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COLUMNISTAS


¿Cómo nos acostumbramos?

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 06 abril, 2022


Una amiga que trabaja cerca me informa que todos los días amanecen uno a seis cadáveres frente a los bomberos de Pavas; es como el botadero para las pandillas y otros criminales que operan en esa zona. Son más corteses estos asesinos que los así denominados “sicarios” que dejan sus víctimas botadas en el lugar del crimen.

En la gran área metropolitana hay tantas muertes producto de asesinatos que los sucesos que los reportan ya son poco leídos o vistos en los medios. Ya están acostumbrados los costarricenses, como si fuera lo normal en una sociedad del Siglo XXI. ¿Cuándo se despertarán y comenzarán a presionar a las autoridades para que tomen acción en contra de esta situación? Estos son seres humanos, hijos de alguien, que están apareciendo botados envueltos en sábanas sangrientas.

Viene un gobierno nuevo y quizás este pudiera tomar acción como lo ha hecho el presidente Nayib Bukele de El Salvador. Después de un fin de semana en ese país donde hubo 86 muertos producto de actividades de las maras y otros criminales el mandatario declaró “estado de excepción,” dando a la policía “riendas sueltas” para detener y encarcelar para una interrogación. Antes de la pandemia los rumores son que su gobierno negoció con las cabeceras de la mara para bajar la tasa de asesinatos, pero ya cualquier acuerdo quedó en el olvido obligando a esta decisión de imponer mano dura.

Se acostumbra el habitante costarricense a pensar que a él o ella no le toca por no estar involucrado con las pandillas. La posibilidad de ser pegado por “bala perdida” es mínima y después de todo estos pleitos tienen que ver con la droga y su consumo y uso y la persona no toca estos tipos de productos. ¡Se racionaliza una especie de ceguera!

Después de un tiempo de ver la televisión, tanto la parte ficticia que muchas veces parece a la vida real y la parte que cuenta hechos, el cerebro adquiere queloides y ver tanta barbaridad no le afecta al vidente. ¡Casi se ve normal! Es interesante notar que en los debates y en las apariencias públicas de la campaña pasada, muy poco de lo declarado o hablado se refirió al cambio en la sociedad nacional que está dejando de ser pacífico. Ya el pueblo se está armando y muchos que poseen revólveres no tienen licencia y no han recibido entrenamiento en su uso.

Los que sí saben de armas también conocen que un revolver en la casa tiene que estar guardado en una caja de seguridad para armas y bajo llave. La noche que invade ese hogar un par de hampones ¿tendrá tiempo el dueño de abrir la caja y sacar el revolver para defenderse? Y si no lo deja en la caja, guardándolo en la gaveta a la par de la cama bien armado con las balas de rigor, la posibilidad de un accidente aumenta sustancialmente.

Costa Rica puede ser país “neutral” en el ámbito internacional pero ya alberga una guerra interna que hay que sofocar.

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