"Seaspiracy": verdades e imprecisiones del documental de Netflix sobre el impacto de la pesca en los océanos
Equipo de verificación de datos - BBC News | Martes 27 abril, 2021
Un documental sobre el impacto de la industria pesquera en la vida marina y los océanos ha provocado un gran debate.
Muchos espectadores han dicho que no volverán a comer pescado después de haber visto la película, y han expresado su asombro por la envergadura de la pesca industrial.
Otros han argumentado que simplifica en exceso una cuestión compleja: muchas comunidades dependen de la pesca para su sustento y para alimentarse, y de hecho practican métodos de captura sostenibles.
Analizamos algunas de las principales afirmaciones del documental Seaspiracy de Netflix.
"Los océanos estarán prácticamente vacíos en 2048"
"Si las tendencias actuales de pesca continúan, veremos los océanos prácticamente vacíos en el año 2048", sostiene Ali Tabrizi, director y narrador de la obra.
La afirmación procede originalmente de un estudio de 2006, y la película hace referencia a un artículo de The New York Times de esa época, con el titular "Un estudio prevé el 'colapso global' de las especies de peces".
Sin embargo, el autor principal del estudio pone en duda que se utilicen sus resultados para sacar conclusiones hoy.
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"El artículo es de 2006, han pasado ya 15 años, y la mayoría de los datos que contiene son de hace casi 20 años", declaró a la BBC el profesor Boris Worm, de la Universidad de Dalhousie, en Canadá.
"Desde entonces, hemos visto cómo se han incrementado los esfuerzos en muchas regiones para recuperar las poblaciones de peces".
Hay muchos ejemplos de poblaciones sobreexplotadas, captura de peces no deseados y pérdida de hábitat, así como problemas de contaminación y cambio climático, según el profesor Worm.
Pero señala que también hay "innumerables esfuerzos en marcha para reparar el daño que se ha hecho".
Otros expertos han discrepado de las afirmaciones originales del estudio de 2006.
Según el experto en pesca Michael Melnychuk, de la Universidad de Washington, Estados Unidos, se hizo una "extrapolación poco realista, que iba más allá de los límites de los datos disponibles".
Dice que el estudio no fue bien recibido por la comunidad científica relacionada con la pesca y que este parecer "ha persistido desde entonces".
"No cabe duda de que la sobrepesca es un problema en muchas regiones del mundo, pero en las regiones en las que las normas de gestión de la pesca se basan en pruebas científicas y se aplican correctamente, la mayoría de las poblaciones de peces están bien", asevera Melnychuk.
"Casi el 50% del plástico de la isla de basura del Pacífico son redes de pesca"
Uno de los temas principales del documental es el impacto de la industria pesquera en los océanos y la contaminación causada por las redes y equipos de pesca desechados.
La película señala a la gran isla de basura del Pacífico, un enorme montón de desechos flotantes en dicho océano que contiene muchas redes.
"Oímos hablar mucho de esto... El 46% de ella son redes de pesca desechadas, que son mucho más peligrosas para la vida marina que nuestras pajitas de plástico", afirma el ecologista George Monbiot, colaborador del documental.
El estudio citado sí llega a esta conclusión, pero necesita de algo de contexto.
"Los aparejos de pesca son en su mayoría grandes: las boyas, las jaulas y las redes", afirma el autor del estudio, Boyan Slat. "Esta basura se fragmenta mucho más lentamente y también es muy flotante; es el principal candidato a quedarse enganchado en la gran isla de basura del Pacífico".
Otros plásticos "finos", como las bolsas y las pajitas, también llamadas popotes o pitillos, tienden a desintegrarse y hundirse, hasta llegar al fondo marino.
"Las pajitas de plástico sólo representan el 0,03% del plástico de los océanos"
Tabrizi sentencia en la película que una campaña mundial para prohibir el uso de pajitas de plástico "sería como intentar salvar la selva amazónica y detener la tala de árboles boicoteando los palillos de dientes".
La estadística —el 0,03% del plástico de los océanos son pajitas— se basa en dos estudios destacados en el documental, uno dirigido por Jenna Jambeck, de la Universidad de Georgia, en EE.UU., y otro por dos científicos australianos, Denise Hardesty y Chris Wilcox.
El estudio del profesor Jambeck es de 2015 y ofrece una estimación global sobre la "masa de plástico que entra en el océano desde tierra".
Y la otra investigación es un cálculo de la cantidad de pajitas en las costas de todo el mundo.
Parece que se ha hecho un cálculo utilizando estos resultados.
La cifra del 0,03% también fue citada en un artículo de opinión del medio económico Bloomberg en 2018.
Se trata en gran medida de una estimación, y el profesor Jambeck afirmó que nadie sabe realmente qué cantidad es de pajitas, pero los expertos coinciden en que es ciertamente mucho menos que los equipos de pesca arrojados.
El profesor Hardesty no cree que las pajas sean un problema mayor que los aparejos de pesca perdidos, pero los riesgos que plantean las redes son claramente un problema importante.
"Los instrumentales de pesca abandonados o perdidos suponen un daño medioambiental considerable para las especies costeras y marinas", afirma, "y sabemos mucho más sobre el riesgo de enredo que sobre el riesgo de ingestión (de otros objetos) para la fauna".
"Los microorganismos absorben cuatro veces más CO2 que el Amazonas"
Esta afirmación se refiere al importante papel que desempeñan los océanos en la lucha contra el calentamiento global.
Los organismos microscópicos del océano, llamados fitoplancton, absorben dióxido de carbono y liberan oxígeno, al igual que las plantas.
El documental hace referencia a un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) que calcula que "esto equivale a la cantidad de dióxido de carbono (CO2) capturada por 1,70 billones de árboles, es decir, el valor de cuatro bosques amazónicos".
Los expertos dicen que la cifra es más o menos correcta, e incluso podría ser una subestimación.
"Es justo decir que, en todo el océano, el fitoplancton absorbe unas cuatro veces más dióxido de carbono que el Amazonas", afirma B.B. Cael, científico del Centro Nacional de Oceanografía de Southampton, Reino Unido.
Y Cael informa de que los océanos pueden almacenar carbono durante mucho tiempo.
"Una parte del carbono absorbido por el fitoplancton se hunde en las profundidades y permanece allí durante cientos o miles de años hasta que el océano lo devuelve lentamente a la superficie.
"Una cantidad mucho menor del carbono absorbido por los árboles es atrapada desde la atmósfera durante ese tiempo", asegura Cael.
Investigaciones recientes también han demostrado que algunos tipos de fitoplancton absorben mejor el carbono que otros.
Un estudio realizado en 2020 examinó la aparición anual de fitoplancton —la floración primaveral— y descubrió que los grandes, que son los más eficaces para absorber CO2, eran bastante menos frecuentes de lo que se pensaba.
"Esto repercutirá definitivamente en el modelo de los flujos de carbono", analiza el microbiólogo de la Universidad Estatal de Oregón, EE.UU., Steve Giovannoni.
Otro estudio publicado en 2020 analizó lo que se llama la "bomba biológica": cuando el plancton muere, cae a las profundidades del océano, retirando el carbono de la superficie y almacenándolo.
"Si los océanos profundos no almacenaran tanto carbono, la Tierra sería aún más cálida de lo que es hoy", escribió su autor Ken Buesseler.
"Estimamos que la bomba biológica transporta desde la superficie del océano el doble de carbono de lo que se creía", afirmó Buesseler.
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