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Sábado, 12 de abril de 2025



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Alvaro Ramos Chaves, ¿el relevo generacional de Liberación Nacional?, a la conquista del corazón y la mente de los costarricenses

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 09 abril, 2025


El Partido Liberación Nacional realizó su proceso interno de selección de su candidato presidencial, para las elecciones de febrero del 2026.

Ese proceso fue por la vía de una convención electoral abierta, mediante la cual los ciudadanos, en primer lugar, los miembros, militantes y simpatizantes del Partido Liberación Nacional y, en segundo lugar, los que, quisieran pronunciarse sobre esos candidatos, podían acudir a las urnas y votar por alguno de ellos. El proceso en sí mismo era una validación del ejercicio del sufragio y de la democracia electoral costarricense.

Para ello programaron debates, con los cuatro candidatos que tenían, en colaboración con medios de comunicación radiales y televisivos.

Los candidatos que disputaron la candidatura presidencial fueron los diputados Gilberth Jiménez Siles y Carolina Delgado Ramírez, ambos de larga trayectoria militante en Liberación Nacional, con lo cual se les puede calificar de candidatos tradicionales, que han vivido de ese partido, se han amamantado de sus leches, de las buenas y malas épocas que ha tenido, han disfrutado de las mieles que esa pertenencia les ha dado para ocupar puestos políticos y públicos, a nombre de ese partido, para lo cual en sus momentos contaron con el apoyo de los dirigentes históricos y políticos, y de las estructuras organizativas de Liberación Nacional. Participaron también Marvin Taylor Dormond y Alvaro Ramos Chaves.

Marvin Taylor con igual compromiso que los diputados dentro de Liberación Nacional que le permitió desempeñar puestos públicos en el pasado, pero con menor presencia pública, y el más desconocido de ellos, Alvaro Ramos Chaves, sin una fuerte militancia política en Liberación Nacional, con buena experiencia en la función pública en los últimos diez años, con poca a casi ninguna militancia destacada en ese partido, pero con apoyo principalmente de sus sectores juveniles. En esencia todos los precandidatos eran caras bastante desconocidas, pero más desconocidos fueron los diputados, que evidenciaron su desconocimiento público por su mal papel parlamentario.

Liberación Nacional, como el partido más viejo de los procesos electorales de la Segunda República, 1953-2025, fundado en 1953, ha ejercido la presidencia de la República en nueve ocasiones, 1953, 1962, 1970, 1974, 1982, 1986, 1994, 2006 y 2010.

Los otros partidos que gobernaron el país, los podemos agrupar en los anti liberacionistas de los gobiernos de Mario Echandi, 1958-1962, de José Joaquín Trejos Fernández, 1966-1970 y de Rodrigo Carazo, 1978-1982, y los de la Unidad Social Cristiana, 1990, 1998, 2002. A estos se suman los dos gobiernos del partido Acción Ciudadana, 2014 y 2018, y el actual gobierno de Rodrigo Chaves Robles, que llegó a la presidencia por el partido Progreso Social Democrático.

Lo bueno y lo malo de todo el desarrollo político institucional y democrático, alcanzado en el país, desde 1953 hasta hoy, se les debe proporcionalmente al ejercicio de gobierno de estos partidos y de sus presidentes, con sus ministros y miembros de las juntas directivas que dirigen las instituciones del Estado y del Gobierno. Esa es la realidad nos guste o no. Podemos estar de acuerdo, o no, con el ejercicio de esos gobiernos pero es lo que tenemos.

En el ejercicio de esos gobiernos ha habido presidentes. Vicepresidentes, diputados y miembros de los Concejos Municipales que han constituido todo el andamiaje y entramado político nacional, de todos los partidos que han tenido oportunidad de tener esas representaciones políticas, con los ciudadanos que han representado a esos partidos, en esas instancias, dentro del engranaje del desenvolvimiento del Estado y el modelo de la economía nacional, contribuyendo con ello a su afirmación y consolidación. Representantes populares, oficialistas o no, todos contribuyen con su presencia y participación en el ejercicio de sus cargos, con el desarrollo democrático nacional y con el desarrollo económico que se impulsa, que es como una autopista de la cual pareciera no nos podemos salir.

Cuando acudimos a un proceso electoral es porque queremos elegir a un presidente y sus vicepresidentes, y a diputados, como será la elección de febrero del 2026, para que continúen las obras de gobierno pendientes, con sus contenidos presupuestarios, y hagan avanzar el país por nuevos derroteros, de conformidad a lo que esos gobernantes y sus partidos ofrecen a los ciudadanos en el proceso electoral buscando su apoyo. Hacia el 2026, podemos esperar que se recupere lo que se ha venido destruyendo del bienestar social, laboral e institucional, y no se afecten derechos sociales y humanos.

Con la elección del candidato de Liberación Nacional avanzamos en conocer, poco a poco, a los restantes candidatos que disputarán la conducción del país desde 2026 hasta 2030. Por ahora, los candidatos conocidos son Alvaro Ramos de Liberación Nacional, Juan Carlos Hidalgo de la Unidad Social Cristiana, Claudio Alpízar Otoya de Esperanza Nacional, Fernando Zamora de Nueva Generación, Eli Feinzaig del partido Liberal Progresista y Fabricio Alvarado de Nueva República.

El partido Unidad Social Cristiana iba a realizar un proceso de convención cerrada que no se materializó por la renuncia de uno de sus precandidatos. Los partidos Acción Ciudadana y Frente Amplio han anunciado procesos de convención cerrados para la escogencia de sus candidatos. Los demás partidos lo harán por la vía de los acuerdos de sus Asambleas Nacionales, que es lo que se establece en los estatutos de esos partidos.

Cuando analistas y personas han opinado de la convención de Liberación Nacional se han detenido en el bajo número de votantes o participantes, lo que no es relevante considerando que es el único partido que consultó, en todo el país, a los ciudadanos por sus candidatos, logrando un resultado para este momento, mientras los otros partidos NO tendrán una consulta similar, o sus candidatos serán escogidos por 70 personas que son las que constituyen la Asamblea Nacional de los partidos políticos.

Cuando se compara la convención de Liberación Nacional con sus anteriores convenciones, tampoco es relevante. Lo que de esta convención es relevante es que Liberación Nacional sigue siendo el mayor de los partidos políticos existentes, y que la convención le ha dado oportunidad de valorar sus regiones más fuertes y las más débiles. La convención le ha permitido organizar a sus principales activistas, afiliados y simpatizantes y “aceitarlos” y organizarlos hacia el proceso electoral del 2026.

La Convención en el tratamiento que le dieron en los debates organizados no fue bien tratada. La Convención era para escoger el candidato presidencial, no para discutir los problemas internos de Liberación Nacional.

Los conductores de los programas y dos de los precandidatos, Carolina y Gilberth, se dedicaron a cómo podían, a atacar a su propio partido y a sus dirigentes históricos que les dieron de mamar, y bastante. Parecían más enemigos internos de sus propios partidos, y de sus padres putativos políticos, que contrincantes del gobierno al que hay que sustituir.

Con todo respeto lo digo: Carolina Delgado parecía la Yegua de Troya y Gilberth Jiménez el Burro de Troya, ambos despedazando su propio partido ante el público que esperaba perspectivas y acciones políticas hacia el futuro gobierno que podían ellos representar. El pleito que se tenían era contra dirigentes actuales y pasados de Liberación Nacional y criticando a Alvaro Ramos por los dirigentes que le apoyaban. Carolina se dejó decir que con ella, si ganaba, Liberación Nacional desaparecería. El discurso de Rodrigo Chaves Robles contra Liberación Nacional y sus principales dirigentes históricos cobraba forma en estas gargantas profundas del gobierno chavista en las entrañas de Liberación Nacional. Se desnudaban en cámara como chavistas o representantes del discurso chavista anti liberacionista en el seno mismo de Liberación Nacional.

Desde el punto de vista democrático electoral y nacional no se discute la escogencia de candidatos por la vía de una convención o una asamblea nacional de partido. Son iguales formalmente en la papeleta que se le presenta a los electores.

Al interior de Liberación Nacional son iguales todos los militantes de Liberación Nacional, los viejos y nuevos militantes. Los dirigentes históricos de Liberación Nacional ya fallecieron. Viejos dirigentes que emergieron en la vida de ese partido a partir de la década de 1970 todavía existen y tienen su valor. Nadie sensato, políticamente, podría negar que Oscar Arias Sánchez salvó a Liberación Nacional en las elecciones del 2006, dándole vida y proyectando el partido al gobierno de Laura Chinchilla en el 2010.

La crisis de la dirigencia y la derrota de los candidatos de Liberación Nacional en las elecciones del 2014, 2018 y 2022, es un tema que no se ha analizado todavía correctamente. Perdieron en mucho por sus pugnas internas.

El haber ido a segundas rondas electorales, en este siglo, tampoco se ha abordado correctamente por los partidos políticos, que se han despreocupado de los electores, y de los gobiernos que se han alejado de los ciudadanos.

El desencanto producido solo ha favorecido ascensos electorales peligrosos, para la segunda ronda, como el de Fabricio Alvarado en el 2018, e improvisaciones políticas, como la del actual gobierno de Rodrigo Chaves en el 2022. Este desencanto ha favorecido las candidaturas personalistas más que las partidarias. Este peligro continúa hacia el 2026.

Con la escogencia de Alvaro Ramos se recupera la candidatura partidaria, que se combina en este caso con la candidatura personal. Los primeros pasos dados, en estos dos días, por Alvaro Ramos hacen sentir el peso del triunfo de su candidatura al interior de Liberación Nacional. La reunión con los precandidatos, con los diputados, haber logrado la unidad de la fracción, hasta hoy, alrededor de la candidatura a la Presidencia de la Asamblea Legislativa de Rodrigo Arias, es parte de estos nuevos pasos que se sienten por venir.

Mi impresión es que Alvaro Ramos como candidato va a “encantar” una buena parte del electorado. Es joven, inteligente, un guerrero en su vida personal de superación y auto superación. Es exitoso, es un ganador, con buen discurso, claro en sus ideas y pensamientos, preciso y concreto a la hora de expresar sus ideas y de contestar sus interrogatorios, representa un cambio generacional, es respetuoso con sus adversarios, sin odios, es decente, produce confianza. Su preocupación es unir y sumar alrededor de su candidatura. Abierto a lograr alianzas posibles electorales que se sumen a su candidatura, no bajo la forma de una coalición, que ya no hay tiempo de aprobar, con base a planteamientos programáticos básicos y políticas de gobierno a impulsar.

Con Alvaro Ramos pareciera iniciarse una nueva etapa de nuevos liderazgos en Liberación Nacional. Tiene que lidiar todavía en el interior del partido Liberación Nacional con quienes tenderán a “atraparlo”, a “imponérsele” desde las estructuras donde operan. Tiene que diseñar una nueva imaginación política nacional.

Su presencia en las encuestas empezará a lucir a partir de ahora. Los troles del gobierno ya lo están atacando lo que es una buena bandera a su favor. La única y verdadera encuesta, la que va a valer, es la del primer domingo de febrero del 2026. Alvaro Ramos ha señalado que ese es su reto, no el primer domingo de abril. Luchará por ganar, no por ser un finalista para la segunda ronda. Este es su propósito más firme. Para ello debe tener su partido a su favor. Sin Caballos, ni Burros, ni Yeguas de Troya bajándole el piso internamente. Con las instancias de dirección partidarias trabajando con él, por él y por su triunfo, unificando alrededor suyo a los alcaldes y regidores electos en todos los cantones, especialmente en los 30 que tienen gobernados. Esta es también la única y posible oportunidad de hacer surgir de nuevo a Liberación Nacional.

En los debates este tema era preocupación del interrogatorio que se le hacía a los candidatos. La convención estaba dirigida no a mejorar al partido. Era para buscar el candidato a la Presidencia. Si la Presidencia de la República resulta buena, el partido gobernante se recupera. Así es.

El reto es enfrentar la imagen de mal país que tenemos. Es dar respuestas posibles a los graves problemas que tenemos como comunidad nacional. Es pensar en el futuro de Costa Rica.

El resultado de la convención a favor de Alvaro Ramos le da insumos a favor de su candidatura. Los últimos cinco gobernantes, Oscar Arias, Laura Chinchilla, Luis Guillermo Solís, Carlos Alvarado, Rodrigo Chaves no resultaron de convenciones de sus partidos. Por ahora con la Convención electoral de Liberación Nacional, independientemente del número de votantes, Alvaro Ramos se levanta como el candidato más fuerte en el escenario político, el que tratará de ganarse el corazón y la mente de los costarricenses, el que propone la reconquista de la esperanza democrática.

Las campañas electorales hoy descansan más en las personas. Alvaro Ramos presenta cualidades para resaltar su persona. Hay que saberlo hacer sin mezquindades políticas.

El gobierno del animal de Zapote, del jaguar, está sin candidato conocido. Entre sus posibles ya se están bajando el piso entre ellos mismos. Al Jaguar mayor, su guarida se la pueden pasar al Barrio González Lahmann en cualquier momento. No deja de ser un animal peligroso, gruñón y matón como lo demostró ofendiendo a un comensal, y a su familia, en un restaurante donde llegó amenazante, ofensivo, prepotente y provocador, sintiéndose fuerte por los guardianes que le acompañaban, expertos para el pleito y la camorra. Aun así, no hay que desestimar los esfuerzos electorales que surjan y se apoyen desde la guarida de Zapote.

Cada proceso político tiene su particularidad y especificidad. El del próximo año tiene el reto de enfrentar el continuismo del actual gobierno o de cambiar de rumbo, para recuperar la democracia social que se está perdiendo.

Internamente Liberación Nacional eligió autoridades partidarias en sus estructuras organizativas, las que también tienen que sumarse alrededor de la candidatura de Alvaro Ramos, sin responder a los caciques regionales o nacionales que les apoyaron, si quieren avanzar como partido hacia las elecciones.

Alvaro Ramos en su condición de candidato presidencial tendrá peso en el partido durante este período hasta la elección de febrero. Sin embargo, no tiene peso suficiente para decidir internamente las candidaturas a diputados. Solo le da una candidatura que él puede disponer. El sindicato cantonal que se desarrolló en el interior de Liberación Nacional para escoger diputados pesa mucho para la decisión de las futuras candidaturas. Esto también le sucede a la Unidad Social Cristiana. Mucho del éxito que pueda llegar a tener Alvaro Ramos dependerá también de las candidaturas a diputados que impulse Liberación Nacional.

La campaña electoral del 2026 todavía no se ha definido en su totalidad. Puede ser que gire principalmente alrededor de las candidaturas a diputados. Si el Jaguar zapoteño se lanza de diputado así puede suceder.

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