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5%, 5.5%, 8.5%, 10%, 15%, 20%, 25%, 30%, 50%,

Rafael Luna rluna@consortiumlegal.com | Miércoles 13 enero, 2021


Esos porcentajes, más otros adicionales y temporales del 9% y 13% forman parte del pletórico abanico de tarifas de impuestos sobre la renta, aplicados vía retención en la fuente, por los pagos realizados a los no residentes, de acuerdo con una variopinta colección de conceptos y categorías.

Puede que hasta se me olvide alguno. ¿Y de dónde salen todos esos números y que lógica tienen? ¿Se basan en una confiable base estadística y en datos econométricos? ¿Su impacto relativo en cada uno de los supuestos que aplica fue valorado o se mantiene vigente?

La verdad es que nadie los sabe, han sido criterios arbitrarios que tuvieron algunos diputados en su momento y otros diputados en sus reformas posteriores, vaya usted a saber por qué razones, pactos políticos, prejuicios, caprichos, vendettas o lo que sea.

Lo único que sí tengo claro es que todos esos diputados odiaban las radionovelas y telenovelas. Por dar solo un ejemplo colorido. La retención de ese confiscatorio 50% aplica por los pagos al exterior relativos a “radionovelas y telenovenas”.

¿Y qué es una radionovela? ¿Todavía existen? ¿Quién define cuando una serie de televisión debe calificarse (blanco o negro a efectos tributarios) como telenovela o no telenovela? ¿Y si tienen una producción carísima y buenos actores (los mayorcitos no acordamos de Dallas y Falcon Crest) ya no son telenovelas? ¿Y ahora que hay audiolibros y Nexflix? ¿Y las series de extrema violencia no?

Esta es la mejor prueba de la ceguera técnica que siempre existe en las grandes “reformas tributarias”, que siempre se centran en aumentar impuestos, limitar derechos y aumentar obligaciones, pero nunca en modernizar o racionalizar, porque esa desproporcionada y arbitraria colección de tarifas, precisamente acaba de atravesar una de las mayores reformas impositivas de las últimas décadas, y salió prácticamente ilesa, con excepción de los consabidos aumentos de tarifa.

Es decir, el error sobre el error.

Esos son los porcentajes que pretende “retocar” el Gobierno en la nueva propuesta al FMI, lo que por definición se traduce única y exclusivamente en aumentarlos, jamás racionalizarlos, adaptarlos o modernizarlos, y mucho menos disminuirlos o utilizarlos para generar incentivos. Alentar la inversión extranjera está más allá de su entendimiento.

Es decir, el error, sobre el error, sobre el error. ¿Ya se habrán medido cuidadosamente las consecuencias de aumentar las tarifas a los inversionistas extranjeros con porcentajes aún más exagerados?

Me pregunto si eso ni si quiera les importa. Será que así los convencemos de que vengan a complicarse la vida a nuestro país, sufrir la absurda, cara y nefasta tortuga de la burocracia nacional para peores, terminar teniendo que pagar prácticamente el doble de impuestos, que si se quedan confortablemente es su país o se van a otro que no se esfuerce tanto en espantarlos, que son la mayoría y algunos hasta al lado nuestro.

La guinda en el pastel es que, además, ¡dicen que son medidas permanentes!

Lo único que agradezco es que tengan la gentileza de admitir que la crisis en la que nos están metiendo cada vez más profundamente, es tan grave que también hasta la ven permanente.

Alemania, Francia e Italia, es decir, algunos de nuestros nuevos socios en la OCDE, así como la mayoría de los países de Europa están más bien bajando los impuestos para impulsar a economía y la creación de empleo (con la triste excepción de España que está padeciendo un Gobierno similar al nuestro) y formulando y dándole importantes estímulos a las PYMES.

Estados Unidos hace rato lo hizo. El sistema tributario, utilizando inteligentemente y con mentalidad a largo plazo, puede ser un poderoso aliado del desarrollo económico y social del país, pero tal parece que la miopía política no lo permitirá.


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