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Cosa de todos

Tomas Nassar tnassar@nassarabogados.com | Jueves 24 abril, 2008


Cosa de todos
Vericuetos

Tomás Nassar

Agradezco los mensajes de estimables lectores que glosaron mi columna anterior, particularmente en cuanto a las criticas proferidas en relación con el nombramiento de doña Janina del Vecchio. No fue mi intención discutir si el Ministro de Seguridad debería ser un experto en asuntos técnicos atinentes a las competencias del despacho o alguien con el manejo político necesario para orientar las decisiones pertinentes. Mi interés fue salirles al paso a los cuestionamientos lanzados a la posibilidad de que una mujer pueda desempeñar eficientemente una posición de enorme responsabilidad actual y que, quizás por las botas y las pistolas, piensan algunos reservada para los varones.
Fueron estas voces disonantes del género, muchas o pocas, las que pretendí cuestionar.
Seguridad ciudadana es uno de esos campos de la acción política del Estado en los que la plena satisfacción de los ciudadanos es imposible de alcanzar. Es irrebatible que la responsabilidad de garantizar un ambiente seguro corresponde por antonomasia al aparato público, pero no podemos sustraernos de la realidad de que en el nivel de inseguridad en que estamos sumidos, más que esperar respuestas y soluciones inmediatas, se nos impone la participación conjunta.
“La seguridad es cosa de todos”. ¿Recuerdan ese eslogan del ministro Fishman? Algunos de esos críticos políticos de intenciones electorales que no faltan en este país, atacaron el contenido del mensaje con el argumento de que la responsabilidad de garantizar la seguridad a la población era, y efectivamente es, como dije, del Estado, en particular del gobierno y concretamente de esa cartera.
En las actuales condiciones es más que quimérico pretender una solución unidireccional, porque el problema va mucho más allá de la represión y de la estrategia policiaca. Enviar los 10 mil efectivos que componen la Fuerza Pública a patrullar las calles puede tener un efecto cosmético inmediato, sin embargo, amén de totalmente insuficiente en número, el contingente no será capaz de contener las múltiples manifestaciones de delincuencia, ni de resolver los problemas estructurales de la seguridad ciudadana.
Después de muchos años de deterioro de las condiciones de nuestra tranquilidad, se requiere mucho más que más policías, más educados y mejor equipados. Por supuesto que este es un elemento indispensable en el combate del flagelo, pero para que sea eficaz, la acción de corrección debe comprender todas las facetas en que se necesita reacción inmediata, política, judicial y administrativa.
Por eso me parece que muy bien haría la Ministra si convocara un grupo de notables a integrar una especie de comisión cívica de seguridad ciudadana formada por representantes de todos los sectores de la sociedad civil, para coadyuvar en la difícil misión de identificar causas y remedios y de viabilizar todas las acciones posibles de salida del problema.
En las condiciones en que el país se encuentra, se requiere un concierto de esfuerzos concentrados hacia el mismo objetivo: educación, planificación carcelaria, reformas legales, controles migratorios, participación gremial, prevención de las adicciones, son componentes de una solución global con efecto de medio y largo plazo que, sin duda, el gobierno no puede atender sin apoyo de todos los agentes sociales.

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