Un abrazo a las madres…
| Viernes 15 agosto, 2014
¿Cómo conjugar en la vida actual, el derecho de las parejas a dejar de vivir juntas, si ya no quieren hacerlo, sin que por ello se destruya el binomio madre – padre que nunca debería dejar de serlo para los hijos?
Un abrazo a las madres…
Uno de los homenajes que rendimos hoy a las madres, es reflexionar acerca de cuál es el papel que les ha tocado desempeñar en el mundo actual.
Esto no porque los hombres no estén a su vez desempeñando el suyo, sino porque la naturaleza dotó a las mujeres con la maravilla de ser portadoras de la matriz donde se desarrolla la primera etapa de la vida de los seres humanos y esto marcó sus vidas siempre.
Hoy, la especie humana avanzó a un punto en que ambos (mujer y hombre) pueden ser proveedores y las mujeres pueden hacerlo desde diversas profesiones u oficios porque lograron, mediante extenuantes y dolorosas luchas, que dejara de existir la prohibición masculina que les impedía estudiar, formarse y ejercer la ciudadanía. Tener los mismos derechos y deberes.
Sin embargo, las mujeres se desempeñan ahora sin dejar por ello de ser las portadoras de esa matriz en donde ocurre la primera etapa de la vida.
Esa naturaleza, en la mayoría de los casos, la impregna de un profundo sentimiento hacia sus hijos y la lleva casi siempre a realizar cualquier otra actividad sin apartarse de su condición primordial de madre, que en un día como hoy celebramos.
Vivimos actualmente en una sociedad en donde hay muchas madres que crían a sus hijos solas, soportando el abandono del padre quien, aun si ya no quiere seguir compartiendo la vida con la madre de sus hijos, no debe renunciar a su condición de padre.
No obstante, como sabemos, muchos lo hacen, aunque haya otros que, al contrario, se convierten en padres – madres (cuando ocurre la separación de la pareja) por diversas razones.
Hoy las madres “jefas de hogar” como se les llama, (aunque en un hogar nunca debería haber un “jefe” sino, dos), suman a su tradicional condición de dar a luz y cuidar de sus hijos la de ser proveedoras, sin que el padre de los hijos de ambos comparta con ella las tareas propias de cuidar y educar a esos niños y adolescentes.
Cuando un padre se convierte en padre – madre, tiene que cumplir también en solitario todos los roles. Por eso no dejamos de mencionarlos hoy aunque tienen su propio día de celebración.
Así, cuando celebramos el Día del Padre, no debemos dejar de mencionar también a las madres – padres, cumpliendo igualmente en solitario todos los roles.
¿Cómo conjugar en la vida actual, el derecho de las parejas a dejar de vivir juntas, si ya no quieren hacerlo, sin que por ello se destruya el binomio madre – padre que nunca debería dejar de serlo para los hijos?
Seguramente, en el día en que celebramos a las mamás, ellas estarían felices de que encontremos a esto la mejor solución y, siguiendo con su condición, en buena medida se alegrarían porque con ello se beneficiarían sus hijos.