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¿Podremos ser carbono neutral en 2021?

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 06 octubre, 2014


Somos el país en desarrollo más exitoso en tener cero emisiones por nuestros bosques. ¿Valdrá la pena perder esa honrosa y beneficiosa posición?


Disyuntivas

¿Podremos ser carbono neutral en 2021?

Desde 2007 el gobierno de Costa Rica adoptó el compromiso de ser un país carbono neutral para 2021.
En 2009, durante la Cumbre de las NNUU sobre Cambio Climático COP 15, lo reafirmó, y emitió en 2012 un acuerdo para oficializarlo. Eso significa que, tomando en cuenta las emisiones de 2005, en 2021 las que se emitan menos las medidas de mitigación no deberían superar las de ese año base.
El Sr. Presidente ratificó ese compromiso en la sesión de NNUU preparatoria del Acuerdo sobre Cambio Climático, París 2015. Con ello cambió el discurso de su campaña que incluso señaló se debería posponer la fecha para alcanzar la meta.
Es un ambicioso objetivo que permitiría celebrar de una manera notable a nivel mundial nuestro Bicentenario de la Independencia. Pero requiere un gran esfuerzo para cumplirlo.
Se plantearon metas pero poco se ha ejecutado para alcanzarlas.
Tal como lo indica un estudio del Estado de la Nación del año pasado estamos lejos de su cumplimiento: “Ante la velocidad con que se avanza en la meta, se cuestiona si la institucionalidad de la carbono neutralidad es la adecuada para llevar al país a cumplir su compromiso climático más ambicioso y pone en la mesa la necesidad de una política de Estado que transforme el desarrollo del país hacia uno bajo en emisiones”. (“Carbono Neutralidad: Avances y Desafíos de cara al año 2021”)
La mayor fuente de emisión de equivalentes de bióxido de carbono (CO2e) la constituye el sector energético con un 46% del total, y ellas prácticamente se duplicarían de 2005 a 2021. Para poder paliar el crecimiento de las emisiones se necesita actuar en ese sector. Esto conlleva reordenar el transporte público para lo cual habría sido necesario aprovechar el vencimiento de las concesiones en este año, y grandes inversiones en ferrocarril y cambio de carburantes, que no parece muy factible se realicen en los próximos siete años.
En el campo de la generación eléctrica después de la entrada en operaciones en 2016 de la Central del Reventazón, ¿será posible que la represa del Diquís esté en operaciones en 2021? Parece difícil si se compara el escaso avance en las negociaciones ambientales y con los pueblos indígenas, y en la ingeniería de esta obra, frente a las trabas que han enfrentado proyectos menos conflictivos. Tampoco hay ningún avance para que los privados puedan generar más electricidad limpia de fuente renovable y están congeladas la exploración y explotación de gas, y no se proyecta la infraestructura para importarlo y disfrutar de los cambios en su disponibilidad y precio internacionales.
Además, ese estudio señala que “el costo para impulsar las medidas de mitigación ascendería a US$7,8 mil millones, que equivalen a un 30% del Producto Interno Bruto (PIB) del país en el año 2009”.
Con la presente situación de bajo crecimiento económico, alto déficit fiscal y escasa inversión pública, ¿no será apropiado adoptar una meta de emisión de CO2e más realista? Muchos países ya han pospuesto los periodos para alcanzar sus metas. Somos el país en desarrollo más exitoso en tener cero emisiones por nuestros bosques. ¿Valdrá la pena con una meta no cumplida perder esa honrosa y beneficiosa posición?

Miguel Ángel Rodríguez

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