Ya no más RECOPE
Eli Feinzaig redaccion@larepublica,net | Martes 17 agosto, 2021
Eli Feinzaig
Candidato Presidencial
Partido Liberal Progresista+
Después de ocho alzas consecutivas en el precio de los combustibles en lo que va del año, que provocaron un incremento de entre ocho y nueve mil colones más por llenar el tanque de su vehículo, el gobierno nos receta, como cereza en el pastel, la actualización trimestral del impuesto único a los combustibles. Los costarricenses nos preguntamos ¿por qué continuamos manteniendo de nuestros bolsillos el sistema más caro de importación y distribución de combustibles de la región?
La ley 8114 creó el impuesto único a los combustibles e incluyó, en su artículo número 3, el perverso mecanismo de actualización trimestral que hace que el monto del impuesto crezca sin parar. Es un sistema cómodo de extracción de recursos del bolsillo de los costarricenses, para distribuirlos a los beneficiarios de esta ley, entre los que se encuentran el CONAVI, las municipalidades, el Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (FONAFIFO), la Cruz Roja y la Universidad de Costa Rica. Estos recursos, valga la aclaración, no forman parte del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES), mediante el cual el Estado financia a las universidades públicas con alrededor de 500 mil millones de colones cada año.
El impuesto único a los combustibles representa alrededor de un tercio del precio de las gasolinas pagado por los costarricenses y, en el caso del diésel, una cuarta parte. Pero no es solo la aplicación del impuesto único y su fórmula garrotera lo que eleva el precio de los combustibles en nuestro país, sino la estructura de costos de RECOPE, sus formas de administración y compra, la ausencia de competencia en el mercado de importación, un esquema de distribución ineficiente, la aplicación de subsidios cruzados en la estructura del precio de compra reconocido por ARESEP, etc.
Súmele a ese coctel los márgenes de transportistas y estaciones de servicio, y de operación de RECOPE. El efecto de este mecanismo es absolutamente claro: menos dinero en su bolsillo y menos posibilidades de reactivación económica. Por ello se ha ido conformando un gran consenso nacional alrededor de la necesidad de cerrar RECOPE tal y como lo conocemos, y romper el monopolio de la importación.
Costa Rica es un país caro, en buena medida, porque con el paso de los años el fortalecimiento del Estado se convirtió un fin en sí mismo, a expensas de buscar la mejora en la calidad de vida de los ciudadanos y las familias. No podemos seguir promulgando de leyes de extracción, sí, de extracción de dinero del bolsillo de los costarricenses para financiar elefantes blancos ineficientes que, como en este caso, no hacen lo que se supone deben hacer: refinar.
El Partido Liberal Progresista conoce bien este problema y queremos arreglarlo. En primer lugar, promoveremos una simplificación profunda de nuestro sistema tributario, que elimine 90 impuestos y acabe de una vez por todas con el vil mecanismo de actualización trimestral, que tiene como único objetivo reducir la autonomía económica de las personas en beneficio de una empresa estatal ineficiente.
En segundo lugar, la ruptura del monopolio de importación y la generación de condiciones para promover la competencia en el mercado de los combustibles en nuestro país será prioridad en mi gobierno. Sí, vamos a cerrar RECOPE y dejaremos una pequeña oficina para administrar el poliducto, que a su vez generará ingresos frescos gracias al cobro a los operadores privados por el uso de esta valiosa infraestructura.
Asumo el compromiso de hacer realidad el clamor del pueblo de Costa Rica de “Ya no más RECOPE”. Modernizaremos el mercado de los combustibles en nuestro país, trabajaremos porque más actores se incorporen a él y aumente la competencia, eliminaremos el ajuste trimestral del impuesto y pondremos a los usuarios en el centro y como objetivo primordial de nuestras acciones. Queremos un Estado ágil y eficiente, y ciertamente RECOPE no calza en ese modelo.