Discurso embajadora de Alemania: Martina Nibbeling-Wriessnig
30 años reunidos
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 02 octubre, 2020
Queridos compatriotas alemanes
o con raíces alemanas,
Queridos costarricenses,
Queridos amigos:
En Alemania, como en Costa Rica, existe la costumbre de denominar los aniversarios de bodas, el de plata, el de oro, el de diamante; este último – por ejemplo – celebraría los 60 años de matrimonio.
El 3 de octubre de 2020 celebraremos la Fiesta Nacional Alemana y celebraremos la “boda de perlas”: hace treinta años, los estados federales de Alemania Occidental se reunifi caron con los estados de Alemania Oriental para formar una sola Alemania. Es difícil imaginar lo que eso significa. “¡Un evento histórico!” se puede calificar.
“¡Gracias a Dios!” se puede exclamar. Tenemos que recordar cómo era entonces. Y cómo ha sido desde entonces.
La posibilidad de la reunificación de una patria cruelmente dividida, que había desencadenado ella misma esta división, nos llenaba entonces y todavía nos llena hoy de júbilo. Y de profunda gratitud.
Una revolución pacífica, y eso en Alemania, un país que no había tenido grandes revoluciones y lograba ahora la máxima de todas las revoluciones: la sin derramamiento de sangre.
Grandes hombres de Estado de las potencias en cuestión hicieron una contribución importante a su éxito y les estaremos eternamente agradecidos a ellos y a sus países, así como a todos nuestros vecinos de Europa que con benevolencia nos brindaron esta oportunidad o incluso la apoyaron con alegría.
Pero la revolución fue sostenida por la ciudadanía, por la voluntad del pueblo de volver a estar juntos, de volver a compartir una casa común: “Somos un solo pueblo”, “Wir sind ein Volk” fue la exclamación de las voces de los valientes y decididos en ese momento.
Cuando se llevó a cabo la reunificación en 1990, más de 3 millones de ex ciudadanos de la RDA ya se habían dirigido a Occidente, equivalente a más de la mitad de la población de Costa Rica.
Muchos de ellos ya habían abandonado la RDA en los años anteriores, algunos en una huida espectacular a pie a través de Hungría y Praga; recordarán las fotos.
En décadas anteriores, muchos fueron fusilados en la frontera mientras huían. En el momento de la reunificación, más de 60 millones de alemanes occidentales se reunieron con unos 14 millones de alemanes orientales.
Berlín estaba dividida por un muro.
En ese momento mucho tuvo que cambiar y todos tuvimos que cambiar. Todo era nuevo para los alemanes orientales, su mundo estaba patas arriba.
Los grandes desafíos fueron abordados y aún no se han completado: la integración de tantos que hasta ese momento no habían contribuido de esa manera en los sistemas sociales y los fondos de salud, pensiones y jubilación, el reconocimiento de calificaciones (que en casos individuales tuvo consecuencias muy duras), la toma de posesión de jueces y soldados, la integración de tantos empleados de la antigua seguridad estatal, la rehabilitación de presos políticos, la reconstrucción de ciudades antiguas, iglesias y sitios culturales destruidos, y la posibilidad de revitalizar comunidades y universidades, remodelar áreas industriales, sí: la búsqueda de mejores prácticas en ambos lados y el esfuerzo por dejar que la ciudad dividida de Berlín volviese a crecer juntas hasta convertirse en una verdadera capital.
Hoy estamos felices y sí, un poco orgullosos, en agradecimiento.
Nuestros vecinos y amigos ven que nos esforzamos por unirnos para luchar por el bien del mundo.
Intentamos mediar en conflictos políticos internacionales, somos amigos entre amigos en la Unión Europea, que desde entonces tiene mayoritariamente una moneda común y –sin Covid– fronteras abiertas.
Presidiendo en el Consejo Europeo, estamos negociando la salida de un país que de mala gana dejamos ir y que aún tendrá que ver si esa decisión fue la correcta para sí mismo. Al lado de Costa Rica, luchamos en las Naciones Unidas, en la ACNUR, en la OMS, por ejemplo, por el acceso a las vacunas para todos y contra una sociedad mundial de dos clases. Nuestros dos países trabajan en estrecha colaboración, probablemente porque estamos “tejidos” de manera similar como decimos en Alemania: nos gusta trabajar, queremos tomar decisiones éticas y ponerlas en práctica.
Queremos proteger el clima, el verdadero gran desafío, como enfatizó el Ministro Federal HeikoMaas.
Intercambiamos resultados de investigación: apenas la semana pasada ambas Ministras de Investigación acordaron un trabajo conjunto sobre el nuevo tema de la bioeconomía y la profundización de la cooperación científica.
Las Ministras de Medio Ambiente de ambos países han acordado extensos y sustentables proyectos nuevos.
En el área de desarrollo ayudaremos a Costa Rica a montar un campo de refugiados este año y trabajaremos juntos en proyectos triangulares, como el de economía forestal.
Queremos apoyar la formación profesional, la digitalización, los métodos modernos de agricultura inteligente, la movilidad eléctrica – habrán visto las fotos de los autobuses los cuales son el inicio el proyecto piloto.
Trabajamos con más de 24 municipios para implementar los objetivos de descarbonización para hacer las ciudades más verdes, y la vida de las personas más humana. Trabajamos para crear empleo para el futuro en economías verdes.
El credo de la política exterior de nuestros países es uno: defendemos el multilateralismo y la igualdad de normas para todos, luchamos por los derechos humanos y contra la discriminación.
En las Naciones Unidas, donde Alemania presidió el Consejo de Seguridad como miembro no permanente, planteamos la cuestión del cambio climático como un desafío de política de seguridad.
Bajo la presidencia alemana, la Unión Europea ha elaborado el Green Deal y el TeamEurope, de los que también se beneficiará Costa Rica.
En el futuro, en la OCDE compartiremos junto con Costa Rica nuestras experiencias en estabilidad macroeconómica, finanzas sólidas, captación de inversiones y reducción de la pobreza como miembros iguales.
Costa Rica como estado miembro tendrá libre acceso a toda la sabiduría de esta organización experimentada y sus estudios. ¡Felicitaciones Costa Rica! Adquirir esta membresía fue un gran y unánime paso para todas las direcciones políticas del país bajo el gran liderazgo del gobierno del Presidente Carlos Alvarado.
Este es un acuerdo que sirve también al bienestar del país y servirá durante décadas. Costa Rica y su capacidad de reforma se han ganado el respeto de los involucrados en el proceso de adhesión, eso no se logra así como así.
Solo después de la Covid, en los próximos años, el éxito de las reformas y el beneficio que estas duras medidas habrán aportado al país se harán completamente evidentes.
Nosotros también tuvimos años difíciles de reforma y ahora estamos cosechando los frutos. No dejen que la pandemia, que afecta a todos sin que sea culpa de nadie, estropee estos grandes éxitos.
Bueno, casi logramos que la proximidad y la asociación estratégica de nuestros dos países se volvieran completamente palpables.
El presidente de la República Federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, había aceptado la invitación del Presidente Alvarado y tenía prevista su visita a Costa Rica para principios de abril.
Junto con la Presidencia y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rodolfo Solano, trabajamos duramente para organizar una visita de primer nivel. Pero luego vino la Covid… Sin embargo, ¡aplazado no es cancelado!
30 perlas forman una cadena, 30 años de matrimonio forman una unidad sólida. Ninguna perla es como la otra: una es más gruesa que la otra, otra más brillante que la una. Al final son todas perlas. Pero juntas son más: simplemente dan como resultado un nuevo todo, redondo y radiante.
Si bien algunos años fueron difíciles, como el que el mundo está viviendo en 2020– nosotros en Costa Rica y nosotros en Alemania –, al final cada año es una perla, preciosa, única y hermosa a su manera.
Los mayores desafíos como la pandemia pueden superarse en unidad y solo de esta manera, con un objetivo superior en mente.
La canciller Angela Merkel lo resumió así: “Este virus es”, debido a sus efectos sobre nuestra libertad y nuestra vida pública, “para todos nosotros también una imposición democrática”.
Prometemos seguir trabajando para completar la unidad alemana – que, como un buen matrimonio, es un work in progress– en beneficio y alegría de la paz, la buena vecindad y la cooperación internacional.
Independientemente de todos los problemas que provocó la crisis y en la cual una política inteligente salvó muchas vidas aquí como en Alemania, no lo olviden: ¡La unidad hace la fuerza! ¡Solo estando unidos podremos nosotros y podrán ustedes solventar las consecuencias de la pandemia en la economía y la sociedad y las consecuencias del cambio climático!
Y prometemos – y prometo yo a título personal –seguir trabajando duro para lograr relaciones bilaterales y multilaterales cada vez más estrechas, mejores y fructíferas con este maravilloso país anfitrión, Costa Rica, su maravillosa patria. ¡Gracias por celebrar con nosotros!