El reto de la educación para aumentar la competitividad

Sofía Monge Castro

Periodista y estudiante de la Maestría en Relaciones Internacionales y Diplomacia

Universidad Nacional

Costa Rica se encuentra en un momento crucial en el que cuenta con una sostenida atracción de inversión extranjera directa (IED) en el área de industrias de alta tecnología, sin embargo, las empresas enfrentan dificultades para encontrar personal calificado.

La ventaja competitiva del país, gracias a factores de producción avanzados entre los que destacan, trabajadores capacitados y condiciones de estabilidad y tradición democrática, sentó las bases para captar el interés de inversores en procura del desarrollo de industrias cada vez más especializadas. Pese a esto, es necesario cuestionarnos si esta será una realidad sostenible en el tiempo debido a las limitaciones que enfrentan los empleadores para contratar trabajadores con el perfil requerido.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha señalado en su informe anual los retos educativos, como una de las principales deficiencias que enfrenta el talento humano costarricense y que podrían tener un impacto mayor si no se toman las medidas necesarias para satisfacer la demanda. De acuerdo con los informes de la OCDE, para el 2022, en Costa Rica solo el 16% de los graduados universitarios correspondían a carreras STEM. Señala adicionalmente, aspectos como el temprano abandono de las aulas, brechas que persisten en el acceso de las mujeres a la educación y la creciente desigualdad que afecta a la nación.

Si bien conocemos en materia educativa dónde se encuentran las limitaciones, es claro, que como país no hemos tenido la claridad para desarrollar un programa nacional que se centre en la formación científica y tecnológica, y en promover desde la niñez y la juventud, el desarrollo de las habilidades que requieren los nuevos puestos de trabajo, cada vez más orientados hacia la especialización. Asimismo, hay deficiencias en el dominio avanzado del inglés o de un tercer idioma, que son esenciales para complementar el perfil que se busca en el talento humano costarricense.

Pese a esfuerzos importantes como el que desarrolla el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), llevando la bandera en la formación técnica nacional o el que realizan instituciones académicas como el Instituto Tecnológico de Costa Rica o algunas empresas privadas, para incentivar la formación STEM en las niñas y las jóvenes, es perceptible que en muchos casos se tratan de ejercicios que requieren ser robustecidos por medio de una alianza público-privada. El Estado debe trabajar de manera conjunta con el sector privado, la academia e inclusive con los organismos que proveen cooperación internacional en programas educativos, para democratizar el acceso a la formación en las áreas de demanda.

Es necesario que la estrategia que se siga trascienda el ámbito político y que esté más orientada hacia un plan país. Esta es la discusión que urge tener para generar una mayor inversión en educación que haga frente al rezago educativo que Costa Rica experimenta, a la baja gradual del Producto Interno Bruto (PIB) destinado a la educación y que siente las bases para rediseñar el nuevo perfil del recurso humano que nuestro país desea.

Solamente ampliando el rango de estudiantes que reciben formación científica, tecnológica y de idiomas, que incluya a niños y jóvenes de diferentes estratos y que priorice una participación femenina más activa, podremos contar con el suficiente talento humano para sostener la demanda en las áreas de mayor dinamismo económico.

La IED provee beneficios sustanciales en aspectos críticos como la reducción del desempleo. Además genera salarios competitivos y permite un incremento en las cadenas de valor. Costa Rica hoy se encuentra ante el reto de transformar su capital humano para fortalecer su economía. La educación debe erigirse nuevamente como el pilar sobre el cual se sostiene la nación. A través de un acceso más igualitario, fomentado por un plan nacional integral, tendremos las herramientas para aumentar la competitividad y potenciar el crecimiento económico.