Sostenibilidad+Ética Corporativa=Rentabilidad empresarial
Silvia Chaves schavesh@bncr.fi.cr | Martes 01 septiembre, 2020
La banca sostenible genera prosperidad sus “stakeholders”. Pero esto necesariamente pasa por crear un sistema robusto de ética corporativa con directrices y reglas claras y contundentes para accionistas, la cúpula gerencial de la organización, empleados, proveedores, socios comerciales y demás grupos que se ven afectados (positiva y negativamente) por la actividad de la organización.
¿Cuántas empresas que han visto su ética cuestionada son rentables hoy? ¿Cuántas han desaparecido?
En nuestras latitudes los conceptos de sostenibilidad, compliance y gobierno corporativo son relativamente nuevos presentado retos importantes para cualquier tipo de organización incluyendo la banca. La robustez del sistema de compliance y sostenibilidad es directamente proporcional al nivel de confianza de los inversionistas. La confianza en la organización bancaria es uno de los pilares de su rentabilidad.
Esto podemos traducirlo en una fórmula: Sostenibilidad + Ética Corporativa + Gobierno Corporativo = Rentabilidad empresarial. Lo importante es establecer la hoja de ruta clara. Una forma de hacerlo es entender y aplicar las directrices y políticas de gobierno corporativo de la OCDE, precisamente ahora que Costa Rica es miembro representando una valiosa oportunidad de mejora para las organizaciones bancarias del país.
La OCDE enseña que las políticas de gobierno corporativo tiene un papel importante para alcanzar objetivos económicos más amplios ligados a la confianza de los inversores. A mayor confianza la inversión crece lo que potencialmente se traduce en una empresa más rentable y robusta.
El objetivo de la OCDE es promover políticas que favorezcan la prosperidad, la igualdad, las oportunidades y el bienestar para todas las personas; para lograrlo sus principios son punto de obligada referencia para las empresas estando calificadas como una de las doce normas fundamentales para garantizar sistemas financieros sanos generadores de inversión.
Con base en esos principios y directrices, el llegar a esta meta pasa por considerar elementos que tradicionalmente no se tomaban en cuenta hace unas décadas: los criterios de los empleados, las necesidades de las partes interesadas, temas relevantes como el medio ambiente, derechos humanos, la ética empresarial y, especialmente, las prácticas anticorrupción.
La meta no es generar una rentabilidad, sana para que incremente el valor de la marca corporativa en lugar de cuestionamientos que socaven su reputación e imagen con la consecuente pérdida de mercado. Una banca sana y sostenible genera valor para todos.
Dicho de otra forma, un gobierno corporativo robusto y éticamente consciente es la herramienta idónea para potenciar la confianza de los accionistas. Se precisan mecanismos eficaces de control y verificación, así como estrategias de educación sobre la importancia del gobierno y ética corporativa. Hay que lograr un compromiso de la cúpula y las bases de la organización.
La imagen positiva que resulta de lo indicado en párrafos anteriores es solo una parte del camino, el reto adicional es mantenerla a largo plazo. Las normas de gobierno y ética corporativa deben ser creíbles y revisadas con rigurosidad. Es fundamental el desarrollo de mecanismos de control y de supervisión eficaces alineados con principios de gobierno corporativo internacionalmente aceptados.
Cualquier empresa que desee ser la número uno, debe imprimir en su ADN que la competitividad necesita contar con un gobierno corporativo que pase del papel a la realidad, que promueva el trabajo en equipo, donde cada parte interesada (p.e. accionistas, inversionistas, trabajadores, clientes, proveedores, comunidad etc.) hombro a hombro construyan empresas rentables.
Jamás la rentabilidad debe excluir la ética porque las empresas éticamente conscientes son rentables y contribuyen a la construcción de economías más prosperas para todos.