ALTERNATIVA FRENTE A LA GUERRA.
Alberto Salom Echeverría albertolsalom@gmail.com | Viernes 03 febrero, 2023
ALTERNATIVA FRENTE A LA GUERRA.
“Debemos aprender a pensar en una nueva forma. […] Está comprobado con gran autoridad que actualmente puede construirse una bomba con una potencia 2.500 veces superior a la que destruyó Hiroshima…” (Extracto del manifiesto conocido como “Manifiesto Russell-Einstein”. Se refiere desde luego, a Bertrand Russel y Albert Einstein. Dado a conocer el 9 de julio de 1955.)
“Urgimos a los Gobiernos del mundo a tomar conciencia y a reconocer públicamente que sus propósitos no pueden alcanzarse por medio de una guerra mundial. Los instamos a encontrar medios pacíficos para la solución de todo conflicto o disputa entre ellos”. (Extracto del mismo manifiesto conocido como “Manifiesto Russell-Einstein”.)
La Política y no la Guerra.
Los dos párrafos insertos arriba, forman parte de un artículo elaborado por el prestigioso intelectual, filósofo del siglo XX, Bertrand Russell, quien escribió sobre las armas que fueron hechas estallar en Hiroshima y Nagasaki. Desde el 18 de agosto de 1945, pasados apenas unos días después del estallido de las temibles bombas atómicas, ya Bertrand Russell había escrito en las páginas del Glasgow Forward un desafiante artículo sobre las armas que, acaso se convertiría después en la base del famoso Manifiesto Russell-Einstein”: “La humanidad -dijo uno de los más prestigiosos intelectuales del siglo XX- se enfrenta a una clara alternativa: O bien morimos todos o bien adquirimos un ligero grado de sentido común. Un nuevo pensamiento político será necesario si se quiere evitar el desastre final”
Nueve años después, el mismo Russell apodado el “sabio de Trellech” redactó un manifiesto, el cual fue firmado por once de los más prestigiosos científicos de la época. El último en estampar su firma fue el gran genio alemán, Albert Einstein el 16 de abril de 1955, justo dos días antes de fallecer abatido por un aneurisma. Todos, con excepción de dos de ellos, en ese momento tenían la distinción de haber recibido el premio Nobel de la Paz. Los siniestros artefactos nucleares habían cegado la vida de miles de seres humanos en las dos ciudades japonesas mencionadas, célebres por aquel infausto acontecimiento, extendiéndose a otros lugares circunvecinos y dejando a muchos más marcados de por vida con las torturantes huellas de las mortíferas explosiones; mientras tanto, otros miles, incluidos entre ellos una gran cantidad de niños, fueron víctimas de la radiación ionizante que les ocasionó severas discapacidades.
Dice un artículo que comenta el documento: “El Manifiesto Russell-Einstein se dio a conocer el 9 de julio de 1955. Conciso pero cargado de intenciones, el escrito alerta de los riesgos que encara la humanidad si prosigue en el camino de la guerra y el desarrollo de armas cada vez más mortíferas. Lejos de lanzar una simple queja al aire, el manifiesto exigía a los gobernantes que buscasen una solución pacífica a la escalada de tensión entre las dos grandes potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética.” (Cfr. En: https://hipertextual.com/2018/08/manifiesto-russell-einstein. Por Carlos Prego 26 de agosto de 2018. Última actualización 10 de marzo de 2021).
Como puede observarse, después de la segunda posguerra, algunos de los más afamados científicos se echaron al hombro la tarea de sentar las bases para que las soluciones a los problemas del mundo bipolar, el cual nació jalonado de tensiones indecibles se dieran mediante la búsqueda de la paz, en lugar de que la ciencia se pusiera a la orden de la mentalidad guerrerista. Aquel mundo bipolar quedó atrás. Sin embargo, no bien acababa de hacer su aparición el mundo de la multilateralidad (después del interregno tan peligroso para el orbe al ser dominado por una sola gran potencia), cuando despuntó con nuevos bríos, el espíritu guerrerista de las élites mundiales que gobierna a las más grandes potencias mundiales.
Otra vez, el peligro de una nueva hecatombe mundial asoma sus fauces, está ominosamente presente, sin que todavía buena parte de la humanidad esté debidamente precavida del enorme riesgo que esta conflagración, de desatarse con toda su furia, representa para la vida entera sobre el planeta. Además, esta vez nos toca la puerta, cabalgando a lomos del calentamiento global. ¡Como si fuera poco! Bien sé que mi voz es apenas audible en un país pequeño, aunque renombrado por su vocación pacifista; sin embargo, este ensayo que escribo hoy, quiero que sea un esfuerzo humilde, aunque osado, para que se sume a muchos otros que ya han puesto su alerta temprana y retomar así la senda que aquellos once científicos de inigualable prestigio nos dejaron abierta desde el manifiesto de 1955. ¿Se podrán resolver los conflictos de hoy por una vía de negociación pacífica? Otra vez, la política a toda costa y no la guerra, debe ser la senda y la meta. ¿Se podrá?
Cuando la paz ha sido victoriosa.
1. Mahatma Gandhi. “La no violencia no es una prenda que uno se pone o quita a su voluntad. Su lugar reside en el corazón y debe ser una parte inseparable de nuestro ser.” Esta máxima la expresó Mahatma Gandhi, abogado, pensador y político hindú. Mahatma Gandhi (Mahatma por cierto quiere decir en hindi “alma grande”), ha sido uno de los seres humanos que más realce y éxito le han conferido a la lucha no violenta, desde que inició su Movimiento el 11 de setiembre de 1906. Aunque el extraordinario líder pacifista no regresó a la India, su país de origen, sino hasta 1915. Tal realce cobró su lucha, que logró reunir multitudes de gran diversidad religiosa y étnica en torno a su idea, logrando coronar con éxito la independencia hindú respecto del régimen colonialista del poderoso Imperio Británico. Gandhi emprendió su lucha por la independencia hindú, siguiendo el camino de la resistencia no violenta, combinándolo con la lucha contra la discriminación racial en todo el territorio. Por fin, la independencia de India se produjo el 14 de agosto de 1947. Es importante señalar que su enorme éxito y prestigio, no consiguieron impedir que su país quedara dividido en dos, la India con mayoría hindú por una parte y Pakistán de mayoría musulmana por la otra. Gandhi perseveró en el objetivo de alcanzar la reconciliación de los bandos en pugna, pero sufrió un atentado que acabó con su vida, el 30 de enero de 1948. Puede afirmarse sin titubeos que, desde entonces, el camino de la lucha por la vía no violenta adquirió carta de ciudadanía en pleno siglo XX. Tan es así que, unas décadas después, en junio del año 2007, la organización de las Naciones Unidas (ONU), en su Asamblea General, reconoce la filosofía de la No Violencia y acuerda que, en todo el mundo se celebre el 2 de octubre de cada año, en homenaje a Mahatma Gandhi, por ser el día de su natalicio. (resolución A/RES/61/271, la ONU decreta el Día Internacional de la No Violencia el 2 de octubre de cada año).
2. Nelson Mandela. “Mientras salía por la puerta hacia la puerta que me conduciría a mi libertad, supe que, si no dejaba atrás mi amargura y mi odio, todavía estaría en prisión.” Esta frase, la expresó Nelson Mandela después de ser liberado de un encierro en la cárcel durante 27 años. Mandela fue encarcelado en 1964, tras un juicio en el cual se le declaró culpable de sedición e intento por derrocar al gobierno racista de Sudáfrica, su Patria. Se le impuso la condena de cadena perpetua. En 1990, fue liberado por el gobierno de Frederic de Klerk. En cambio, hasta el año 2008, Los Estados Unidos lo mantuvieron en la “lista de Terror” que, ese país que ha desatado con sus guerras tanto terror por el mundo, exhibe. Ello fue así, aunque Nelson Mandela, desde 1994 había sido electo por abrumadora mayoría, al cargo de presidente legítimo de su país y gozaba de un reconocimiento mundial. Mandela había empezado su lucha contra el “racismo” y el “apartheid” a la edad de 20 años. Se enroló en el movimiento negro llamado “Congreso Nacional Africano” (ANC, por sus siglas en inglés). Se trataba de un movimiento de resistencia no violento contra las leyes injustas, hasta que se produjo la masacre de “Sharpeville”, en marzo de 1960. Esta masacre ocasionó la muerte de 69 africanos negros. Por lo tanto, Mandela no siempre siguió esa línea pacifista de lucha. No obstante, su larga trayectoria de resistencia pacífica contra el racismo y el apartheid no puede verse obscurecida por su decisión de combatir, incluso con las armas, al gobierno segregacionista de Sudáfrica, cuando este desató una violenta represión generalizada contra la mayoría negra. Prueba de lo anterior es que, en 1993, Mandela y el presidente blanco F.W. de Klerk, fueron galardonados con el Premio Nobel de la Paz por la transición pacífica de un sistema racial de segregación, a otro democrático.
3. Martin Luther King. “Tengo un sueño, sueño que mis cuatro hijos vivan un día en una nación donde no sean juzgados por el color de su piel sino por su carácter. (…) sueño que un día en Alabama los niños negros puedan tomarse de la mano con las niñas y los niños blancos como hermanas y hermanos.” King nació el 15 de enero de 1929 en Atlanta, Georgia, EUA. Difícilmente se pueda encontrar un ser humano que haya vivido tan intensamente, de manera tan congruente con sus principios y ética, en un período de tiempo tan corto; este fue el célebre caso de Martin Luther King. La información que he consultado pone de relevancia junto a lo expresado que: Luther King (parafraseo) es uno de los más grandes luchadores por los derechos humanos en la historia estadounidense en todo el siglo XX. Hizo estudios de sociología obteniendo su título en 1948, además incursionó en un posgrado en teología alcanzando en este caso el grado de doctor en Teología, por la Universidad de Boston. Llegó a ser Pastor de la Iglesia Baptista, en Montgomery, Alabama, y en tal virtud comenzó su lucha por los derechos civiles, liderando las acciones contra las líneas de autobuses durante 382 días por discriminar a la población afroamericana. Al mismo tiempo, fue el encargado de emprender otra lucha pacífica para conseguir la igualdad de derechos civiles de las personas afroamericanas. El extraordinario líder, poseía además una gran capacidad de oratoria, lo que contribuyó grandemente a que se convirtiera en uno de los personajes más mediáticos e influyentes de aquel momento. En un lapso de poco más de 10 años conquistó grandes metas en la lucha por los derechos civiles, manteniéndose siempre dentro de las posturas no violentas y manifestaciones pacíficas. (Cfr. https://www.cndh.org.mx/index.php/noticia/nace-martin-luther-king-defensor-de-los-derechos-civiles-y-ganador-del premio-nobel-de-la-paz.)
En las décadas de 1950 y 1960, Martin Luther King lideró un gran movimiento social, contra el racismo y la discriminación en su país, bajo el principio de desobediencia civil sin violencia. Célebre fue su determinación de enfrentar diversas empresas de autobuses que exigían a las personas no blancas que cedieran sus asientos a los blancos. (Ibidem). En 1963 dio otra batalla civil en Birmingham, donde encabezó manifestaciones pacíficas multitudinarias que las fuerzas policiales blancas combatieron con perros policía y mangueras contra incendios, generando una gran polémica presente en los titulares de diversos periódicos de todo el mundo. Las protestas pacíficas y los boicots llevados a cabo en la ciudad tuvieron como resultado su arresto en abril de 1963. Durante su estancia en prisión Luther King escribió la popular “Carta desde la cárcel de Birmingham.” Dentro de este ensayo explica el por qué de sus protestas. No duró mucho en prisión, debido a su relación con el entonces presidente John F. Kennedy, quien contribuyó a su liberación. (Ibid.).
Las posteriores manifestaciones multitudinarias en muchas poblaciones culminaron con una concentración estimada en unos 250,000 manifestantes, en Washington, DC. Fue ahí donde King pronunció su famoso discurso que tituló “Tengo un sueño” (I have a dream), en el que imaginaba un mundo donde las personas pudieran vivir en igualdad, sin estar divididas por su raza. (Ibid. Un extracto de este discurso encabeza el inicio de este relato).
El 14 de octubre de 1964, Martin Luther King fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz. Tenía solamente 35 años, por lo que se convirtió en el hombre más joven en recibir este reconocimiento. Años más tarde, a finales de marzo de 1968, viajó hasta Memphis, Tennessee, con el objetivo de apoyar la huelga emprendida por trabajadores de ascendencia afroamericana que laboraban en la recolección de la basura. El movimiento aspiraba a obtener sustanciales mejoras en sus condiciones laborales. Lamentablemente, el 4 de abril de 1968 a las 6:01 de la tarde, mientras estaba en la terraza de la habitación del Motel Lorraine, Martin Luther King con tan sólo 39 años, fue asesinado. (Ibid.) El mundo entero que ama la lucha no violenta lloró su muerte; ya que había perdido físicamente a un inigualable líder de la lucha por los derechos civiles de los afrodescendientes en los Estados Unidos, sin haberse separado nunca de los métodos de lucha no violentos.
4. Malala Yousafzai. “Queridos hermanos, no estoy en contra de nadie. Tampoco estoy aquí para hablar en términos de venganza personal […] Estoy aquí para defender el derecho a la educación de cada niño. Quiero educación para los hijos e hijas de todos los […] terroristas y extremistas”. (Discurso de Malala Yousafzai en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 12 de julio del 2013). Malala pronunció este discurso a la edad de 16 años, con una serenidad y aplomo sorprendentes en una niña de su edad, sin que fuera posible advertir en ella ni una pizca de rencor por el atroz atentado que había sufrido a manos de un terrorista, el cual invadió el bus colegial en que viajaba disparando específicamente contra ella varias veces y ocasionándole heridas de gravedad, así como a tres niñas más. ¿La causa de aquel salvaje atentado? Los talibanes en Pakistán ya la habían amenazado de muerte, para impedir que la niña, inspirada por su padre, dedicase gran parte de su tiempo a defender el derecho de niños y niñas a la educación. Sabido es que Malala, con indecible valor, acometió la tarea de denunciar las arbitrariedades y reiteradas violaciones de los derechos humanos en que incurría el régimen del Tehrik-i-talibán (TTP). Este régimen despiadado y cruel, había ocupado militarmente el valle del río Swap, asesinando a muchos habitantes, destruyendo escuelas y prohibiendo la educación de las niñas entre el 2003 y el 2009. Cualquier persona que conozca estos antecedentes, la lucha de la joven niña Malala Yousafzai por el derecho a la educación, y quien además haya visto el video que se ha difundido de Malala dirigiendo el discurso ante los líderes de todo el mundo, debe haber experimentado el mismo sentimiento que yo tuve, un sobrecogimiento enorme ante su proverbial valor para una joven de su edad. Malala es grande, enorme espiritualmente; no alberga odio en su corazón, predica el derecho a la educación que tienen todos los niños del mundo, aún aquellos que les haya tocado en suerte ser hijos e hijas de Talibanes. Malala es también una activista de la lucha no violenta y ejemplo singular de la juventud consciente. Así como Martin Luther King Jr. Es el hombre más joven en haber recibido el premio Nobel de la Paz, Malala Yousafzai, es por mucho la mujer más joven que haya recibido con propiedad este merecido reconocimiento, cuando apenas contaba 17 años de vida.
Corolario.
La lucha pacífica ha sido muy exitosa en el mundo, aunque la especie se siga dejando llevar por la violencia. Creo que una y otra, cada una a su manera son contagiosas. Ni que hablar de la violencia, “siembra vientos, cosecha tempestades” reza una expresión en apariencia de origen bíblico atribuida al profeta menor Oseas, cuando dijo “Porque sembraron viento, torbellino segarán”. Pero, la paz se transmite de generación en generación, mediante acciones ejemplarizantes como las que he narrado en este ensayo. Eso sí, puede que resulte más difícil inculcar valores éticos de solidaridad, porque exige desprendimiento personal; de amor, porque el desamor camina fácil; de amistad, porque cuesta alcanzarla y más aún consolidarla, mientras que la envidia, la mezquindad, la insidia o las murmuraciones se desatan por doquier.
La violencia ha acompañado a nuestra especie desde tiempos remotos; la no violencia, aunque como creo haberlo demostrado tiene experiencias exitosas a su haber, es difícil para el ser humano llevarla consigo, porque requiere de mucha congruencia, de una gran fortaleza del espíritu, para no dejarse tentar por las veleidades mundanas, y somos ligeros y volubles. A nivel de las naciones para forjar la paz es imprescindible la educación constante y para todas las personas, se requiere justicia en lo económico, social y cultural, hay que eliminar la pobreza y la desigualdad y lograr un espíritu de colaboración y diálogo entre todas las naciones.
Hoy sin embargo y cada vez más, el ejercicio de la violencia conlleva mucho más peligro de destrucción global que nunca, por el enorme poderío de las armas nucleares que se han inventado, merced al vasto desarrollo tecnológico puesto al servicio de las empresas de la guerra y de la destrucción. Quiero concluir trayendo a colación otro fragmento del “Manifiesto Russell-Einstein”, considero oportuno recomendar que reflexionemos sobre ello: “Nadie sabe cuán ampliamente esas partículas radiactivas podrían diseminarse, pero las mejores autoridades expresan unánimemente que una guerra con bombas-H podría posiblemente poner fin a la raza humana. Se teme que si varias bombas-H fueran usadas habría una muerte universal repentina solo para una minoría, pero para la mayoría continuaría una lenta tortura de enfermedad y desintegración”.
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