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Construir paz con amor

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 31 diciembre, 2012


Disyuntivas

Construir paz con amor

El 1° de enero de 1968 el papa Paulo VI estableció el primer Día Mundial por la Paz que se ha seguido celebrando, desde entonces, como una jornada de especial oración y reflexión por ese bien tan preciado para la vida interior y exterior de cada persona.
Para la jornada de mañana, el papa Benedicto XVI centra su reflexión en la VII Bienaventuranza según San Mateo: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” y explica: “La bienaventuranza consiste… en el cumplimiento de una promesa dirigida a todos los que se dejan guiar por las exigencias de la verdad, la justicia y el amor. Quienes se encomiendan a Dios y a sus promesas son considerados frecuentemente por el mundo como ingenuos o alejados de la realidad. Sin embargo, Jesús les declara que, no solo en la otra vida sino ya en esta, descubrirán que son hijos de Dios, y que, desde siempre y para siempre, Dios es totalmente solidario con ellos”.
La paz, nos dice el Papa, está basada en una “ética de comunión y participación” y es tanto un don de Dios como una construcción humana. “La paz no es solo ausencia de guerra y no se limita a asegurar el equilibrio de fuerzas adversas....”, indica el Papa, pues la paz es fruto de la justicia y efecto de la caridad que determinan actitudes y acciones concretas de las personas apegadas a la naturaleza que Dios nos ha impreso. Y claro, nos recuerda, que en Cristo somos una familia unida y reconciliada en el amor. Para ser constructores de la paz, debemos estar atentos a la compasión, la solidaridad, y a la fraternidad, viviendo según el modelo que Cristo vino a enseñarnos. Nos dice Benedicto XVI que una condición previa para la paz es el desarme de la “dictadura del relativismo moral, que cierra las puertas al reconocimiento de la imprescindible ley moral natural inscrita por Dios en la conciencia de cada hombre.”
La paz nace de la justicia de cada uno y ningún cristiano puede eludir este compromiso esencial de promover la justicia, y construir la paz según sus aptitudes y responsabilidades.
Para la Navidad, recordé a mis lectores que la sola acumulación de conocimiento científico, de tecnología, de riqueza y de desarrollo institucional es insuficiente para garantizar el bienestar humano, porque siempre, cada nuevo día, depende ese bienestar de la decisión libre de la persona de amar y por ende escoger la bondad, la verdad, la belleza. Hoy al final del 2012 quisiera plantear que esperemos el Año Nuevo sumidos en esta reflexión del Papa con ánimo renovado de construir, con amor, un mundo mejor, que lo construimos primero a lo interno en nosotros mismos, luego en la familia, después en las comunidades, luego en Costa Rica y finalmente en el mundo. Igual que lo hace el Papa, quisiera invitar a los más jóvenes, “que mantienen siempre viva la tensión hacia los ideales”, a tener aguante y firmeza en la búsqueda de la justicia y la paz; en cuidar el gusto por lo que es justo y verdadero, aun cuando esto pueda significar sacrificio e ir contra la mayoría o las modas, pues solo así lograremos construir la “civilización del amor”.

Miguel Ángel Rodríguez
Expresidente de la República

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