Sobre el Proyecto de “Fortalecimiento del Control Tributario”
Rafael Luna rluna@consortiumlegal.com | Lunes 22 mayo, 2023
Rafael Luna Rodriguez
Partner
Consortium Legal - Costa Rica
En términos generales, la creación y diseño de régimen legal de las sociedades anónimas y otras figuras similares alrededor del mundo, surgió como una respuesta para impulsar la economía.
Normalmente un accionista de una sociedad aporta (o arriesga) su capital a una empresa, con la esperanza de que le genere un beneficio económico en el futuro.
No obstante, puede ocurrir que la empresa no prospere y se pierda la inversión. Pero la citada pérdida se limita al capital que se arriesgó en la empresa, no significa que si después de aportar fondos a una empresa ésta no sale adelante, se tenga la responsabilidad de pagar cualquier deuda con el resto del patrimonio personal de quien apostó por un emprendimiento que resultó fallido.
En este sentido, la limitación de la responsabilidad de los accionistas al monto aportado (o apostado) persigue múltiples propósitos de carácter económico. Esa limitación de la responsabilidad resulta en un estímulo a la inversión, ya que si los socios o accionistas tuvieran una responsabilidad ilimitada con sus patrimonios personales, podrían ser reacios a invertir en la empresa, debido al riesgo potencial de pérdidas ilimitadas. Al limitar la responsabilidad al monto de sus aportes, los inversores tienen una mayor seguridad y esto puede fomentar la inversión y el crecimiento económico. Adicionalmente, sirve para hacer una distribución de riesgo, porque en una sociedad anónima, el riesgo de la inversión se distribuye entre todos los accionistas.
Si un accionista tuviera una responsabilidad mayor que su inversión, este equilibrio de riesgo se vería alterado. Evidentemente, sirve también como medida de protección del patrimonio personal. Al limitar la responsabilidad al monto de sus aportes, se protege el patrimonio personal de los accionistas. Esto es importante para fomentar la iniciativa empresarial, ya que protege a los inversores de la ruina financiera personal en caso de que la empresa tenga problemas. También, tiene como objetivo respetar la separación entre propiedad y gestión, dado que en la mayoría de las sociedades anónimas, los propietarios (accionistas) no están involucrados en la gestión diaria de la empresa.
Limitar su responsabilidad al monto de su inversión refleja esa separación y asegura que solo sean responsables en la medida de su control e influencia sobre la empresa. Por último, cabe señalar que esa limitación de la responsabilidad facilita la transferencia de acciones, lo cual es fundamental en una economía global. Si la responsabilidad no se limitara al monto de los aportes, cada venta de acciones implicaría un riesgo potencial para el comprador de asumir responsabilidades desconocidas.
Esto haría que la compra y venta de acciones fuera mucho más compleja y difícil, limitando la liquidez de estas. Por lo tanto, la limitación de la responsabilidad en las sociedades anónimas es una herramienta esencial para promover la inversión y el crecimiento económico, distribuir el riesgo de manera efectiva y proteger los activos personales de los inversores. En este sentido, el proyecto de “Fortalecimiento del Control Tributario” que acaba de presentarse por parte del Gobierno, viene a romper todos estos principios, ya que extiende la responsabilidad tributaria a los socios o accionistas de cualquier empresa, incluso sobre sus patrimonios personales.
Si bien es entendible que la Administración Tributaria busque formas para garantizarse el cobro de los impuestos, no debe hacerse a costa de una modificación de las razones fundamentales que llevaron a la creación de las sociedades anónimas y figuras similares, que se crearon para fomentar la inversión y el desarrollo económico, limitando la responsabilidad a los aportes. Este Proyecto, de aprobarse en la forma en que está redactado, no solo puede afectar seriamente la inversión extranjera y local, sino que supone un cambio drástico de las reglas que gobiernan la economía y las transacciones económicas en la realidad de un mundo globalizado. Como corolario, habría que decir como tantas otras veces, que el fin no justifica los medios.