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Sábado, 23 de noviembre de 2024



BICENTENARIO COSTA RICA


Talento humano, políticas públicas progresistas y liderazgos lúcidos ayudarán a construir una nación próspera y feliz

Especial Bicentenario Luis Guillermo Solís: “Mi visión de Costa Rica es optimista, siempre hemos salido adelante”

Politiquería y disfuncionalidad normativa son algunas de las amenazas

Esteban Arrieta earrieta@larepublica.net | Jueves 09 septiembre, 2021


"Somos un pueblo que ama la libertad (a veces llevada hasta el libertinaje), la civilidad (la aversión a la cultura militar) y que es solidario en los momentos en que la solidaridad cuenta más", dijo Luis Guillermo Solís, expresidente de la República. Cortesía/La República.
"Somos un pueblo que ama la libertad (a veces llevada hasta el libertinaje), la civilidad (la aversión a la cultura militar) y que es solidario en los momentos en que la solidaridad cuenta más", dijo Luis Guillermo Solís, expresidente de la República. Cortesía/La República.


Costa Rica cuenta con las condiciones para superar la circunstancia inmediata y despuntar en pocos años como una de las naciones más prósperas y felices del mundo, según el expresidente Luis Guillermo Solís, quien reflexiona sobre el Bicentenario de Costa Rica.

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Pese a ser optimista, el exmandatario también señala que existen amenazas internas y externas, ligadas al narcotráfico, la lucha contra el cambio climático, la politiquería y la degradación de los liderazgos nacionales, además de una disfuncionalidad normativa.

¿Cuál es la visión que tiene sobre la Costa Rica del futuro?

La mía es, a pesar de todos los desafíos que tenemos por delante, una visión optimista. Lo es porque incluso en las coyunturas históricas más difíciles, Costa Rica ha logrado salir adelante gracias a una virtuosa combinación de capacidad humana, políticas públicas progresistas y eficaces, un liderazgo nacional lúcido y una gran intuición para navegar en las procelosas aguas del sistema internacional. Esas capacidades las veo reducidas coyunturalmente, pero en lo esencial se mantienen frescas en el acervo costarricense.

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En ese sentido, y analizando las condiciones en que se encuentran la mayoría de los países de América Latina (e incluso de otras latitudes), creo que Costa Rica cuenta con las condiciones para superar la circunstancia inmediata y despuntar en pocos años como una de las naciones más prósperas y felices del mundo.

¿Cuáles son las mayores oportunidades que tendría el país?

En primer lugar, como ya lo indiqué arriba, del de un desarrollo superlativo de su talento humano. Este recurso requiere de la continuidad de las políticas de educación pública que han sido centrales desde mediados del siglo XIX y a lo largo de todo el siglo XX. Y también, en igualdad de importancia, mantener y mejorar el sistema de salud, empezando por el conjunto de instituciones y normas de la Seguridad Social. En segundo lugar, Costa Rica se beneficiará mucho de la diversificación de su sistema productivo. Contar con una economía capaz de combinar adecuadamente los sectores de servicios (incluyendo el turístico), exportaciones agrícolas y el desarrollo de un “cluster” de energías limpias asociadas a las altas tecnologías, podría dar al país un espacio muy importante en el marco de la OCDE.

Finalmente, y muy asociado a los dos factores anteriores, Costa Rica tiene la posibilidad de convertirse en un modelo de “bien-estar”, el centro neurálgico de actividades que combinen cuatro factores que se han vuelto cada vez más escasos en el mundo: la convivencia pacífica basada en la justicia; el desarrollo sostenible y en armonía con la Naturaleza, la desmilitarización y el desarme, y la existencia de las llamadas “zonas azules” como la que se ha encontrado en la Península de Nicoya.

¿Cuáles amenazas podrían afectar el desarrollo nacional?

Hay amenazas internas y externas.

Entre las primeras, la politiquería y la degradación de los liderazgos nacionales (no solo los de carácter político sino todos ellos, incluidos los empresariales, religiosos, sindicales, comunicacionales), la disfuncionalidad normativa y política de nuestra democracia (que posiblemente requiera una nueva Constitución en algún momento), la debilidad de nuestra economía y su capacidad para generar empleo decente (debería crecer al menos un 6% del PIB anualmente), la pobreza, la pobreza extrema y la creciente desigualdad (acompañada de una concentración desproporcionada del capital), la destrucción del ambiente (contaminación, degradación de cuencas hidrográficas, apertura a la minería a cielo abierto y la exploración y explotación de gas y petróleo, etc.), la ausencia de planificación y desarrollo territorial, creciente exclusión y discriminación de grupos especialmente vulnerables.

Entre las segundas, las acciones del crimen transnacional organizado, los impactos del cambio climático, el efecto de las pandemias sobre el sistema económico y financiero global, los efectos de grandes eventos extremos, la posibilidad de guerras catastróficas en el Medio Oriente, Asia Central y el Sudeste Asiático.

¿Cómo le ha beneficiado ser costarricense?

Primero, por formar parte de la primera generación que recibió los positivos resultados del Estado Benefactor, gocé, siendo mi familia de clase media urbana, de una vida de bienestar socio-económico que me dio oportunidades para estudiar en un entorno seguro y saludable. Posteriormente, como adulto joven, pude asistir a una universidad pública que me formó para enfrentar cualquier reto académico que encontrara en mi campo de especialidad. Y finalmente convertirme en un profesor universitario con una familia que también pudo desarrollarse en un contexto nacional positivo, de paz y desarrollo humano. Internacionalmente, siempre encontré que a las y los costarricenses se les respeta por sus capacidades y, especialmente, por el país del que venimos. Es una combinación muy hermosa de admiración y reconocimiento por haber logrado alcanzar metas que todavía no alcanzan otras naciones, incluso mayores en tamaño y recursos que la nuestra.

¿Qué cambios le gustaría que ocurrieran en la próxima década?

Me gustaría ver a las relaciones políticas recuperando la civilidad de otras épocas, donde imperaba un sentido de respeto por las instituciones, especialmente las de Justicia, y un comportamiento decente, que se mantenía lejos del “pachuquismo” actual.

Quisiera que en la próxima década Costa Rica recupere su estado de Derecho y principalmente el principio del cual éste emana: la presunción de inocencia. Quisiera que las mujeres reciban igual tratamiento y salario que los hombres por trabajo igual y no tengan que sufrir la violencia a la que actualmente se encuentran sometidas, que las personas con necesidades especiales dejen de ser personas con discapacidad, que se mejoren estructuralmente las prácticas educativas y, en particular, la enseñanza de los idiomas, de las Matemáticas y de las Ciencias. Me gustaría que hubiésemos retomado la construcción del aeropuerto internacional en Orotina, que se hubiera reforzado nuestra Fuerza Pública para garantizar el respeto de la soberanía nacional frente al crimen transnacional organizado. Y me gustaría saber, con alguna certeza, que el país en el que vivirán mis hijas e hijos y mis nietas y nietos será al menos tan bueno o mejor que el que yo disfruté.

¿Cuáles son los valores fundamentales de los costarricenses?

Esta es una pregunta muy difícil de responder porque no todos los costarricenses tienen los mismos valores y generalizar es complicado en un tema que, por definición, muy subjetivo.

Sin embargo, yo creería que somos un pueblo que ama la libertad (a veces llevada hasta el libertinaje), la civilidad (la aversión a la cultura militar) y que es solidario en los momentos en que la solidaridad cuenta más. Al menos esos tres que me parecen, en todo caso, centrales.

Perfil

Nombre Luis Guillermo Solís Rivera

Cargo Expresidente de la República

Experiencia

  • Presidente de la República
  • Secretario general del Partido Liberación Nacional
  • Profesor universitario

Estudios

  • Universidad de Costa Rica. Historia
  • Posgrado en la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans, en donde obtuvo una maestría en Estudios Latinoamericanos con énfasis en Historia y Ciencias Políticas

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