China y la Unión Europea: los albores de una guerra comercial

MSc. Josué Fernández Araya

Decano Ciencias Sociales, ULACIT

En el contexto de las escaramuzas comerciales entre China y la Unión Europea (UE), la decisión tomada en julio por Bruselas de aplicar aranceles a la importación de vehículos eléctricos provenientes de China, por considerar que estos reciben subvenciones que dañan a los fabricantes europeos, nos ha posicionado en los albores de una guerra comercial.

Dichos gravámenes se han venido aplicando provisionalmente de la siguiente manera: un 36,3% al fabricante SAIC, del 19,3% a Geely y del 17% a BYD y entrarán en vigor en forma definitiva a más tardar el próximo 30 de octubre, situación que anuncia un recrudecimiento de las tensiones comerciales entre el bloque europeo y el gigante asiático.

Ahora bien, es menester señalar que esta decisión de Bruselas no es reflejo de un posicionamiento en bloque. Los veintisiete integrantes de la Comisión Europea han denotado una importante división en los últimos meses, particularmente a partir de la fractura del eje franco-alemán, con votaciones recientes a favor de los aranceles por parte de París y en contra desde Berlín; y de unas votaciones totales con 10 países a favor, 5 en contra y 12 abstenciones.

Otro de los aspectos a considerar, es que estos aranceles también afectan las importaciones de los fabricantes occidentales que producen en China, tales como Tesla, Dacia o BMW, que serían gravadas con un 21%. Situación que ha ocasionado que la decisión de la Comisión Europea no solamente sea repudiada por parte de China, pero también por un considerable número de empresarios europeos.

Ahora bien, la respuesta por parte de China no se ha hecho esperar, Beijing ha iniciado una investigación en torno a las importaciones de carne de cerdo y productos lácteos de la UE. Asimismo, China está investigando si aumentar los aranceles a los vehículos europeos de gran motor y comenzará a partir del 11 de octubre a cobrar gravámenes al Brandy del 39% lo que ha generado que las acciones de las empresas europeas de estas bebidas caigan significativamente.

Sin lugar a duda, una guerra comercial podría perjudicar a ambas partes y al mundo en general. La interdependencia compleja del mundo globalizado actual, las cadenas de valor desprendidas a lo largo del planeta y en particular unas elecciones estadounidenses que están a la vuelta de la esquina, parecen continuar aumentando la incertidumbre creciente de la sociedad global.