La proliferación de partidos políticos
Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 11 julio, 2012
La proliferación de partidos políticos
Con cada ciclo electoral se registra un aumento en la cantidad de partidos políticos que participan, ofreciendo programas, haciendo promesas y buscando y recibiendo votos. Varios de los que aparecen están interesados en uno o quizás un par de temas específicos. El mejor ejemplo de esto es el Partido Accesibilidad Sin Exclusión (PASE); pero hay otros que pretenden ofrecer una visión más amplia de lo que pudiera ser el país si fueran elegidos.
Hay quienes dirán que esta proliferación de partidos demuestra que la democracia costarricense se robustece, mientras que otros piensan lo opuesto. Lo que sí es cierto es que la aparición de estas agrupaciones es producto del debilitamiento de los dos partidos grandes heterogéneos que dominaron el escenario político por más de 20 años (cinco ciclos electorales). Estos se caracterizaban por su capacidad de aglutinar diferentes intereses y necesidades debajo de una sola bandera y, al alcanzar el poder, conseguir beneficios para todos sus seguidores a nivel suficiente para mantenerlos conformes.
Los líderes de esos partidos heterogéneos entendían que entre las fuerzas vivas que los apoyaban había puntos de vista encontrados, y uno de sus retos principales era el de mantenerlos a todos contentos repartiendo, cuando en el poder, proyectos de ley, partidas específicas, puestos y otros beneficios. Estos líderes contrastan con los que aparecen ahora en los partidos nuevos y más sectarios que, en general, demuestran ser tercos en sus posturas.
En lo personal creo que la proliferación de partidos políticos ha llevado al país a un atraso no solo en lo que es su proceso democrático sino también en su desarrollo económico y social. El mejor ejemplo de este desgaste está en el desempeño de la Asamblea Legislativa. Cuando la controlaban los partidos heterogéneos, mucho del tejemaneje de los proyectos ocurría dentro de las agrupaciones mismas. Cuando emergía un proyecto en comisión ya estaba bastante pulido a merced del debate a lo interno del partido auspiciador; la oposición presentaba sus puntos de vista, pero ambos lados entendían que el secreto del éxito de una democracia es que había que ser flexible; regía el famoso dicho que “es mejor un mal arreglo que un buen pleito.” ¡El país avanzaba!
Ahora el proceso de aprobar cualquier proyecto en la legislatura es como “arrear gatos.” Tienen que incluirse diputados de partidos diversos para acumular los votos necesarios, y en las comisiones aparecen legisladores que no conocen adecuadamente del tema y tampoco con acceso a los recursos técnicos dentro de su partido para darles apoyo en lo que hablan y producen como mociones. El resultado es una productividad pésima.
Lo ideal sería que en el próximo ciclo electoral que está a punto de comenzar que algún partido con mejor liderazgo llegara a formar alianzas con otros más pequeños que permitieran a estos fundirse y que así lograran tomar la mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa. Si se quiere progreso para Costa Rica esta es la manera de obtenerlo; más proliferación de partidos tendrá el impacto opuesto.
Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com
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