalizara en América Latina porque tenía muy mala fama", según el historiador.
Estas sociedades secretas se convierten en la antesala de los partidos políticos en ese contexto de desintegración del antiguo régimen. Sirven para unir facciones que buscan tomar el poder y generar reformas.

Curiosamente, son la propaganda antimasónica del imperio español y los libros que se escriben para denunciar los ritos y formas de organización de la masonería y evitar que se propague, los que dan un modelo a los criollos para crear las sociedades secretas en las que se cuece el germen de la independencia.
"La independencia no se explica por estas agrupaciones", asegura Del Solar, pero ayudan a que sea irreversible. Por ejemplo, en las Provincias Unidas de Buenos Aires, lo que hoy conocemos como Argentina, "la Logia Lautaro estaba en el poder en un momento de cambio y propició que esos cambios fueran irreversibles", afirma el experto.
Para que las verdaderas logias masónicas se institucionalizaran en América Latina tuvieron que pasar al menos 30 años, ya que no fue hasta mediados del siglo XIX que la masonería se funda y se convierte en un poder político importante con la llegada de los gobiernos liberales en el continente.
Sucede, por ejemplo, en México, donde se crearon varias logias después de la independencia, y donde hubo muchos presidentes masones.
Masón fue, por ejemplo, Benito Juárez, "que fue el primero en elaborar leyes laicas en un país eminentemente católico, que son un modelo de leyes laicas a nivel mundial", explica Felipe del Solar.
En Cuba, aunque se formaron algunas logias tempranas "con una masonería más bien colonial y no revolucionaria", no es hasta finales del siglo XIX que la institución toma peso y apoya la independencia de la isla.
Bolívar, masón
La mayor parte de los Libertadores pasaron parte de sus vidas en Europa y Estados Unidos, donde se impregnaron de las ideas filosóficas y políticas de la época.
En muchos países latinoamericanos pervive la idea de que gran parte de estos luchadores por la independencia se unieron a logias masónicas.
A Francisco de Miranda, por ejemplo, se le atribuye el papel de haber introducido en la masonería a otros patriotas latinoamericanos en Londres, donde vivió 13 años y donde creó la sociedad revolucionaria "Gran Reunión Americana".

Pero, de acuerdo con León Zeldis, "el peso de las pruebas demuestra que Miranda no fue masón, por lo que la sociedad que fundó no era una logia masónica".
Según Felipe del Solar, solo se cuentan con pruebas documentales de dos de los libertadores: Simón Bolívar y el líder chileno José Miguel Carrera.
Bolívar se inició en la Logia de San Alejandro de Escocia en París, "en el undécimo día del undécimo mes del año masónico de 5805, que se corresponde al 11 de enero de 1806", según León Zeldis. El documento que lo acredita está guardado en el archivo de la logia del Supremo Consejo de Venezuela del Grado 33.
"Las credenciales masónicas de Bolívar son incuestionables", señala Zeldis. Sin embargo, continúa, "parece que la masonería no jugó ningún papel en sus escritos ni en sus actividades".
No existen pruebas, por ejemplo, que se afiliara a ninguna de las 30 logias que existían en Venezuela, la Gran Colombia y Ecuador.
Es más: Bolívar llegó a prohibir en 1928 todas las sociedades secretas, incluida la masonería, cuando descubrió un complot en su contra.
Así que, ¿fue la masonería una influencia importante en su vida, sus ideas y sus acciones? La respuesta más probable, según Del Solar, es no.
En cuanto a José Miguel Carrera, se inició en la Logia Número 1 de Saint John en Nueva York, "donde conoce a grandes comerciantes y vendedores de armas y gracias a los contactos que genera en estas logias logra armas, dos fragatas con militares y viene a América del Sur a llevar la independencia", explica el investigador chileno.
La masonería le abrió esas puertas, pero los comerciantes no ayudaron a Carrera por ser masón, "sino que vieron en su campaña un buen negocio", argumenta Del Solar.
Hoy se calcula que hay unos 350.000 masones en América del Sur y Centroamérica, con un nivel de influencia muy relativo para cada país.
En Chile, por ejemplo, en las décadas de 1940 a 1960, cuatro de los cinco presidentes que tuvo el país eran masones, así como más de la mitad del Parlamento, jueces o policía, recuerda Felipe del Solar. "Era un poder impresionante".

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