102 semanas después...
Natiuska Traña natiuskatp@gmail.com | Jueves 23 diciembre, 2021
Llegamos a la época de reflexión que se nos presenta cada año. Después de un 2020 que movió toda forma conocida hasta ahora sobre cómo vivíamos, el 2021 vino con esperanza, vacunas y una reactivación de la economía semejante a lo que estábamos acostumbrados hasta el 2019 y antes de la nueva normalidad.
Pero bueno, en estos dos años ¿Qué hemos aprendido?
La pandemia vino a quitarnos todo y por todo me refiero a la seguridad, la salud, la tranquilidad, el trabajo, los hobbies, las amistades y hasta perder seres queridos. Y nos hizo tener que cambiar, lo quisiéramos o no. Lo curioso de todo esto, es que nos hizo darnos cuenta de que todo lo que tenemos por cierto en nuestra vida, es finito. Y todo lo podemos perder en un abrir y cerrar de ojos. La capacidad de cambio, de adaptación es lo que ha hecho que sigamos adelante. Incluso me atrevo a decir, que algunos pudieron llegar a la conclusión de que lo que hacían antes de la pandemia no era lo que querían y tuvieron que reinventarse para salir adelante. La resiliencia fue y es clave para superar este período.
A muchos nos tocó tener que enfrentarnos a nosotros mismos, porque ya no teníamos agenda llena de actividades, de trabajo y no podíamos seguir evitando nuestra relación con nosotros mismos. En este tiempo, hemos aprendido quienes somos y qué es lo que realmente queremos, si es que no lo teníamos claro. Un punto ganador para el recuento de lo que hemos venido logrando. Dese un pellizco en la nalga, se lo merece.
Otro aprendizaje importante, es que nos hemos percatado como las decisiones del día a día que tomamos hasta automáticamente son importantísimas para lograr las grandes metas que tenemos en nuestra mente. Por ejemplo, estar encerrado en cuatro paredes, sin hacer ejercicio, comiendo mal y tomando cerveza a muchos les pudo demostrar cómo el mal humor y el aumento de peso se volvieron realidad. Así como a los que comieron mejor e hicieron actividad física los resultados en la salud se volvieron palpables. Una decisión, como acostarse tarde, levantarse tarde y no estar en el momento preciso en el que debía estar puede cambiarle totalmente la vida. Así que tome más en serio cada cosa mínima que hace, como lavarse los dientes (sí amigos, su aliento es el peor enemigo usando mascarilla), lo que va a comer en el día y hasta la ropa que se va a poner, todo esto por más mínimo y poco importante que lo vea, construye cada día los pasos para llegar a sus objetivos. Usted se hace la vida, no pensándola a largo plazo, si no haciendo lo poco que pueda en el momento presente.
Seguimos… probablemente este distanciamiento social hizo que se separara de las personas habituales. En mi caso particular, sigo conservando algunos amigos de siempre, pero me he acercado a otros con quienes logré tener conversaciones profundas, interesantes y descubrí puntos en común, que quizá sin la pandemia no lo habría considerado. Y tuve que preguntarme: ¿Esta persona vale el riesgo de que por verla me pueda contagiar de COVID-19? Y ahí me comencé a dar cuenta por quienes sí tomé el riesgo y por quienes no. Hagan el ejercicio, es interesante. Ojalá con esto haya descubierto esas personas importantes que vale la pena tener cerca, esas personas que arriesgaron la vida al igual que usted, solo para verse en estos tiempos convulsos.
Mala suerte, buena suerte, ¿Quién sabe? Probablemente si le apareciera un genio y pudiera pedirle un deseo como que la pandemia no hubiera pasado, quizá no se lo pensaría dos veces. Sin embargo, no ha sido totalmente malo que haya ocurrido. Todos los acontecimientos tienen matices, buenos y malos. Perder el trabajo, la casa, seres queridos, amistades, todo eso hizo que se replanteara la forma en que vivía y hoy sigue adelante. Tuvo la oportunidad de reinventarse. Así que, de no haberla vivido, su versión de hoy dejaría de existir, ¿se la juega? Yo no.
Este año que ya casi se nos va, nos demuestra que somos adaptables como seres humanos y como sociedad. Y como conjunto, debemos ser responsables individualmente por cómo vivimos, porque nuestras decisiones repercuten en los demás.
La vida es lo que decidimos hacer de ella, sí, nosotros mismos. Y es tan preciosa o tan desagradable como la queramos convertir. La libertad no está en la calle, está en nuestras cabezas. El 2020 no fue malo, el 2021 no lo ha sido, usted decidió como fueran. Ya viene el cuadernito en blanco del 2022, si no lo aplicó en estos dos últimos años, tiene 365 hojas para hacer el mejor año de su vida.
¡Muy felices fiestas! Nos leemos de nuevo en el 2022.
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