Gustavo Matosas le huye a la confrontación
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 28 junio, 2019
Cuando a los deportistas y a los dirigentes no les va bien en el desempeño de sus funciones, a la hora de los cuestionamientos se unen en una frase común que para ellos les resuelve todo: “no veo televisión, no escucho radio y no leo prensa”.
¡Qué lástima, porque deberían hacerlo!
En Alcohólicos Anónimos se recomienda a quienes asisten a sus reuniones que lleven a ellas dos sacos, para que guarden en uno lo bueno que escuchan de las terapias y descarten en el otro lo malo que oyen de los testimonios.
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Hay que escuchar para luego discernir y tomar las decisiones correctas.
Terminada la luna de miel entre el técnico de la Tricolor, Gustavo Matosas, con la prensa deportiva costarricense, ruptura que se ha hecho más evidente y notoria con los colegas presentes en Copa de Oro, el miércoles escuchamos al timonel pronunciar precisamente esa frase que sirve de escudo para rehuir cuestionamientos: “no veo, no oigo, no leo”, expresó el charrúa, quien agregó: “quiero transmitirle al equipo un ambiente sano, limpio y puro a los muchachos”.
El agregado del estratega de la Selección sale sobrando, porque los colegas no le están pidiendo que vaya al vestuario a leerle a sus discípulos las críticas de los periodistas. Además, todos ellos saben leer, tienen oídos para escuchar y ojos para ver.
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Todo lo contrario, y en esto volvemos a poner de ejemplo al técnico humanista Badú, el brasileño compartía con los jugadores los comentarios de los periodistas, mientras comían sandía en los entrenamientos. Leer, oír y ver lo que opina la prensa seria y responsable del país y lógicamente, descartar la opinión “mala leche” de los colegas que también se da, le otorga al vestuario un ambiente de claustro universitario, en el que jugadores y técnicos van a compartir la crítica sana, que puede ayudar a que se corrijan errores que se arrastran en las presentaciones del equipo.
Para esto se ocupa mucha tolerancia, precisamente la cualidad que no tienen los que reniegan de la crítica y huyen de la confrontación, el diálogo y la eventual corrección, con esa frase ya señalada.
Aparte de que es falsa: los futbolistas y los entrenadores, claro que oyen, ven y leen los señalamientos, pero como no los aceptan, ni los toleran, se esconden y protegen con la “frasecita” de marras para huirle a la confrontación, escapar de la crítica y simplemente patear la bola para adelante.
gpandolfo@larepublica.net
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