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COLUMNISTAS


El IVM y las tareas domésticas

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 02 junio, 2021


En una encuesta hecha por la CID/Gallup se preguntó sobre la realización de las “tareas domésticas” en los hogares costarricenses. La gran mayoría de los entrevistados reportan que la compra y preparación de las comidas, el lavado de los trastos y de la ropa, la limpieza de los pisos, el planchado, el sacudir a muebles y cortinas, la limpieza de inodoros, la sacada de la basura “lo comparten todos.” Jamás están organizados sus hogares para que las mujeres y niñas hacían todos esos trabajos mientras que los varones descansan o siguen algún partido en la pantalla plana de la casa. ¿Quién los cree?

La realidad es que en la mayoría de los hogares la mujer, no importa su posición en el mundo laboral externo, es la que realiza los quehaceres. Puede ser ella una alta ejecutiva en una empresa privada o una docente, una piloto de avión comercial o una oficinista, cuando llega a la casa es trabajadora doméstica. La excepción es en los hogares donde hay empleada.

Ese tema del manejo del hogar y de la familia se ha convertido en una causa de violencia doméstica. La mujer puede ocupar un puesto con muchas responsabilidades, un trabajo de mucho esfuerzo y ganando muy bien, mientras que el marido es un “comerciante” que gana relativamente poco, pero en la toma de decisiones él espera ser “el que manda.” La compra de casa o auto, el lugar de las vacaciones, la película que ven juntos en la noche en el cable, el colegio de los hijos – él quiere ser “el rey.” Si no hay violencia en muchos casos este tipo de situación finalmente termina en un divorcio.

Pero ahora llega a la palestra nacional el tema del IVM, el sistema de pensiones de la CAJA. Una combinación de una administración de las más costosas e ineficientes dentro de la estructura gubernamental (ningún diputado o ejecutivo estatal sugiere recortar y hacer más efectivo esta instancia), unos actuarios incompetentes que no previeron el cambio en las proporciones de la pirámide poblacional, (hubo advertencias de demógrafos y otros por años) y el hecho que este programa no se ha manejado como una real “caja” donde el dinero pagado por trabajadores y patronos se guarda y se invierte, ha llevado a la crisis actual.

Una de las recomendaciones para enfrentar el problema es que se eleve la edad del retiro. La esperanza de vida del costarricense actualmente es 83 años-- ¿por qué se retira a los 60? Parece razonable que se eleve a 65 años – así quedaría el pensionado por lo menos 18 años con ingresos sin tener que seguir trabajando.

La diputada Silvia Hernández argumenta que a las mujeres se les debería dejar pensionarse más temprano porque ellas han ejercido doble trabajo – los quehaceres hogareños y el trabajo fuera del hogar. Quiere la diputada dejar la situación en los hogares tal cuál de injusta, pero indemnizando a las mujeres. ¡Mejor dejar que las parejas resuelven el problema y no el estado, diputada!

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