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Miércoles, 13 de noviembre de 2024



INVERSIONISTA


Sin miedo a emprender

| Lunes 01 diciembre, 2014




Sin miedo a emprender

Zach Weisenthal es un niño de 13 años con mucha personalidad. Vive en Maryland con sus padres y su hermana, asiste a la escuela como cualquier estudiante y tiene su propia compañía de diseño web.
ZachsWebDesings.com cuenta con un portafolio de trabajos, un mecanismo de consulta gratuita para clientes interesados y paquetes de servicios que van desde $35 hasta $699. ¿Cómo es que un niño de 13 años maneja su propia compañía?
En un artículo en la revista Entrepeneur, Jason Weisenthal cuenta cómo su hijo desde pequeño ha emprendido sus propios negocios, desde pasear perros y palear nieve, hasta diseñar un sitio de e-commerce que nunca se disparó. Es hasta ahora, con este nuevo proyecto, que sus esfuerzos han generado ingresos.
Pero el punto no es cuán millonaria es la idea, sino el valor educacional que tiene para un niño perseguir su pasión y convertirla en algo provechoso.
¿Cuántas veces han llegado nuestros hijos o hijas a comentarnos sobre una idea de negocio que se les ocurrió? ¿Cuántas veces los hemos impulsado a que traten?
Ciertamente los niños en su inocencia no están conscientes de todo lo que implica construir un negocio exitoso, y nosotros como padres les queremos enseñar a ser responsables de sus decisiones. Pero ¿qué mejor manera de enseñarles el valor de la responsabilidad que dejándolos emprender un proyecto propio?
Zach en este tiempo ha aprendido a comunicarse con clientes, a negociar y a cumplir con contratos.
¡A los 13 años! Sin duda esto le da una ventaja enorme a la hora de entrar a la universidad, porque no importa cuán monótonas sean sus clases —el espíritu emprendedor que su padre le sembró desde pequeño— marcará la diferencia. Zach ha aprendido a equivocarse y corregir, pero nunca ha dejado de intentar. Este es el espíritu que conduce al éxito, no solo a una persona, sino a todo un país.
He insistido mucho con el tema del entrepeneurship porque veo un inmenso talento en los jóvenes costarricenses pero detecto un miedo enorme a arriesgarse. Todavía son pocos y pocas los que deciden materializar su idea y probar éxito en el mercado. Por supuesto que da miedo invertir y que no resulte, pero a mí me da más miedo que la mayoría tenga miedo. Es más fácil conseguir trabajo que hacer trabajo, pero el primero no existe sin el segundo.

Mónica Segnini
Empresaria
monica@desacarga.com







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