Costa Rica: ¿Y los líderes?
Luis Alejandro Álvarez redaccion@larepublica.net | Jueves 18 octubre, 2018
Costa Rica: ¿Y los líderes?
El proceso electoral y hechos posteriores nos arrojan una preocupante realidad para Costa Rica.
La primera jornada de elección dejó un pastel partido en cinco porciones.
El PRN con un 25%, el PAC que apenas superó el 20%, el PLN con un 19% y el PUSC con un 16%, y un 20% dividido entre nueve otros partidos.
No hubo un liderazgo definido en el proceso electoral.
Habiéndose centrado la fase final de la campaña en temas de Derechos Humanos impulsó a última hora a dos fuerzas contrapuestas, que tenían poca preferencia del electorado, dejando por fuera los dos partidos tradicionales, y las nuevas opciones que han surgido.
El resultado de la segunda ronda, a pesar del apoyo recibido por el presidente Alvarado, no se puede tomar como un apoyo a su liderazgo, pues muchísimos de sus votos, dos tercios aproximadamente, se dieron para en contra de la otra opción, y esta tampoco puede jactarse de su liderazgo, pues igual fue opción de voto para quienes no quisieron otorgar dar “continuidad al cambio” y quienes se oponían al matrimonio igualitario.
Igual que en 2014, en la segunda ronda, se votó en contra de una opción y no por el candidato.
El PRN, siendo el que recibió más votos, nos hizo ver las diferencias entre quien fuera su candidato, y quien es el presidente del partido, y hoy diputado, sin dejar de lado manejos de la campaña que hoy se cuestionan y han generado titulares y es objeto de investigaciones.
El PAC, con el peor resultado electoral de su historia, luego de haber ofrecido a su fundador, líder, e inspiración de sus discursos de campaña, como un “garante de la ética”, se le exilió a una posición en el BCIE donde la normativa lo silencia, y se reencuentra a sí mismo en el Ejecutivo, con un expresidente cuya administración hoy se encuentra altamente cuestionada.
El PLN, con la mayor fracción legislativa, se nos presenta sin un liderazgo como este partido acostumbraba presentar. Una diputada de buen verbo, vehemente y que está dispuesta a votar independientemente de la posición que tenga la mayoría de sus compañeros, y se ha tornado en un dolor de cabeza para el hoy jefe de fracción. Un expresidente quien ha anunciado su intención de volver a aspirar a ser candidato, pero debilitado en liderazgo interno por haber perdido la convención interna y el otro igual debilitado luego de haber endosado al candidato que le dio la derrota electoral más grande de su historia.
Un PUSC que luego de que su dirigencia se dividió entre las dos opciones del balotaje, y que algunos dieron una lucha que no era la suya como propia, pues no disputaban obtener la Presidencia de la República, en ocasiones de forma muy fuerte y apasionada, que parece haber dejado una herida que si no surge un liderazgo que empiece a encauzar el partido a las elecciones municipales, como paso previo a las elecciones de 2022 tendrá dificultades para reencontrarse. Todo esto con el agravante de que por haber asumido su excandidato, y parte de su equipo cercano posiciones en el Ejecutivo, tiende a confundir a los ciudadanos y muchos hablan de un cogobierno PAC/PUSC cuando eso no es cierto. Nunca hubo acuerdo alguno entre ambos partidos.
El excandidato Castro entró igual en controversia con las autoridades del partido que lo postuló, tanto así que hoy el PIN y él andan por rutas separadas, a pesar de que juntos apenas lograron superar el 10%. Diferencias reflejadas en sus diputados electos.
El PRSC continúa con el liderazgo natural del expresidente Calderón, pero con una fracción de dos diputados dividida. No surgen nuevos liderazgos.
El ML se disipó, la desgastada figura de su perenne candidato fue rechazada totalmente por parte de los electores. La opción alternativa, el Partido Liberal Progresista, tampoco logró que llevar a Cuesta de Moras a ninguno de sus postulados al Congreso, posiblemente afectados por no haber presentado candidato a la Presidencia de la República y la ausencia de su fundador, Eli Feinzaig.
El sector sindical con algunos liderazgos que no se han renovado en décadas, que estuvo tan cercano a la administración anterior, que en esta ocasión incluso tiene uno de sus miembros como Vicepresidente, recién desautorizó a sus líderes quienes luego de haber negociado un posible acuerdo con el Ejecutivo, le dieron la espalda, debilitando el movimiento de huelga, y por lo que hoy algunos de los sindicatos no han depuesto el movimiento.
El Presidente con poca presencia, hasta la huelga, y que parecía estaba escudado en su Ministro de la Presidencia, absorbiendo este el desgaste que da el ejercicio del poder, sigue sin mostrarse como líder que motiva a sus ciudadanos. El ministro Piza desplazado sin el protagonismo del inicio de la administración.
En Costa Rica urge un liderazgo, y hoy no hay mayores expectativas de que surja.
No deja de ser preocupante, pues un país sin líderes, es como un velero al que se le rompe el mástil, condenado a quedar estancado en medio de las aguas.
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