¿Se vale fracasar dando pelea, en un mercado competitivo?
Federico Li fli@uned.ac.cr | Viernes 14 abril, 2023
La evidencia del desarrollo de un país pasa por la creación de la investigación, desarrollo e innovación (I+D+I) sea en el campo de la medicina, bioquímica, agricultura, maricultura, ganadería, física, alimenticia, química, siendo por supuesto lo más recientemente en los últimos cincuenta años las tecnologías de la información y comunicación, entre otras. ¿Tiene Costa Rica las condiciones para permitirse el desarrollo de Start-Up de alto riesgo o no? La intensidad innovadora, así como emprendedora se debe propiciar desde la cultura empresarial, esta puede ser contraria y frustrante para los innovadores de alto riesgo. ¿Pueden los emprendedores de proyectos tecnológicos escalables, con grandes posibilidades de crecimiento, pero con alto riesgo, operar en el entorno costarricense?
Muchos jóvenes, y otros no tanto, tienen ideas creativas, audaces, verdaderamente innovadoras que requieren de un impulso inicial, pero este no se concretará nunca sino hay inversores que se quieran jugar la osadía de desafiar. En parte para paliar esta cultura empresarial, existen en las universidades el modelo de Spin-off, para el apoyo de estas Start-up, que minimicen el riesgo al fracaso.
Por otro lado, la cultura empresarial imperante en Costa Rica castiga casi a perpetuidad el fracaso de una persona emprendedora, lo que apaga es espíritu innovador, y la empresariedad transita por la senda de lo seguro, que, a su vez, es lo tradicional, lo conocido siendo lo de siempre, lo cual será poco rentable como de bajo valor agregado.
Para que Costa Rica despunte, y estar en la vanguardia en el I+D+I, es aumentar las patentes generadas. Crear Start up, requiere un entorno que permita el arriesgar capital con los emprendedores desde el Estado, el sector empresarial y desde la academia por medio del modelo de Spin-off, desde el sector privado. Para ello es imprescindible crear verdaderos fondos de capital riesgo así como capital semilla a través de Fondo de desarrollo para las MiPymes, Sistema de Banca de Desarrollo, Promotora del CONICITT, Instituto Nacional de la Mujer, Instituto Mixto de Ayuda Social, del Ministerio de Ciencia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones, entre otras instituciones. Se requiere apostar fuerte en este ámbito si queremos salir de la modorra del bajo crecimiento del PIB.
Toda deuda implica el riego cruzado, del deudor que la solicita, gestiona el proyecto así como del acreedor que otorga el crédito para lo cual cobra intereses con base al riesgo en que incurre; ambas partes son conocedoras de las circunstancias en que transan. La quiebra fraudulenta es penable, pero el fracaso en buena lid debe acabar su sanción en el plazo más corto posible. Por tal razón, que se torna urgente, que de una vez por todas eliminen las sanciones perpetuas al fracaso, y también dimensionar otras. Por ejemplo: eliminar las manchas crediticias a los 4 años de que la deuda tuvo que ser cancelada y no se hizo.
Para avanzar a un mayor ritmo, hay que generar productos esenciales para el entramado tecnológico mundial y eso requiere apostar por la innovación y asumir riegos. De nada vale tener universidades excelentes, sistema de banca para pymes, incentivos fiscales, atraer IED, si se invierte en la innovación.
La política industrial actual apunta, únicamente a generar mano de obra y a que Costa Rica reproduzca lo que el mundo ha creado. Si el país pretende crecer a otro ritmo, se requiere crear para el mundo, que nuestra producción en vez de ir con la leyenda: “Hecho en Costa Rica”, se etiquete con una que señale: “Hecho por Costa Rica”.
Para lograr esto se puede emular lo que hacer lo países más avanzados, dejan a la universidades el desarrollo de la innovación y nuevas tecnologías, que estas a sus vez las traspasan a la empresa privada, pero la paradoja es que aquí en Costa rica, cada vez se viene cercenando a las universidades, fuentes de desarrollo tecnológico, económico y social.