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Pobre Caja...de Pandora

Tomas Nassar tnassar@nassarabogados.com | Jueves 06 diciembre, 2012


Como si fuera poco el calvario de la Caja, roída desde adentro, ahora resulta ser el objetivo idóneo para quienes quieren echar agua política para su molino


VERICUETOS

Pobre Caja… de Pandora


Caja de Pandora: “Acción o decisión de la que, de manera imprevista, derivan consecuencias desastrosas” (RAE).
La CCSS se ha convertido, para nuestra desgracia, en esa especie de botín en el que todos quieren meter la mano y obtener ventajas.
No hablamos ya de las prebendas obtenidas por sectores favorecidos por la dinámica propia de años de administraciones blandengues y espléndidas (con lo ajeno), que han permitido esa especie de saqueo continuado en el tiempo de manera sistemática e incontrolada.
Como si fuera poco el calvario de la Caja, roída desde adentro, ahora resulta ser el objetivo idóneo para quienes quieren echar agua política para su molino.
Una agrupación que se arroga la representación de los asegurados pretende conducir hacia un referéndum con la perversa intención de hacerse, desde la cúpula, con el poder institucional. ¿Quién está realmente tras esta intentona golpista y pseudo-mesiánica y cuál es su verdadero propósito? La buena noticia es que la respuesta es bien conocida por la ciudadanía, que es ducha ya en estos menesteres de levantar velos y “deschingar” despropósitos.
La última: un proyecto de ley según el cual los médicos de la Caja tendrían que trabajar exclusivamente para la entidad. La proponente de esta ocurrencia perversa: una diputada del PAC (¿hubiera podido ser alguien más?). La propuesta: todos los funcionarios médicos tienen que recibir un sobresueldo llamado “dedicación exclusiva”, un beneficio porcentual sobre el salario del trabajador, esa especie de invento malévolo que, por supuesto, solo se puede dar cuando los fondos con que se paga son públicos. El objetivo confeso: que los médicos de los hospitales de la CCSS tengan prohibido ejercer privadamente su profesión. La burda justificación: hay que eliminar los biombos. El resultado obvio, que no tiene que provenir del Oráculo de Delfos: los mejores médicos dejarán sus puestos en los hospitales públicos y se trasladarán a la práctica privada, sencillamente porque esta es muchísimo más rentable y porque, probablemente, ofrezca más oportunidades de crecimiento económico y profesional. El otro resultado, también obvio: los médicos que quieran utilizar los biombos lo seguirán haciendo, con o sin pluses salariales, porque es el propio sistema el que favorece este maligno despropósito y porque la institución no ha ejercido los medios de control suficientes para acabar con ellos.
Y más de uno que es (soy) por naturaleza desconfiado, siendo consciente que este proyecto no supera la más elemental prueba de consistencia, se preguntará cómo personajes tan ilustres como los proponentes (que juran estar al lado de los pobres y desvalidos) no pueden prever las consecuencias negativas de su propuesta.
Yo no sé ud, pero sin ser necesariamente paranoico, a veces me parece que son precisamente los quijotes de cartón, esos que se dicen salvadores de la Caja quienes tienen en su agenda de crispación política la oculta intención de terminar de destruirla porque, claro, la población reacciona contra el sistema cuando se les toca esta emblemática institución que, eso sí, hay que amar, respetar y proteger. Eso se llama, echar agua pa su molino.
¡Piensa mal y acertarás!

Tomás Nassar

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