Cero déficit en 2021: dependemos de la regla fiscal
Miriam Manrique miriam.manrique@moodys.com | Martes 11 diciembre, 2018
Recientemente el Banco Central publicó un documento para explicar cómo inciden los rubros de la Ley de Fortalecimiento de la Finanzas Publicas en la deuda y el déficit futuros, realizando una proyección de las principales variables hasta el año 2040.
Según el criterio emitido por la entidad, para el año 2021 se cerraría el déficit primario, pero esto dependería de la estricta aplicación de la regla fiscal, la cual aportaría un 0,91% del PIB al impacto de la reforma sobre el déficit, que sumado a un 0,53% del IVA, 0,89% de Renta y 0,47% de Remuneraciones, daría un total de 2,79% del PIB. Igualmente, para 2022, el 40% del impacto de la reforma recaería en este rubro, al incidir en 1,55% del PIB de un total de 3,68% para ese año.
El principal argumento para llegar a estos números se basa en que al llegar al año 2021, la deuda como porcentaje del PIB, estaría por encima del 60%, por lo cual aplicaría en el inciso “d” de los escenarios planteados en la Ley. En este caso, se limitaría el crecimiento del gasto corriente a la multiplicación del crecimiento promedio del PIB nominal de los últimos 6 años por 65%.
Al aplicar esta regla, sin embargo, no es posible obtener los números planteados por el Central, ya que, para tener un impacto en el déficit primario de la magnitud planteada, el gasto corriente tiene que disminuir en ¢330 mil millones en 2021, lo cual representa una disminución de alrededor de 4,5% del gasto corriente actual del sector público no financiero, excluyendo intereses.
Por lo tanto, tendería a pensar que, para llegar a los resultados esperados a partir del 2021, lo que incidiría significativamente serían las medidas extraordinarias que se tomarían bajo el inciso “d” de la regla fiscal. Mientras la deuda se encuentre por encima del 60% del PIB, no se ajustarán las pensiones, el Gobierno Central no suscribirá préstamos ni créditos, no se realizarán incrementos de costo de vida al salario base ni en los demás incentivos salariales y el Poder Ejecutivo no podrá efectuar rescates financieros ni otorgar subsidios de ningún tipo.
Este documento plantea que implementando estas medidas desde 2021 hasta 2027, periodo en el cual la deuda se encuentra por encima del 60% del PIB, se obtendrá el impacto máximo de la reforma fiscal de un 4,4% del PIB y que a partir de 2028 los gastos corrientes serían 17% del PIB y se podría aplicar el escenario “a” de la regla donde el gasto puede crecer al ritmo del PIB.
En conclusión, este criterio plantea que solo con la reforma fiscal y la estricta aplicación de la regla fiscal, cerraríamos en déficit primario en 2021 y nos moveríamos lentamente pero seguro a una mejora en la deuda pública, la cual sería todavía 50% del PIB en 2040. Adicionalmente hay que tomar en cuenta, que tendrían que cumplirse todos los supuestos de crecimiento económico, recaudación tributaria, y que, efectivamente el gobierno pueda empezar a aplicar la regla fiscal en un año electoral, y mantener congeladas las pensiones, aumentos salariales, incentivos, entre otros, por siete años y tres presidentes diferentes.
Desde mi punto de vista este es el mejor escenario posible y le doy muy pocas probabilidades a que esto suceda como lo plantea el Banco Central. Por lo tanto, creo que el mejor camino a seguir es asumir un escenario más real donde la reforma fiscal va a tener impacto de un 2% del PIB y seguir trabajando por implementar medidas que aporten entre un 2-3% adicionales del PIB, por el lado del gasto, como Ley de Empleo Público, Reforma del Estado, y que, además, tengan un impacto más inmediato en las finanzas públicas, nos ayuden a cerrar realmente el déficit primario y a reducir la deuda a pasos más acelerados.
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