Vientos de cola favorables ya no están
Fabio Parreaguirre fparreaguirre@larepublica.net | Martes 02 mayo, 2017
Hemos perdido la oportunidad de mejorar nuestra economía, competitividad y hasta el déficit fiscal en momentos favorables, cuando todavía soplaban “vientos de cola” que nos ayudaron en nuestro viaje y empuje.
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Condiciones buenas desaparecen
A lo externo
Las condiciones parecen estar disipándose, a nivel internacional, ya los bajos precios de bienes importados como los hidrocarburos, entre otras materias primas, empiezan a moverse hacia arriba.
También las tasas de interés internacionales se orientan al alza, las ofertas de financiamiento y disponibilidad de recursos de organismos internacionales se limitaron, las expectativas de crecimiento de los mercados con los cuales tenemos comercio exterior disminuyen, y las rebajas en la calificación de riesgo por S&P, Fitch y Moody’s han hecho al país menos atractivo para invertir.
A lo interno
El tipo de cambio ya no parece estar “casi fijo” y tiende a la depreciación desde el año pasado.
Los precios internos bajos empezaron a mostrar una inflación cada vez mayor, desde inicios de este año.
Las tasas de interés comenzarán una tendencia al alza, ya incluso con dos movimientos de la Tasa de Política Monetaria en menos de un mes, la última la semana pasada.
Difícil tomar decisiones
La incertidumbre, tomada como un indicador, es algo que tenderá a subir entre los inversionistas, empresarios y nuevos deudores.
Con condiciones más adversas, se podría dejar atrás la idea de invertir para hacer crecer las empresas, o para adquirir nuevos productos, generando así una desaceleración en la economía.
Para las autoridades, si fue difícil o nulo tomar decisiones macroeconómicas con “vientos favorables”, ahora será más complicado dirigir la economía con variables que dificultan nuestro crecimiento.
Incluso el Banco Interamericano de Desarrollo dio a conocer hace poco un documento en el que explica el fin de los “Vientos favorables para los países latinoamericanos” y lo que deben tomar en cuenta respecto a esto.
¿Qué podemos esperar?
Pedir un préstamo o una línea de crédito podría ser más complicado, ya que una desaceleración es algo factible, pensando en un mundo “sin vientos de cola”, así como ser emprendedor, o renovar capital de trabajo entre otras cosas, también podría resultar más arduo.
Además, podría existir una menor demanda de productos nacionales, tanto dentro como fuera del país.
El tipo de cambio podría seguir al alza, principalmente porque podría bajar mucho la liquidez de la divisa norteamericana en nuestra economía por capitales que salen a otros mercados con mejores tasas y menos riesgo.
Las tasas de interés tenderán al alza tanto en colones, como en dólares, algo que tanto inversionistas como deudores deben tomar en cuenta en el manejo de sus portafolios y créditos, ya sea por los movimientos recientes del Banco Central en la TPM, o por las alzas de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Por otro lado, es posible que la inflación no suba tanto, manteniéndose dentro del rango meta, principalmente por el alza en las tasas de interés, que desincentivarán el consumo.
Algunos expertos han dicho que el crecimiento para el cierre del año podría ser de hasta un 3,5%, cifra menor que la proyectada por el Programa Macroeconómico de este año con un 4,1%.
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Precios que suben
Los commodities empiezan a repuntar en los mercados internacionales.
Tasas de interés
Con los movimientos en la Tasa de Política Monetaria, las tasas de interés en colones se moverán al alza en los próximos meses.
Sin vientos de cola
Para los expertos los vientos de cola ya no están, lo que perjudica a la economía nacional.
José Luis Arce
Economista
Cefsa
Los tiempos han cambiado
El entorno externo, con excepción del crecimiento en los principales socios comerciales, se ha tornado menos favorable para Costa Rica, principalmente en dos sentidos.
Primero, los precios de materias primas han dejado de caer y, de hecho, muchos de ellos han aumentado, lo que significa que los efectos favorables de la mejora de términos de intercambio sobre el ingreso real empiezan a erosionarse, la presión sobre las cuentas externas comienza a acentuarse (debido al aumento en el valor de las exportaciones) y los precios internos a incrementar, impulsados por la recuperación de la inflación internacional.
El segundo factor es el deterioro de las condiciones financieras externas, que implica menor disponibilidad de liquidez (crédito) y aumento de tipos de interés, lo que reduce el acceso al crédito exterior; esto no solo implica menor financiamiento de la brecha externa, sino también el desequilibrio gubernamental y además, un impacto sobre el crédito interno, en la medida en que una parte del crecimiento observado en años pasados de los préstamos al sector privado fueron financiados con endeudamiento externo de la banca local.
Edna Camacho
Presidenta
Academia de Centroamérica
Habrá menos flujos de capitales
Las perspectivas sobre la política monetaria en Estados Unidos en particular apuntan a que las tasas de interés irán en aumento en los próximos años y que gradualmente la liquidez se irá reduciendo.
Esto implica que habrá menos flujos netos de capital hacia nuestros países y que las tasas locales también se irán ajustando hacia arriba. Sin embargo, da la impresión de que será un proceso gradual.
En todo caso, estamos ante un punto de inflexión a partir del cual el entorno financiero será menos favorable que en los últimos años. La buena noticia es que este cambio en la política monetaria de la Reserva Federal es señal de que hay mejores perspectivas de crecimiento económico y eso es positivo para Costa Rica.
En cuanto al precio de las materias primas, el panorama es muy volátil y resulta más difícil proyectar lo que ocurrirá. Sin embargo, el petróleo podrían aumentar un poco y eso afecta el bolsillo de los consumidores y la inflación, contrario a lo que hemos experimentado en los últimos dos años.
Melvin Garita
Economista
Independiente
No más beneficio
Definitivamente Costa Rica se ha beneficiado de aspectos como la caída y luego relativa estabilidad de los precios del petróleo (mejora de los términos de intercambio) y el mejor crecimiento de la economía estadounidense, entre los principales; esos “vientos de cola” nos han permitido crecer a tasas relativamente buenas, sin embargo insuficientes para mejorar aspectos socioeconómicos como el empleo o la pobreza.
Recientemente se ha desperdiciado esa “ayuda externa” ya que no se ha avanzando en aspectos que mejoren la competitividad país, tal como infraestructura, costo energético, actualización del Código de Trabajo, educación técnica —en especial para los desempleados—, entre otras medidas.
Esta inacción podría salirnos muy cara en momentos en que el entorno externo sea menos benigno; por ejemplo, la expansión económica de EE.UU. ya casi duplica la cantidad de meses que dura una expansión promedio, lo que resalta que está cada vez más cerca que esa economía entre en recesión; en ese escenario, dada nuestra inacción, experimentaríamos un deterioro adicional en variables claves. Por ejemplo, el desempleo en lugar de aumentar desde el 5% al 10%, crecería desde un 10% hasta un 15%, esto simple y sencillamente, por desperdiciar este tiempo de expansión para mejorar aspectos claves de nuestra competitividad.