Una Costa Rica más eficiente
Jonathan Prendas jonathan.prendas@gmail.com | Lunes 20 abril, 2020
Son muchos los pensamientos, sugerencias o ideas, en torno al Covid-19, que se pueden apreciar en los medios y redes sociales. Un concepto recurrente es que si no salimos de la cuarentena con nuevas habilidades, otros conocimientos o con un buen libro leído, habremos desperdiciado el tiempo.
La frase tiene algo de verdad en cuanto a la necesidad de buscar maneras constructivas de enfrentar la crisis, pero refleja solo una perspectiva. Los cambios o actividades que se realicen en este período dependerán de nuestras realidades, requerimientos y circunstancias particulares. Hoy, mucha gente enfrenta la emergencia con una preocupación en mente: sobrevivir.
De manera individual, el aporte de cada uno de nosotros es acatar las recomendaciones de las autoridades sanitarias, mostrar solidaridad con quienes están pasándola mal a nuestro alrededor y, los que tenemos esa opción, trabajar con ahínco para aportarle nuestro esfuerzo y conocimiento al país.
Ante la crisis a la que nos enfrentamos, en el corto y mediano plazos la principal tarea colectiva es continuar con los esfuerzos para fortalecer nuestro sistema salud para tratar a las personas enfermas y emprender las medidas preventivas que disminuyan el riesgo de contagio; es necesario volver lo más pronto posible a la normalidad.
Pero también es indispensable reducir al máximo la infección de la economía. El desempleo, el aumento de la pobreza, la desaceleración y el enorme déficit fiscal hacen más visibles los problemas estructurales que el país enfrenta, y por eso la crisis nos obliga a plantearnos seriamente la urgente tarea de reducir el tamaño del Estado para hacerlo más eficiente y menos oneroso.
Cerrar o fusionar instituciones produciría un ahorro inmediato y millonario en gastos de alquiler, mantenimiento de edificios, salarios, viáticos y equipos. En la lista podrían incluirse, para mencionar solo algunas, el IFAM, Infocoop, Japdeva, CNP, CTP, ICD, Micitt, Mivah, el Conavi o el Inder. La propuesta no es nueva, pero tras el Covid-19 –que implica una severa disminución de los ingresos y el aumento en el gasto- no será posible postergar la decisión.
Hace un año, el Mideplan anunció que evaluaría la conveniencia de mantener 76 instituciones adscritas al Gobierno Central que operan como órganos desconcentrados, es decir, que funcionan de manera independiente con sus propias asesorías legales, proveedurias o departamentos de recursos humanos. Esta realidad ya no tiene sentido.
A los funcionarios de estas entidades que no puedan ser reubicados se les puede otorgar un subsidio durante un tiempo determinado, pero paralelo a ello hay que crear las condiciones necesarias para que sean absorbidos en el sector privado. Para ese efecto el país requiere empresas fuertes y sólidas.
Por eso es necesario oxigenar a las pymes, usando para ello la plata que actualmente está disponible en la Banca para el Desarrollo, repensar la manera en que contribuyen a la Caja, reducir los trámites y continuar con el dinamismo en la obra pública. Es urgente estabilizar la economía.
Es claro que el Covid-19 no va a provocar una crisis económica que sólo se reflejará con “casos leves” o “asintomáticos”: estamos hablando de miles de costarricenses en una situación social y financiera crítica. Actuar con prontitud y responsabilidad nos ayudará a evitar más sufrimiento.
Jonathan Prendas
Diputado
Nueva República