¡Vuelve a la vida! Manglar de Guanacaste se recupera después de 40 años de afectación por “salinera”

Tras más de cuatro décadas de sufrir afectaciones por una salinera que se utilizaba para una finca ganadera, un sector del manglar de Bahía Tomas en Guanacaste empieza a restaurarse con el apoyo de la alianza público-privada.

Desde el 2019 las autoridades del Área de Conservación Guanacaste empezaron el proceso para eliminar una capa de sal que llegaba a los 15 centímetros y que impedía la restauración natural del manglar, con ayuda de un grupo de mujeres locales y pescadores, así como aporte económico internacional.

Lea más: Costa Rica busca incorporarse a nueva alianza internacional para proteger los manglares

La construcción de canales a “pura pala” en el sector afectado ha permitido que el ecosistema del manglar empiece a recuperarse y a dar señales de que en unos años podrá ser restaurado, según María Marta Chavarría, del Área de Conservación Guanacaste.

“Esta restauración para los ecosistemas es importantísima para darle todavía más manglar a la zona y le da sostenibilidad a la biodiversidad, así como la parte social de la zona para la pesca, ya que los pueblos de la zona son de pescadores”, dijo Chavarría.

Lea más: Inicia recuperación de humedal del Refugio Nacional de Vida Silvestre Caño Negro

Al existir más manglar los pescadores de Cuajiniquil cuentan con mejores condiciones naturales, lo que repercute en mayor cantidad de peces, situación que ha sido corroborada por las personas que se dedican a la actividad pesquera.

Parte de la regeneración de las tres hectáreas del manglar. Cortesía / La República.

Un manglar sano se traduce en criaderos de moluscos, camarones, langostas, y peces, por lo que restaurar tres hectáreas y dar seguimiento a la conservación de diez hectáreas es el objetivo que tiene la iniciativa para este 2023.

Captura de carbono en gran cantidad, purificación del agua y convertirse en el hábitat de aves migratorias son parte de las funciones que cumple un manglar, así como garantizar un espacio sano para diversas especies de animales.

“Ya no tenemos los 15 centímetros de sal, lo que quedan son milímetros, la mayoría de los canales están funcionando muy bien; estamos estableciendo una línea de base para comparar todo este proceso de restauración. Este año es crucial para darle el seguimiento que necesitábamos”, agregó Chavarría.

La reducción de la capa salina que cubría la tierra y el crecimiento de vegetación (Laguncularia) que se encarga de absorber el exceso de sal, así como la presencia de gran cantidad de cangrejos en los canales del manglar, hacen creer que la recuperación va por la vía correcta.

Para garantizar la continuidad del proyecto, Davivienda Seguros decidió aportar ¢2 mil por cada póliza vendida y así garantizar la estabilidad de al menos diez hectáreas de este ecosistema.

“Hay un programa de sostenibilidad que se ha venido desarrollando a nivel regional con manglares que se encuentran en peligro y mediante voluntariado y fondos económicos estamos apoyando con un granito de arena a la solución del problema que se genera con estos manglares en peligro”, dijo Roy Cole, director general de Davivienda Seguros.

Además de estos fondos, que para este año rondan los ¢20 millones, el proyecto fue acogido por el programa regional de Davivienda “Restaurando Ecosistemas y Economías locales”, mismo que fue premiado por la Sociedad Alemana de Cooperación Internacional (GIZ) y que permitirá destinar recursos adicionales a la iniciativa.

Parte de la regeneración de las tres hectáreas del manglar. Cortesía / La República.

Los recursos destinados por la GIZ también se convierten en un motor que impulsa proyectos y emprendimientos que tienen las mujeres locales que conformaron una cooperativa, con la intención de tener una fuente de trabajo y recursos para los próximos años.

Se espera que conforme avance el proyecto más comunidades, especialmente del norte de Guanacaste puedan verse favorecidas con la mejora del ecosistema marino.