Nefasta costumbre: calificar a nuestros árbitros como ladrones
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 03 abril, 2019
La Comisión de Arbitraje sigue en el ojo de la tormenta y se hunde más en el torbellino de la crítica, no solo por los cuestionamientos que le llueven desde diferentes trincheras por árbitros retirados que trituran a sus colegas con un gozo digno de mejor causa, sino por sus propios errores, pasos en falso descomunales como el último, cuando aceptaron cambiar el nombramiento de un árbitro para un juego del Cartaginés, por una solicitud escrita de la dirigencia brumosa.
No sé dónde tenían sus cabecitas los miembros de la Comisión al aceptar tan insólita petición, sin percatarse del nefasto antecedente que estaban gestando al acuerpar la solicitud del club brumoso. Solo por este acuerdo, trascendental en todos los aspectos negativos que conlleva su aprobación, la Comisión debería ser guillotinada por sus superiores jerárquicos.
Lo hemos escrito infinidad de ocasiones: si existe un gremio profesional en el que el puñal está a la orden del día, es el de los árbitros de fútbol costarricense: viejos, nuevos, retirados, maduros o verdes.
Cómo cuesta escuchar a Ronald Cedeño (Oro y Grana), Ramón Luis Méndez (Canal 7) y Randall Poveda (Repretel), analizar trabajos positivos de los silbateros. Se prioriza lo negativo; el análisis se centra en el yerro y no hay espacio para motivar el acierto.
Por ejemplo, Henry Bejarano cometió un error en el juego Alajuelense-Grecia, lo demás, perfecto. ¿Por qué no comentar como estímulo todo lo bueno de su labor y centrarse en que le anuló un gol legítimo a Grecia?
¿Ustedes observaron a algún jugador de Grecia reclamarle a Bejarano en el instante en que anuló el gol de José Mora? No observé a ninguno y opino también que fue una anotación legítima.
¿Será que desde nuestros sillones no vimos algo que don Henry sí?
Diferentes actores de nuestro fútbol lanzaron el arbitraje al abismo. Hace rato se tocó fondo y más bajo no se puede caer.
Volvemos a sugerir, a proponer, que se designe al ingeniero Luis Paulino Siles como presidente de la Comisión de Arbitraje, con un salario acorde a la responsabilidad del puesto, como un primer paso para salir del atolladero, máxime que viene el cierre del Clausura, el más caliente y dramático de los últimos años.
Don Luis Paulino no es barato; sus títulos académicos lo valoran, pero es urgente cualquier sacrificio económico para ficharlo, antes de que estalle el infierno.
gpandolfo@larepublica.net
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