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Defendamos y promovamos las personas, su seguridad y sus libertades!

Óscar Álvarez Araya oalvarezcocr@gmail.com | Jueves 24 agosto, 2023


La persona debe ser el fin y el centro de la acción social, política y económica.

Tanto el estado como el mercado y las comunidades deben estar al servicio de la persona y no las personas al servicio del estado, el mercado o las comunidades.

La persona es un ser individual y social que tiene derechos y obligaciones que son anteriores y superiores al estado y al mercado. Es la expresión más elevada de la naturaleza y no debe someterse a ninguna forma de opresión, dictadura o autocracia.

Gracias a la división del trabajo cada quien tiende a especializarse en lo que es más capaz y como corolario resulta la acción concertada de las personas a través de diferentes formas de cooperación. Como escribió Ludwig von Mises “La experiencia enseña al hombre que la acción cooperativa tiene una eficacia y es de una productividad mayor que la actuación individual aislada”. (La acción humana, pág. 189)

Hay que tener cuidado con ciertas doctrinas que tienen como objetivo esclavizar a la persona al servicio sea del estado, sea del mercado o de alguna comunidad específica que puede ser una raza, una clase, una nación, un partido político, o alguna otra comunidad o tribu.

El objetivo del desarrollo económico y social es el permitir que las personas puedan realizarse, crecer, ejercer sus vocaciones y potencialidades como integrantes libres de una comunidad política.

El desarrollo humano debe ser integral, incluyendo el desarrollo económico, como el social y cultural. Así también el desarrollo humano integral debe llegar al mayor número y ojalá a todos los seres humanos. En ese sentido se puede utilizar el término en boga de que el desarrollo debe ser inclusivo.

El estado, la empresa y el mercado deben estar orientados hacia el desarrollo integral de las personas.

El sistema internacional no debe estar al servicio únicamente de los estados, de los organismos internacionales o de las empresas sino al servicio de las personas y de su realización.

El siglo XX se caracterizó por los totalitarismos de diferentes signos y las autocracias de varias tonalidades, así como de las Guerra Mundiales, regionales y locales.

El siglo XXI debería poner en el centro de nuestras preocupaciones y políticas públicas al desarrollo de toda la persona y de todas las personas.

La persona debe ser el fin de todo proyecto político, social y económico.

Recordando que todas las personas tenemos derechos y obligaciones universales por la simple razón de ser humanos independientemente de nuestra nacionalidad, raza, etnia, cultura, sexo, edad o nivel de ingresos. En ese sentido los derechos humanos son universales.

La realización plena de las personas sólo es posible dentro de la comunidad política.

En dicha comunidad debemos buscar y promover un balance entre libertad, democracia y estado de derecho.

Así también entre libertad y justicia y libertad y seguridad ciudadana. Sin seguridad ciudadana no existe verdadera libertad.

En la comunidad política debemos construir un balance entre autoridad y democracia, sector público y sociedad civil, iniciativa privada y estado de derecho, crecimiento económico y sostenibilidad ambiental.

Un tema fundamental de nuestro tiempo es la seguridad ciudadana que debemos promover dentro de la democracia y del respeto a los derechos humanos.

Si no garantizamos la seguridad dentro de la democracia van a venir los líderes representantes de los diferentes populismos ofreciendo garantizar la seguridad a cambio de que les cedamos nuestras libertades y nuestra democracia.

Defendamos y promovamos las personas, su seguridad y sus libertades!

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