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Sábado, 6 de julio de 2024



COLUMNISTAS


El Jaguar no quiere salir del clóset…de su madriguera

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 03 julio, 2024


Vladimir de la Cruz

Historiador

Una Declaratoria Cultural es un reconocimiento a nivel nacional que realiza el gobierno por medio de su Ministerio de Cultura, por la cual una actividad se declara o se pronuncia el Gobierno, el Poder Ejecutivo, que es de utilidad, que contiene una expresión importante de la vida social, que tiene un beneficio de orden moral o material para la colectividad costarricense, donde se reconocen como propios los contenidos de los actos que se quieren resaltar con la Declaración, como afirmación, además de las raíces culturales de la nación costarricense y de las formas de convivencia que se van desarrollando como parte de la evolución histórica nacional.

Las valoraciones culturales pueden ser diversas: hechos, vivencias, tradiciones, costumbres, modos de vida entre otras, así como pueden ser de carácter económico, social, político, religioso, artístico, que afirman la identidad nacional y de grupos sociales de la comunidad costarricense, las que permiten abrir modos de pensar y de tolerar.

La sociedad costarricense ha cambiado de manera importante en muchos aspectos. Uno de ellos es el reconocimiento público, legal, de la diversidad sexual, que ha permitido que parejas del mismo sexo sean reconocidas de pleno derecho, con todos los derechos que tienen las parejas heterosexuales, y los ciudadanos en general, que no se realicen actos hostiles ni discriminatorios contra ellos. Es haber dado posibilidad de que personas del mismo sexo puedan expresar sus sentimientos sin rechazo alguno. Algunos sectores de la sociedad, especialmente los agrupados alrededor de los partidos políticos religiosos no católicos y pentecostales, y la Alianza Evangélica se mantienen opuestos a ese desarrollo institucional y de Derechos Humanos, y presionan al gobiernos hasta donde pueden, con oferta de votos parlamentarios o chantaje de esos mismos votos, para que el gobierno actúe a contrapelo de la corriente nacional democrática ya lograda.

En este sentido hemos avanzado en aspectos como en el reconocimiento del matrimonio de parejas del mismo sexo, del derecho de heredar mutuamente para estas parejas, del derecho de seguridad social de estas parejas, del derecho de decidir de estas parejas en caso de niños adoptados o biológicamente reconocidos a determinar cuál apellido usan de primero, entre otras cosas.

En esta dimensión de los derechos sexuales se han desarrollado otras categorías de personas ubicadas como lesbianas, gais, transexuales, bisexuales o intersexuales, queer y el resto de identidades y orientaciones incluidas en el (+) que se reconocen en movimientos nacionales e internacionales bajo las siglas LGTBI y LGBTIQ+. El símbolo (+) incluye todos los movimientos sociales, colectivos, que no están representados en las siglas anteriores.

Las letras L, G y B refieren a los conceptos lesbiana, gay y bisexual. La mujer lesbiana es la que se siente atraída por otra mujer. El hombre gay es aquel que se siente atraído por otro hombre.

Lesbianas como gais son homosexuales, porque se sienten atraídos por personas de su mismo sexo.

La persona bisexual es la que se siente atraída tanto por mujeres como por hombres. La atracción, en todos los casos, puede ser emocional o física.

La T hace referencia a las personas transgénero, que son las que nacen con genitales y características físicas que la sociedad identifica como masculinas o femeninas, pero que se sienten emocional, biológica y síquicamente del sexo contrario.

En el pasado se les llamaba hermafroditas a las personas que nacían con ambos sexos reproductivos, de testículos y ovarios. Para ellos era cruel y triste su situación porque sus familias, y sus entornos sociales, los discriminaban y hasta tomaban decisiones, en su infancia, sin consultarles, para mutilar alguno de sus genitales, con la intención de orientar un desarrollo como lo deseaban sus padres.

Nacen, por decirlo de esta manera, con cuerpo de un hombre pero se identifican como mujer o al revés. Este tema ha sido tratado en el cine en La montaña sagrada en 1973, Eva-man, la máquina del amor, en 1980, XXY en el 2007, Las Hijas de Mnemosyne en el 2008, Hermafrodita (2009), Métamorphoses en el 2014), Anna en el 2021, entre muchas.

Las personas transexuales son a las que se les llama transgénero, que se medican o se operan para cambiar de sexo, adecuando su cuerpo a como se sienten y quieren vivir realmente.

La letra T también refiere a los travestis, que son las personas que se visten y se comportan como si fueran el género opuesto.

Las personas intersexuales son las que nacen con genitales de hombre y de mujer a la vez, que pueden tener una combinación de cromosomas que impide asignarle un sexo concreto. En el mundo, según la ONU un 1,7% de los recién nacidos son intersexuales.

La letra Q viene del significado de “raro” en inglés, lo que se usaba como un insulto o un estigma para las personas homosexuales, letra que se reivindicó para enfrentar justamente esa discriminación, y exaltar el deseo de vivir sin etiquetas.

El símbolo (+) refiere a otros grupos o minorías dentro de estos colectivos como son las personas asexuales, las demisexuales o los pansexuales.

Las asexuales son aquellas que tienen un bajo o nulo interés por el sexo. Las demisexuales las que necesitan conocer muy bien a otra persona para sentirse atraídos sexualmente.

Los pansexuales y omnisexuales son los que se sienten atraídos por otras personas independientemente de su género, sintiendo atracción por hombres y mujeres pero, sin identificarse con un género en concreto, sin considerarse hombres o mujeres.

La siquiatría hace mucho tiempo orientó para que a las personas con estas características se les reconociera como tales, especialmente fortaleció la autoestima de estas personas que eran marginadas en sus familias y entornos sociales.

Los movimientos LGTBI y LGBTIQ+ se desarrollaron el 28 de junio de 1969, así se considera, con los sucesos ocurridos en Estados Unidos en Stonewall, en el Greenwich Village, de New York, resultado de una represión policial que se hizo allí, como una forma de lucha contra la discriminación, por el reconocimiento de derechos de estas personas. Entre las acciones que se desarrollaron desde esos años están las Marchas del Orgullo y los festivales LGTB, en las que se exalta la libertad y el orgullo de sentirse como se es.

Grandes personajes de la historia en todos los campos fueron homosexuales, de todas las profesiones laborales, de todos los oficios y de todos los cargos públicos, en el campo religioso como laico, del civil, del militar y político, así generalmente reconocidos, muchos aceptados, otros rechazados. Los abusos de sacerdotes ampliamente denunciados internacional y nacionalmente acaso no responden, en mucho, a comportamientos de personas que pertenecen a estas categorías, que no pueden manifestar abiertamente su orientación sexual.

A partir de entonces, en los países, se fueron desarrollando actividades similares, poco a poco, mostrando valor de enfrentarse a los estigmas sociales, públicos, legales y políticos.

Actualmente, con motivo de esa fecha histórica se celebran actividades como la Marcha de la Diversidad o el llamado Pride, que tiene 14 años de realizarse en Costa Rica, cada año, con más gente participando, con familias completas. Difícilmente habrá alguna familia que pueda decir que en su seno no hay miembros que pertenezcan a alguna de estas categorías o conceptos definitorios.

En la vida pública, política, se ha ido aceptando más esta realidad. En el gobierno anterior, en la Toma de Posesión presidencial, un ministro desfiló de la mano con su pareja masculina. En el actual gobierno del Jaguar su ministro de información es reconocido gay.

Una forma de reconocer estas orientaciones sexuales es decir que se ha salido del clóset, cuando se revela la orientación sexual o identidad de género diferente a la heterosexual y la persona se destaca como tal de manera natural ante amigos, su entorno social y la sociedad.

Se podría aplicar el símil para decir que los gobiernos que han salido del clóset son aquellos que han impulsado políticas y reconocimientos públicos para estas personas, que se han preocupado por el reconocimiento de sus derechos, por la igualdad en todo sentido hacia ellas; que han dejado de ser represores de grupos sociales.

La sociedad costarricense y política salió del clóset de la represión sexual, a que estaba sometida, con el reconocimiento y desarrollo de los Derechos Humanos de las personas de estos grupos reconocidos en los movimientos LGTBI y LGBTIQ+.

Los que no han querido reconocer esta realidad permanecen en ese clóset de la represión, de lo que es inaceptable para sus conciencias aceptar por sus prejuicios sexuales. Se pasan autoflagelando, como se castigaban ciertos religiosos y personas afectadas por sus sentimientos vitales sexuales, ante su propio sufrimiento psicológico, por no poder darle rienda suelta a sus deseos o conductas sexuales consideradas diferentes.

En este sentido me atrevo a decir que el presidente Rodrigo Chaves Robles no ha salido del clóset, y que su ministro estrella poco valor tuvo para apoyar la declaratoria cultural que se le negó a la Marcha de la Diversidad del pasado domingo. ¿O el ministro tampoco ha salido del clóset con el presidente en esta decisión? Esa salidita necesaria del clóset es por la democracia nacional, por el desarrollo de los Derechos Humanos, es contra el mantenimiento de prejuicios y discriminaciones odiosas.

La figura presidencial debería ser como un gran paraguas nacional de respeto a todas las personas, en sus diversas manifestaciones culturales, y no el personaje que recibe presiones de grupos fanatizados, hipócritamente moralizadores, que se dice influyeron a última hora, como fue el líder político de la bancada parlamentaria del partido Nueva República, Fabricio Alvarado, que con entusiasmo religioso, se movió para negar el carácter de “Declaratoria de Interés Cultural” que había hecho la Ministra de Cultura.

Un asunto relacionado con esta decisión presidencial de eliminarle a la Marcha de la Diversidad, del pasado domingo, la categoría de “interés cultural”, declarada por la Ministra de Cultura Nayuribe Guadamuz y el Viceministro de la Presidencia, Jorge Rodríguez Bogle, fue la destitución por el Presidente de la República, de la Ministra y del Comisionado de Inclusión Ricardo Sosa Ortíz, porque según él no le consultaron. En el 2023 habían hecho una Declaratoria similar sin escándalo ni destitución alguna.

Veamos al respecto algunos aspectos.

El Poder Ejecutivo de la República en la Constitución Política tiene cuatro formas de expresarse. En la figura del Presidente, en la que se manifiesta con los actos que solo el presidente puede realizar, como nombrar y destituir ministros, por ejemplo. En la figura de sus ministros, que se manifiesta con los actos que solo pueden hacer los ministros en el ejercicio de sus funciones, como los cambios abruptos y torpes que hizo la Ministra con gran cantidad de funcionarios directores de áreas de su Despacho ministerial. En la figura, que es la más corriente, cuando actúan conjuntamente el Presidente con uno o varios ministros, lo que se aprecia generalmente en los decretos así publicados, y cómo apareció la figura del presidente en la Declaratoria dicha, que procedió a desmentirla y anularla. En la figura del Consejo de Gobierno de Gobierno, cuando el presidente actúa con todos los ministros, como es el caso del nombramiento de embajadores, por ejemplo.

Si la “Declaratoria de interés cultural” la hubiera hecho solo la ministra era un acto absolutamente válido por ser propio de su competencia. Si la “Declaratoria de interés cultural”, era propio de un acto conjunto de la Ministra y el Presidente, era obligada la consulta para que el presidente estuviera de acuerdo con su firma. Si la Declaratoria de interés cultural” estaba firmada por la Ministra de Cultura y el Vice Ministro de la Presidencia, estábamos en presencia de un acto del Poder Ejecutivo donde actuaba el Presidente y la Ministra. Es claro, porque el presidente Chaves ha manifestado que él delega en otros funcionarios su firma, para que estampen su firma en su nombre, como se dice en Derecho, “a ruego”, en este caso del presidente, lo que de paso es muy raro. Eso no fue un “error de bulto” como lo llamó el presidente por la cantidad de firmas delegadas que le hacen para no pasar firmando papeles, pero evidencia que tampoco revisa lo que firman en su nombre. Solo faltó que el presidente entonara los versos últimos de ¡La firmita! De nuestro gran Aquileo Echeverría: “A mí pídanme la vida, ¡Pero la firma!… ¡Mirala…!

El Ministro de la Presidencia es un ministro más en el paquete que maneja, envuelve y desenvuelve el presidente a su digno capricho. Que sepamos la firma del presidente no se puede delegar. La firma del presidente se estampa con otra firma de algún ministro o de varios. Ni siquiera la Primera Dama de la República podría firmar en su nombre en un documento oficial, como es la “Declaratoria de Interés Cultural”.

Consideremos que políticamente el Ministerio de la Presidencia es el más importante, por el papel que tiene de interlocutor oficial del Gobierno, del Presidente, con los Poderes Públicos y con los distintos actores políticos y sociales del país, de manera que cuando habla el Ministro de la Presidencia es como si hablara el propio Presidente. Así ha sucedido con grandes ministros de la Presidencia. Algunos de ellos, Mario Quirós Sasso, Diego Trejos Fonseca, Miguel Angel Rodríguez, Fernando Volio Jiménez, José Rafael Cordero Croceri, Fernando Berrocal Soto, Danilo Jiménez Veiga, Rodrigo Arias Sánchez, Rodolfo Méndez Mata, Rolando Laclé, Danilo Chaverri, por citar unos. Cuando ellos opinaban o hablaban se entendía que lo hacían por sus presidentes, que eran su voz.

El Ministerio de la Presidencia de Costa Rica también facilita la coordinación de políticas públicas y otros Poderes del Estado, entes públicos y actores de la sociedad civil, acuerdos con los con el fin de procurar de manera eficiente, eficaz, transparente y oportuna, el mayor bienestar de todos los habitantes del país. Uno de esos acuerdos era la “Declaratoria de Interés Cultural” de la Marcha de la Diversidad. Si el Viceministro de la Presidencia la firmó es porque tenía la venia, aunque el presidente quiera decir lo contrario, lo que no se le puede creer, porque, por sí mismo, el Viceministro de la Presidencia no puede estampar su firma en un Decreto Presidencial, salvo que sustituya a la Ministra de la Presidencia, no solo sustituyendo a su propia superiora, la Ministra, y menos sustituyendo al Presidente.

Hay una cosa que debe quedar claro, que el Presidente no puede delegar su firma. Si el presidente Rodrigo Chaves está delegando su firma, porque firmar papeles le quita mucho tiempo y atención, le producen mucho bulto, como ha dicho, hay que reconocer que este gobierno puede andar al garete, a punto del fracaso, de malograrse. Igualmente, habría que reconocer que NO HAY presidente, cosa que es muy grave, que no es muy difícil de observar, porque pareciera que en Zapote lo que hay ahora es una guarida de jaguares…que rugen con frecuencia, que no firman por sí o no saben lo que firman, y si firman quizá ni entienden lo que firman.

La otra cuestión que habría que entender es que si salió un decreto o una Declaratoria oficial, firmada por la Ministra de Cultura y el Viceministro de la Presidencia, de “Interés cultural”, de la Marcha de la Diversidad del pasado domingo, solo ellos formalmente podían desdecirse, aunque un día antes de la misma, el 29 de junio, con la destitución de la ministra y del viceministro, no se produjo una declaratoria de nulidad de lo firmado por la Ministra y el Viceministro, firmada por una o un nuevo Ministro de Cultura, y por el Presidente de la República. Lo que hubo fue un lengüetazo del Jaguar principal, diciendo que la Marcha carecía de esa declaratoria oficial porque no se le había consultado, lo que se había hecho desde mucho tiempo atrás, al punto que el viceministro pudo ser designado para estampar la firma del presidente, lo que ya dice mucho de esas delegaciones de firmas. Fue un rugido para que se escuchara en Cuesta de Moras y lo oyera el país de que en Costa Rica el presidente manda. ¡Ay, carajo!

Eso puede tener sus importantes responsabilidades o podría explicar lo que es un gobierno al garete.

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