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COLUMNISTAS


El futuro de los partidos políticos

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 15 diciembre, 2021


No hay mejor prueba de que los partidos políticos ya no significan mucho para los ciudadanos como lo que está pasando en el PUSC. La candidata presidencial de esta agrupación, Lineth Saborío, anuncia que ella esta a favor de la ley de empleo público, legislación clave, mientras que su fracción de la Asamblea Legislativa lidera la oposición a la misma. Si esta aberración fuera una gran excepción, menos mal, pero cada vez se nota menos disciplina dentro de estas agrupaciones que siguen siendo importantes según la Constitución Política.

Ahora los votantes tienen la oportunidad de votar el 6 de febrero no por sus representantes en el primer poder (como en una democracia verdadera) si no por una agrupación seleccionada de una gran lista de partidos. Entre otros están el Peliquista, el del Pueblo, el de Unión Nacional, de la Integración Nacional, el del Frente Amplio, el del Encuentro Nacional (su bandera apropiadamente es un gran corazón rojo), el del Partido Unidad Social Cristiano, el de Costa Rica Justa, el de Liberación Nacional, el de Unidos Podemos y por lo menos 24 más. Muchos no tienen ninguna posibilidad de ganar un curul, mucho menos la presidencia. El votante tiene limitada posibilidad de saber que ofrecen todas de estas organizaciones.

No extraña el hecho de que a menos de dos meses de las elecciones casi la mitad de los costarricenses no saben por quien va a votar. Cada vez Costa Rica parece más a Guatemala y otros países donde hay más organizaciones personalistas que clubes de futbol.

Tiene serias implicaciones esta situación porque cada vez más el sistema político y el gobierno se alejan del pueblo. Supuestamente el gobierno es del pueblo y no como en Nicaragua donde el pueblo pertenece al gobierno. Pero ¿A dónde puede dirigirse un ciudadano con un problema con el gobierno que necesita resolver? Antes se dirigía a la dirigencia de su partido y como votante leal, esa agrupación lo ayudaba. Ahora hay defensorías y superintendencias por donde quiera, pero escoger cualquiera de esos e imagine una señora con un chiquito que no está recibiendo clases por el desorden en el Ministerio de Educación. ¿Quién la atiende? ¿Resolverán?

Solo para comenzar, mucho del personal de esas instancias ahora está en Teletrabajo. ¿Cómo atienden al público? Los partidos políticos de antaño no hacían teletrabajo.

Poco a poco va desapareciendo el “control político” (ahora es un ejercicio donde unos diputados llaman a un oficial de gobierno y lo regañan por unas horas) que es indispensable para la supervivencia democrática.

La gran reforma que se requiere, y fue Daniel Oduber que lo recomendó primero, es la de establecer 57 distritos electorales. La diputada que saliera electa de uno de estos distritos sabrá que su obligación es con sus electores y estaría a la disposición de los que residen en el mismo. Los partidos políticos, incluyendo el PLN, siempre se opusieron de esta idea porque perderían poder. Quizás pudieran cambiar y apoyar la idea de ese extinto líder tan visionario.

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