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COLUMNISTAS


De cal y de arena

Alvaro Madrigal cuyameltica@yahoo.com | Jueves 30 agosto, 2007


Jorge Manuel Dengo Obregón ha sido declarado Benemérito de la Patria por la Asamblea Legislativa en votación unánime, como no podía ser de otra forma. Por mil títulos acreedor a esta distinción, este ciudadano tiene la virtud de provocar el respeto y las simpatías de una nación entera. Su figura, su conducta, su forma de pensar y de conducirse siempre me han hecho ver en él a algo así como uno de aquellos grandes humanistas del Renacimiento, de vasta sabiduría, visionario pensamiento y ganada admiración. Solidario, fraterno, humilde en la grandeza de una vida entera dedicada a servir al país —tal era la dimensión que él da a su condición de ciudadano—, tuve mis primeros contactos con él durante la presidencia de don Chico Orlich y a propósito de las erupciones del volcán Irazú y la cobertura que los periodistas teníamos que dar a los hechos. Ahí aprendí a admirar su aptitud para organizar, para dirigir, para comunicar, para hacer equipo y perseguir metas. Su impronta imborrable está en el Instituto Costarricense de Electricidad, no solo como inspirador y guía institucional; también como creador de una escuela de servicio público. Cuando tuve oportunidad de brindarle al ICE mis servicios en el área de divulgación y comunicación —a propósito de otro incómodo trance, la crisis en el abastecimiento energético de los años 70— encontré a uno de los mejores equipos humanos de trabajo, con envidiable mística para con Costa Rica y con el ICE inculcada precisamente por el Ing. Dengo. Esa es la escuela legada por él. En la planta de Carrillos, en Fertica, en la Comisión Nacional de Emergencias, en la Oficina de Planificación, en el BCIE, en el BID, en la vicepresidencia de Costa Rica, en la EARTH. Su cultura le permite abordar mil temas, con gran propiedad y sin afanes protagonistas ni ampulosas pretensiones. Con humildad. Como lo hacen los sabios. Le es fácil propagar sus conocimientos y aconsejar con sencillo lenguaje y abundancia de ejemplos y disección temática. Es el Maestro. Sí, el Maestro que tanto aportó —desde su cercanía con don José Figueres— a la construcción del Estado Social de Derecho que esquematizaba la Constitución Política, una veta de su vida aún no profundizada debidamente. Frágil y menudo, este grande hombre recibe el reconocimiento del país entero.

No menos auspiciosa ha sido la sentencia de un Tribunal que días atrás absolvió de toda pena y responsabilidad a los periodistas del Canal 6 que denunciaron en un reportaje conducta impropia de unos funcionarios del Seguro Social. Confirmando la solidez de la ley costarricense en punto al amparo del ejercicio del periodismo responsable, esta sentencia reafirma —otra vez— que aquí goza de plena salud la excepción de la verdad (exceptio veritatis) como eximente de responsabilidad y como garante de la investigación y la denuncia periodística fundadas en la regla de la veracidad. Se reafirma, así, el despropósito de una reforma que vaga por ahí para introducir cambios que lejos de proteger la profesión, expondrían al atropello los derechos de las personas.

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