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Un día de la Tierra para recapacitar

Mercedes Sancho Rubí jgutierrez@ecija.com | Miércoles 29 abril, 2020

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Mercedes Sancho Rubí, socia ECIJA Costa Rica

La mejora de la calidad del aire, en las aguas y en el ambiente en general que hemos presenciado en estos días lastimosamente son sólo temporales, derivadas de una aguda desaceleración económica, pero nos debe llevar a tomar medidas ambientales severas que permitan conservar la única Tierra que tenemos.

Hace un mes no pensamos el poder conmemorar un Día de la Tierra bajo las actuales circunstancias que enfrentamos ante el COVID-19. La pandemia del coronavirus, ha causado devastación y dificultades inimaginables y ha detenido casi por completo nuestro estilo de vida, pero también conlleva aspectos positivos (y otros no tan eficientes) sobre el medio ambiente.

Uno de ellos es que antes de esta emergencia mundial ya se tenían sobre la mesa la puesta en marcha de tratados regionales ambientales y rescatamos la valiosa aprobación en tiempos del COVID-19 del Acuerdo de Escazú que es un Instrumento internacional histórico sobre derechos humanos ambientales de América Latina y el Caribe y que garantiza a la ciudadanía acceso a la información ambiental, participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales, la justicia ambiental y la paz.

Este acuerdo fue negociado por 24 países, firmado por 14 países en setiembre del 2018 y en el mes de marzo de 2020, a pesar de la crisis social y económica generada, tres nuevos países de Latinoamérica ratificaron el Acuerdo (incluyendo a Costa Rica). Con esas ratificaciones, el innovador tratado regional está cerca de las 11 necesarias para convertirse en realidad.

Por su parte a nivel internacional los impactos ambientales en términos de la contaminación del aire han sido positivos y visibles y así lo demuestran la NASA, la ESA (Agencia Espacial Europea) y la Agencia Ambiental Europea: la caída drástica de la concentración de dióxido de nitrógeno (NO2) en el aire en Wuhan, China y en aquellas zonas donde la cuarentena ha sido forzada (cayó a casi la mitad en Italia y caídas semejantes en Barcelona y Madrid). De esto podemos rescatar que las directrices internas de cada país, enfocadas a restringir el uso de vehículos, así como las de obligar al confinamiento y distanciamiento social lograron un impacto muy positivo en el ambiente.

Lastimosamente otros aspectos no tan positivos se presentan también sobre el escenario y cuya normativa y sanciones han quedado de lado temporalmente ante la prioridad de preservar la salud pública: el aumento en la cantidad de basura doméstica, la suspensión de los programas de reciclaje en países como Estados Unidos e Italia (debido al grado de propagación del virus en los centros de reciclaje y por la permanencia del foco de infección en los materiales reciclables) y otros como una alta contaminación de los mares con mascarillas y envases plásticos de productos de higiene, una mayor generación de deshechos médicos y peligrosos, así como la generación de un mayor consumo energético y emisiones de dióxido de carbono en los hogares por el uso aumentado de las computadoras, móviles y otros dispositivos.

De lo anterior podemos concluir que, si bien no es posible que el mundo avance en confinamiento para rescatar el ambiente, sí es posible que consideremos a futuro suscribir tratados y regulaciones más rígidas que permitan que el desarrollo de la economía crezca de la mano con la protección al ambiente.

Debería ser mandatorio, por ejemplo, que los sectores automotriz e industrial desarrollen estudios en aras de nivelar el concepto de calidad del aire (para evitar el desequilibrio por contaminantes nocivos para la salud y el medio ambiente). Debería también adoptarse a nivel de cada país el desarrollo integral de regulaciones que permitan que más sectores de servicios puedan teletrabajar más tiempo (, establecer restricciones vehiculares más rígidas, así como el planteamiento de reduciendo el consumo y el uso de sus autos) y leyes que exijan un desarrollo turístico más equilibrado y de mano para proteger el ambiente.

La mejora de la calidad del aire, en las aguas y en el ambiente en general que hemos presenciado en estos días lastimosamente son sólo temporales, derivadas de una aguda desaceleración económica, pero nos debe llevar a tomar medidas ambientales severas que permitan conservar la única Tierra que tenemos.

Cómo los seres humanos, estamos incumpliendo nuestro compromiso con el cuidado del ambiente, es tiempo de tomar las enseñanzas no solo a nivel regulatorio, sino algo tan simple como empezar desde nuestras casas y empresas reforzando la educación ambiental a nuestros hijos y trabajadores, adoptar una cultura de consumo más austera y tomar conciencia de que el recurso ambiental no es ilimitado.






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