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COLUMNISTAS


Cambio climático, producción y el Gran Reinicio

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 18 enero, 2021


El cambio climático es una realidad que nos amenaza con un potencial dañino mucho mayor al del SARS-CoV-2. Por ello, mal haríamos en el Gran Reinicio para establecer la nueva normalidad posterior a esta pandemia, si no tomamos en consideración las acciones de mitigación y de adaptación que frente a ese posible cataclismo mundial nos corresponde adoptar.

Todavía estamos sufriendo las dolorosas muertes, enfermedad y presión sobre nuestro sistema de salud del COVID-19 y su secuela de aumento en el desempleo, la desigualdad, la pobreza y la frustración. A pesar del temprano inicio de la vacunación en nuestro país, esta pandemia, con sus duros costos, nos acompañará buena parte de este año, y las nuevas cepas amenazan con acelerar los contagios y desbordar nuestra capacidad hospitalaria, a menos de que seamos muy responsables en las medidas de prevención.

Pero a la vez que atendemos los graves daños causados por este diminuto virus, es necesario también crear una visión nacional para la nueva normalidad, el Gran Reinicio que deberá permitirnos alcanzar nuevos y mayores niveles de bienestar, e ir dando los pasos que nos permitan avanzar aceleradamente en su construcción.

Por eso deben causarnos mucha satisfacción dos eventos recientes que ratifican la acción responsable y previsora que nuestro país viene desempeñando en el campo ambiental.

Por una parte, el gobierno presentó la Contribución Nacionalmente Determinada 2020. La organización respectiva de NNUU indica: “Las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC por sus siglas en inglés) son el núcleo del Acuerdo de París y de la consecución de esos objetivos a largo plazo. Las contribuciones determinadas a nivel nacional encarnan los esfuerzos de cada país para reducir las emisiones nacionales y adaptarse a los efectos del cambio climático.” Se presentó una primera versión del compromiso nacional en 2015, y correspondía en 2020 y luego cada 5 años actualizar los compromisos de cada país.

Estos compromisos nacionales para limitar a no más de 1,5 grados centígrados el calentamiento global respecto a los niveles preindustriales (inicialmente 2 grados centígrados) debieron haberse presentado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2020 (COP26) que estaba convocada para el año pasado en Glasgow Escocia, y que por la pandemia fue pospuesta para noviembre de este año.

En su nueva presentación el gobierno define los compromisos en 13 campos de acción, con especificación de metas para diversos períodos temporales, con énfasis en 2030.

Los primeros años son en mucho de adopción de políticas y sería muy conveniente calendarizar y cuantificar las acciones que respecto a cada compromiso se deban ir ejecutando cada año, para así poder los ciudadanos medir su cumplimiento y fortalecer las áreas de acción 10. Acción para el empoderamiento climático y 11. Transparencia y mejora continua.

El segundo evento fue la presentación el pasado día 11 del manifiesto de la Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza y las Personas que se realizó en la Cumbre “One Planet” en París.

Esta Coalición de Alta Ambición es copresidida por Costa Rica, Francia y el Reino Unido. Los 50 países que hasta ese momento la integraban anunciaron su firme compromiso de proteger al menos el 30% de la tierra y los océanos del mundo para 2030.

Esta Coalición muestra un muy importante progreso respecto a la propuesta de Costa Rica en la PRECOP 25 efectuada en nuestro país en 2019 para la Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza. Desde ese momento se fortaleció la visión de unir cambio climático y defensa de la naturaleza: sus especies, los campos y los océanos.

El Gran Reinicio demandará un extraordinario empeño para hacer el mejor uso posible de nuestros recursos, capacitar y reentrenar la oferta laboral y aumentar la innovación y la productividad. Para ser exitosos y al mismo tiempo prevenir los perjuicios del calentamiento global, parte muy importante de ese esfuerzo tendremos que efectuarlo en la transformación de la matriz energética, en el uso del territorio y el desarrollo urbano, en las practicas agrícolas, ganaderas e industriales, en la evaluación de proyectos y la operación del sector financiero.

Como se ha demostrado con los estudios del BID (ver mi artículo El Plan de Descarbonización es beneficioso en WWW.rodriguez.cr) “La sostenibilidad ambiental puede generar beneficios económicos y sociales. Este estudio señala que ejecutar el Plan Nacional de Descarbonización puede generar $41.000 millones a la economía de Costa Rica entre 2020 y 2050. La zona rural puede ser la más beneficiada”.

Es necesario y conveniente efectuar el Gran Reinicio de la mano de las transformaciones que nos permitan enfrentar el calentamiento global. Estos dos instrumentos de planificación nacional a largo plazo contribuyen con ese objetivo. Pero es evidente que seguir este camino demandará persistencia y congruencia en las políticas públicas. Debemos estar conscientes de que los gobernantes y los ciudadanos siempre estaremos sujetos a la tentación de buscar beneficios inmediatos que pueden descarrilar los muy importantes objetivos para el bienestar nacional de las futuras generaciones.

Por ello, para seguir en la ruta correcta, deberemos evaluar las políticas públicas tomando en consideración sus efectos a largo plazo. Además, es preciso contar con instrumentos que nos permitan evaluar regularmente el cumplimiento de las metas nacionales en el campo ambiental.

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