El Índice de Libertad de Prensa y algunas preguntas por responder
Marilyn Batista Márquez mbatista@batistacom.com | Jueves 11 mayo, 2023
Si yo ocupara el cargo público más alto de un país, como la presidencia de la República, o fuera ministra de comunicación o diputada, y me entero, a través de medios de comunicación nacionales e internacionales, que el país al que sirvo ha bajado 15 puntos –de la 8va a la 23ra posición– en el Índice de Libertad de Prensa, inmediatamente haría estas preguntas: ¿Quiénes hicieron el índice?, ¿Cómo se hace el estudio?, ¿Quiénes financian a Reporteros Sin Fronteras?, ¿Cuáles son las razones por las cuales Costa Rica bajó su puntaje en el Índice?, ¿Podemos refutar los datos?, ¿Qué podemos hacer para mejorar la situación? Responderé las preguntas.
¿Quiénes hicieron el ranking?
Reporteros sin Fronteras, RSF, es la organización que hace el ranking de libertad de prensa. Fue fundada hace 35 años para promover y defender la libertad de información en todo el mundo, con el objetivo de que todos los ciudadanos tengan acceso a información independiente, plural y libre de censura, y puedan decidir sobre su vida y su futuro. Su trabajo tiene como fundamento la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y las principales declaraciones y cartas sobre ética del periodismo, especialmente la Carta de Múnich.
RSF denuncia abiertamente la censura, documenta los ataques a periodistas y medios, señala a los enemigos de la información libre y vigila atentamente los cambios legales que afectan a la libertad de prensa, además de promover la seguridad de los periodistas en zonas de conflictos mediante formación y mecanismos de protección.
La sede central de RSF se encuentra en París y de ella dependen 8 oficinas ubicadas en Río de Janeiro, Londres, Túnez, Washington DC, Bruselas, San Francisco, Dakar y Taipéi. Cuentan con 6 secciones nacionales, ubicadas en Alemania, Austria, España, Finlandia, Suecia y Suiza, organizaciones independientes que trabajan con autonomía, pero en estrecha colaboración con París. A esta red se les une los 130 corresponsales asentados por todo el mundo.
La Junta Directiva, elegida entre los miembros de RSF, aprueba las políticas de la organización y un Consejo Internacional supervisa sus actividades, revisa la contabilidad y aprueba los presupuestos.
La labor de RSF ha sido reconocida por naciones, instituciones y organismos democráticos de todo el mundo. Entre algunos de las decenas de galardones recibidos se destacan: Premio Lorenzo Natali de la Comisión Europea, Premio Sajarov del Parlamento Europeo a la libertad de pensamiento, Asia Democracy and Human Rights Award, Taiwan Foundation for Democracy, Premio Demokratie Preis de la Ciudad de Bonn, Medalla Carlomagno y una nominación al Premio Nobel de La Paz.
¿Cómo se hace el Índice de Libertad de Prensa?
El informe se elabora con un cuestionario enviado a las organizaciones asociadas con RSF (14 grupos de libertad de expresión en cinco continentes) y sus 130 corresponsales alrededor del mundo, además de periodistas, investigadores, juristas y activistas pro derechos humanos de 180 países. El cuestionario pregunta acerca de ataques directos a periodistas y medios y otras formas indirectas de presión contra la libertad de prensa.
La información obtenida para un período, que toma en cuenta los eventos ocurridos entre el 1 de septiembre y el 31 de agosto de cada año, considera únicamente violaciones de los derechos humanos vinculados a la libertad de prensa y contra medios de comunicación.
Otros factores tomados en cuenta son el grado de impunidad del que se benefician los causantes de violaciones a la libertad de prensa, el marco jurídico sobre el que se asienta el ejercicio de la profesión, así como la existencia de monopolios en la prensa u otros medios, presencia de organismos de regulación y el comportamiento del Estado frente a la prensa internacional. Se tienen en cuenta los atentados a la libertad de circulación de la información vía Internet.
Estos indicadores se evalúan sobre la base de un listado cuantitativo (traducido en 24 idiomas) de los ataques cometidos contra periodistas y medios, así como del estudio cualitativo de las respuestas de expertos en libertad de prensa, con base a cinco criterios de evaluación: contexto político, marco legal, contexto económico, contexto sociocultural y seguridad.
El grado de libertad de prensa se clasifica con la puntuación del 0 al 100, siendo del 100 al 85 “bastante buena”, del 85 al 70, “buena”, seguida de “problemática” del 70 al 55, “difícil” del 55 al 40 y “muy grave”, menos de 40.
¿Quiénes financian a Reporteros Sin Fronteras?,
El presupuesto de RSF en 2018 era de 6.1 millones de euros. El 50% de los ingresos de la organización proceden de subvenciones públicas; el 12% de fundaciones; el 24% de la publicación de los álbumes de fotos; y el 9% de donaciones públicas.
Entre las fundaciones que apoyan el trabajo de RSF destacan la Fundación Adessium, la Dirección General de Cooperación Internacional y Desarrollo, la Agencia Internacional de Cooperación para el Desarrollo Sueca y Pierre Omidyar.
¿Cuáles son las razones por las cuales Costa Rica bajó su puntaje en el Índice?
Costa Rica bajó de la clasificación “Muy buena” (85,92), que la ubicaba en el puesto 8 en el mundo, a “Buena”, con 80,2, quedando en el puesto 23. El descenso principal es en la puntuación de la categoría “Contexto político”.
En esta área el estudio toma en consideración el respeto a la separación de poderes y su independencia, los órganos de control y supervisión, la inexistencia de un partido dominante, que pueda limitar el diálogo entre los diferentes actores en los debates legislativos, y que el Estado no acostumbre a interferir en el trabajo de la prensa.
Según cita el informe, “La libertad de prensa y la libertad de expresión son dos principios muy respetados en Costa Rica, lo que la convierte en una excepción en América Latina. No obstante, ciertos medios sufrieron ataques verbales en el último año, y el ejecutivo restringió el acceso a la información pública”. Por lo anterior dejamos de ser "el último bastión de la región" con un retroceso muy marcado de su puntuación política (-15,68 puntos)".
Estos ataques verbales (cuya fuente es conocida) y la restricción del acceso a la información pública (que también conocemos su procedencia) incidieron en que la clasificación de Contexto político obtuviera la baja puntuación de 65,94, cuando en el 2022 recibimos 81,62.
Cabe mencionar que Costa Rica bajó algunos puntos en todas las clasificaciones, pero la más sensible y notoria es la mencionada, seguida de Seguridad, que en 2022 obtuvo 94,78 y en 2023, 90,56.
El informe sostiene que, aunque bajamos en el índice, el panorama mediático costarricense “es muy diverso. Hay varios medios de comunicación con cobertura nacional y regional: medios comerciales privados, medios estatales, canales culturales y religiosos, medios universitarios, etc. Los periodistas pueden ejercer el oficio sin trabas y trabajan dentro de un sólido marco jurídico en términos de libertad de expresión”.
¿Podemos refutar los datos?
Lo señalado es certero. Reporteros Sin Fronteras es una organización seria, independiente, con una metodología transparente y objetiva que aplica a sus informes, convirtiendo estos documentos investigativos en poco refutables.
Si bien es cierto que en Costa Rica –como señala el informe– los periodistas no sufren amenazas contra su integridad física, ni vigilancia o encarcelaciones, el ejercicio del periodismo está protegido por la legislación del país y la Sala Constitucional ha garantizado la protección de la confidencialidad de las fuentes y defendido la importancia de una prensa libre en una democracia, es claro y reiterado
los intentos del ejecutivo en estigmatizar y desacreditar la labor de la prensa, cuando no publica lo que se supone o espera que se publique, o informa lo que a su juicio es irrelevante, tendencioso o no le gusta.
Conocemos las limitaciones en preguntas y repreguntas de parte de los periodistas que se dan en los informes del gobierno, perdón, “conferencias de prensa” del mandatario y sus respuestas peyorativas y burlescas, dificultades en el acceso a la información de carácter público y los cuestionamientos sobre la pauta publicitaria que presuntamente beneficia a los medios de comunicación “aliados”.
¿Qué podemos hacer para mejorar la situación?
No existe gobierno o político que no haya tenido una divergencia con un periodista y/o medio de comunicación, lo cual es una situación común porque el disentimiento es parte de la libertad de expresión y de la libertad de prensa, especialmente con las acciones y pronunciamientos provenientes de políticos y líderes de instituciones públicas, que son los que generan mayor información y de gran relevancia en la sociedad.
Entonces, si en las figuras políticas se concentra gran parte de la cobertura mediática del país, lo adecuado es que, en sus relaciones con la prensa, como mínimo, prevalezca el respeto y el acceso, dos palabras claves en la simbiótica gobierno-prensa.
Pero este tema requerirá otra columna que espero compartir pronto con ustedes, las y los lectores de La República, un medio que me ha permitido ejercer el periodismo de opinión en completa libertad de pensamiento y sin censura.
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