Marco Feoli: “Nuestro sistema penal no es ‘suavecito’”
Jeffry Garza jeffrygarza.asesor@larepublica.net | Sábado 21 septiembre, 2019
Una ola de delitos violentos perturbó la tranquilidad de los costarricenses a inicios de mes, provocando la reacción de diversos sectores en temas de seguridad y prevención de delitos.
Lea más: Delitos violentos no bajan desde hace cinco años
Atribuir dicha escalada de violencia -constante desde hace cinco años- al sistema penal es una “salida fácil”, a criterio de Marco Feoli, exministro de Justicia.
Feoli conversó con LA REPÚBLICA sobre los fenómenos alrededor de los delitos violentos, así como la aplicación de penas alternativas.
¿A qué atribuye la escalada de delitos violentos que ha vivido el país en los últimos años?
Es fundamental, primero, diferenciar los delitos violentos que tienen que ver con crimen organizado y los que se relacionan con otro tipo de causas, ya que la proporción es de casi mitad y mitad.
Tenemos muchos años endureciendo el sistema penal, confiando en que esto va a persuadir a las bandas que se dedican al tráfico de drogas y, claramente, esto no ha sido así.
Hay otras causas más estructurales, pero dudo mucho que el crecimiento de la población sea la principal razón para que haya un incremento de los casos.
¿Qué tanta responsabilidad puede tener el sistema penal con la escalada de violencia?
El sistema penal es reactivo, no preventivo; este actúa después de la comisión del delito, por eso es más importante centrarse en las causas, como la desigualdad social y el tráfico de drogas.
Si bien se dice que el derecho penal persuade la comisión del delito, esto no pasa de ser una discusión teórica, porque en la realidad no funciona así.
Lo que más debería preocupar es que el sistema penitenciario vaya perdiendo capacidad de control, como vimos hace algunas semanas con el tema del “call center” en La Reforma, donde el Estado no tiene el suficiente control por falta de personal, los módulos empiezan a ser tomados por grupos organizados en la cárcel, entre otras situaciones, por un tema de que hemos llenado los centros penitenciarios durante años.
¿Qué considera que haya generado cierta desconfianza en las medidas alternativas de cumplimiento de las penas?
Hay una necesidad de promover medidas alternativas, por la experiencia de países con menores índices de criminalidad.
No me atrevería a decir que hay desconfianza, pero sí debemos fortalecer los sistemas alternativos; el monitoreo con tobillera electrónica ha funcionado exitosamente, con un índice de reincidencia de menos del 2%.
Hay que recordar, también, que este sistema de monitoreo electrónico comenzó a gestionarse desde la administración de Laura Chinchilla y no es una ocurrencia de este Gobierno.
¿Perdió credibilidad el sistema de monitoreo electrónico con el conflicto entre la Empresa de Servicios Públicos de Heredia y el Ministerio de Justicia?
Es fundamental que se sobreponga el bien común sobre los intereses personales de cada una de las partes.
El sistema de monitoreo electrónico tiene sus debilidades pero, en términos generales, uno no puede decir bajo ningún concepto que ha fallado, todo lo contrario.
Lo que sí me parece grave es que sigamos repitiendo el discurso de que el sistema penal es muy suavecito, porque es mentira, en nuestro país no campea la impunidad.