Costa Rica necesita de acuerdos nacionales trascendentales
Natalia Díaz natdiaquin@gmail.com | Jueves 16 noviembre, 2017
Costa Rica necesita de acuerdos nacionales trascendentales
He venido alertando, desde hace algún tiempo, sobre la necesidad de afrontar, con más responsabilidades, aquellos temas nacionales que superan las fuerzas de uno o más actores políticos y requieren de esfuerzos supremos con múltiples agrupaciones sociales, económicas, políticas e institucionales. Sabemos que el país atraviesa circunstancias particularmente graves y por lo tanto la magnitud de sus carencias, de sus necesidades y de sus problemas, exige el concurso de más de una fuerza. En el fondo se trata de acudir al sentido común, que solo la unión puede dar la fortaleza para superar los enormes obstáculos.
La historia de nuestro país, así como la latinoamericana y de otros continentes, son evidencia de acuerdos realizados con los cuales pudieron salir airosos de las situaciones que lograron afrontar y corregir.
Recordaremos el Pacto del Jocote en Costa Rica; el “Pacto de Punto fijo” en Venezuela, el cual data de 1958; el Acuerdo Nacional para volver a la democracia, firmado en 1985 en Chile; el Pacto de Toledo en España de 1995, para solo señalar algunos conocidos en nuestro tiempo. En todos los casos, encontramos esfuerzos supremos que realizan los países a través de sus más connotados líderes, sean políticos o de las diversas organizaciones que alientan el desarrollo de las sociedades. Estos se dan porque se llega al convencimiento, de unos o de todos, de que las decisiones y acciones de una parte de ellos es insuficiente para lograr superar la magnitud de las preocupaciones.
En nuestro medio, también ha sido la Contraloría General de la República (CGR) la que como “institución auxiliar de la Asamblea Legislativa en la vigilancia de la Hacienda Pública”, ha estado advirtiendo, de manera reiterada, sobre el proceso de agudización de las finanzas públicas. Fue en agosto anterior que la CGR, mediante un Informe sobre la situación fiscal del país, caracteriza esa problemática con una elevada y creciente deuda pública y una limitación en los ingresos tributarios, de por sí ya asignados en su mayoría; lo cual genera tendencias insostenibles en el mediano plazo y con un alto costo en términos del ajuste necesario, situación que llevó manifestarse al mismo Presidente de la República.
Concretamente el Órgano contralor ha dicho:
“La situación fiscal del Gobierno Central presenta, después de cierta mejoría en el 2016, básicamente la misma evolución insostenible de los últimos años. Se incrementa el déficit primario en el primer semestre, en especial por mayores transferencias de capital, mientras el pago de intereses crece”. Con ello es más que claro el impacto de lo sucedido para alimentar esperanzas atendibles”.
Estas advertencias a las autoridades políticas deben hacernos, no solo tomar conciencia de lo que se vive, sino especialmente, de llevar a cabo acciones concertadas para ir afrontando con valentía y rapidez la magnitud de tal problemática.
Solo una unión de voluntades por encima de las agrupaciones políticas y demás organizaciones, podría llevarnos a encontrar, en un periodo de mediano plazo, las medidas necesarias que otorguen los ingresos fiscales necesarios para atender, no solo la deuda interna y externa y el pago de sus intereses, sino también los recursos para inversión pública que permitan la reactivación que Costa Rica exige. Es tal la magnitud de esta problemática, la cual cada día se agudiza y se hacen más dolorosas sus posibles alternativas, que solo un gran pacto nacional podría enfrentar la dureza y el peso de las medidas que deban aplicarse.
Solo un acuerdo de esta naturaleza podría frenar el crecimiento de la deuda, incrementar los ingresos, ajustar el gasto público y propiciar una infraestructura necesaria, sin desatender la inversión social; un acuerdo como los que se tuvieron que realizar en otros países por situaciones inmanejables —quizás distintas— puede permitir y viabilizar un paquete de medidas de esta naturaleza.
Tengamos en cuenta que cada día que retardemos las soluciones, es un día que acumula más el dolor que significa atender su posposición. Estamos todos suficientemente advertidos. Por responsabilidad hacia la presente y próxima generación, pensemos en el futuro de Costa Rica con respuestas concretas en el presente.
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