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COLUMNISTAS


El Jesús histórico

Óscar Álvarez Araya oalvarezcocr@gmail.com | Jueves 28 marzo, 2024


Valiéndome del contexto de la Semana Santa me permito hacer unas reflexiones sobre el Jesús histórico y el origen del cristianismo.

Jesús de Nazaret si existió como personaje histórico según el testimonio del historiador judeo romano Flavio Josefo en su célebre Guerra de los judíos, Libro XVIII. Así escribió Josefo sobre Jesús: “Por ese tiempo vivió Jesús, un hombre sabio, si en verdad uno debe llamarle hombre. Porque realizó hechos extraordinarios y fue maestro de quienes aceptaran felizmente la verdad. Se ganó a muchos judíos y griegos.”

Asimismo Publio Cornelio Tácito, el más grande historiador romano del siglo primero de nuestra era lo confirma en sus Anales, Libro V. Así se refirió Tácito a Jesús:” El maestro de maestros fue una personalidad de la historia y fue inmolado en la cruz por mandamiento de Poncio Pilato”.

Tanto el testimonio de Josefo como el de Tácito, entre otros, son validados por el Dr. Antonio Piñero, historiador contemporáneo y por cierto un agnóstico declarado. La opción predominante en medios académicos es que Jesús fue una personalidad histórica, aunque no falta alguna excepción que afirme lo contrario.

Desde una perspectiva estrictamente histórica, no teológica, Jesús no solamente existió sino que se sabe que murió entre los años 30 y 33 de nuestra era. Así también entre los años 50 y 55 un autor desconocido escribió la biografía de Jesús de Nazaret comprimiendo su historia vital de varios meses en una semana.

Posteriormente hacia el año 70-71 se escribe el Evangelio de Marcos, quien es el primer autor formal de la biografía y luego aparecen los Evangelios de Mateo y Lucas relatando la misma historia, cada una con sus propios matices. Más adelante se escribió el Evangelio según San Juan, del cual existen diversas versiones. Es decir que hay varios textos sobre el nacimiento, la misión, el juicio, la crucifixión, muerte y según los evangelistas la resurrección de Jesús. En fin varias versiones sobre su biografía. En lo esencial convergentes, pero a veces divergentes. Así, por ejemplo, el Evangelio de Marcos no contiene el Sermón de la Montaña.

El Jesús histórico fue un predicador y líder espiritual judío, hijo de María y José que vivió en Galilea y en Judea y murió crucificado en el Calvario de Jerusalén, por orden de Poncio Pilato, entonces prefecto romano de Judea.

Es importante destacar que en aquella época y cultura no existía la figura de los testigos, ni abogados defensores, ni actas de los juicios, ni periodistas, por lo que no se dispone de documentación precisa sobre los hechos. Si coinciden todos los relatos en que murió en la cruz, que era el tipo de castigo que aplicaban los romanos de la época a todos los esclavos y hombres libres que desafiaran de alguna forma la autoridad de Roma. Ni el juicio de Jesús, ni por cierto el de Sócrates, cumplieron con las normas contemporáneas de un estado de derecho, principio de inocencia y debido proceso, por supuesto. Era una barbaridad como los acusaban y los condenaban incluso a la pena de muerte sin mayores complicaciones.

Tomando como base el texto de los diferentes evangelios, las enseñanzas de Jesús encajan bastante bien con las ideas éticas y religiosas vigentes en el siglo I en Israel.

De manera que para varios historiadores serios Jesús clasifica como un judío del siglo I, con claros rasgos de rabino y de profeta y un poco rebelde. Aunque claro está el siempre se consideró depositario de una misión bastante superior a la de un rabino: varias veces se definió como “el hijo del hombre”, el Mesías e incluso no negó ser “el hijo de Dios”. Al proclamarse Rey de los Judíos pareció sedicioso para el Imperio Romano que consideraba a Judea una provincia del imperio.

Según se documenta en los evangelios era de familia de artesanos, carpintero para más precisión y conocedor de las enseñanzas judías contenidas en lo que hoy definimos como el Antiguo Testamento. Era también sanador y operador de hechos que parecían extraordinarios y que estaban más allá de lo que se consideraban las leyes de la física y la naturaleza. Tenía un grupo pequeño de discípulos muy cercanos y un número amplio de seguidores, de acuerdo a los standares del momento. Incluso predicaba en sinagogas.

Había sido bautizado en las aguas del Río Jordán por Juan el Bautista y predicaba por Cafarnaúm, Galilea, el Monte de las Bienaventuranzas, Jerusalén, entre otros lugares.

Algunos historiadores han notado en los evangelios cierto sincretismo religioso, en el que se combinaban las tradiciones judías con aspectos del Helenismo y de la religiosidad egipcia. Los conceptos de hijo de Dios, nacido de una virgen, muerte y luego resurrección, no serían propios de la tradición judía sino de otra procedencia, tal vez Helénica. Pero estas son hipótesis o puntos de vista de historiadores de las religiones comparadas.

Es un hecho que el Jesús histórico representaba una cierta variante de lo que hoy día conocemos como el judaísmo, con un tono un poco más exigente y una inclinación a criticar la religiosidad de los fariseos y de los saduceos de la época. Pero no fundó una nueva iglesia o religión, sino que se sentía el representante más auténtico de la tradición fundada por Abraham y: “No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirlos sino a darles su plenitud”. Desde esta perspectiva el Jesús histórico no habría sido un revolucionario espiritual y ni siquiera un reformador. Simplemente quería que se cumpliera estrictamente con las enseñanzas de Abraham, de Moisés y de los Profetas en general, según su propia perspectiva.

Sin embargo, para las autoridades religiosas judías al proclamarse “hijo de Dios”, incurría en blasfemia y al realizar numerosas sanaciones y milagros se delataba como servidor de poderes, digamos oscuros. Es decir que los evidentes poderes paranormales del Jesús histórico eran para sus seguidores un testimonio de su grandeza espiritual pero a la vez una muestra de hechicería, según la versión de los Sumos Sacerdotes de Jerusalén. Nunca logró ganarse la confianza de las autoridades oficiales y tampoco hizo mucho para conseguirla. Más bien criticó y desafió fuertemente a las autoridades del templo de Jerusalén.

Pero el origen del cristianismo como nueva religión del libro va a venir con los evangelistas y sobre todo con San Pablo.

Es después de la pasión, crucifixión, muerte y resurrección que tanto los evangelistas como San Pablo construyen una interpretación de la personalidad y de la misión de Jesús de Nazaret que es la que da origen al cristianismo.

En ese sentido, San Pablo, por cierto un judío converso, habría sido el artífice del Jesucristo de la teología y de la nueva religión cristiana.

Por otra parte, sin tomar en cuenta consideraciones teológicas o religiosas, la biografía de Jesús contenida en los Evangelios es una de las mayores creaciones de la literatura de toda la historia de la humanidad. Sólo comparable tal vez con la Ilíada y la Odisea de Homero, con la Eneida de Virgilio y con la Divina Comedia del Dante. Pero la historia de Jesús les aventaja a todas en su belleza, profundidad ética y espiritual, vigencia e indudable influencia a través de los siglos y de los milenios. Se trata de la más célebre biografía de las edades antigua, medieval, moderna y contemporánea.

Durante un reciente viaje a Israel, tuve el gusto de visitar el lugar del nacimiento histórico de Jesús en la Iglesia de la Natividad en Belén. Es decir el sitio donde estaba el establo en el que nació el personaje. También estuve en Nazareth de visita en la misma en la Iglesia de la Anunciación, lugar en el que María se enteró de que estaba embarazada de Jesús.

Asimismo visité el Monte de las Bienaventuranzas, lugar en el que Jesús pronunció su Sermón de la Montaña, uno de los mayores documentos de ética de todos los tiempos. Y así, poco a poco me fueron llevando por todos los sitios más representativos de la vida y la misión de Jesús, incluyendo el Mar de Galilea.

Más adelante estuve de visita en la casa de Caifás, el Sumo Sacerdote de la época y en el sitio donde se realizó el juicio a Jesús así como el lugar de la última cena. Posteriormente con el grupo de visitantes recorrimos la Vía Dolorosa con las diferentes estaciones y finalmente también ingresamos a la catedral dónde está el Gólgota y el Santo Sepulcro.

Todos los sitios visitados estaban repletos de peregrinos interesados en conocer las huellas biográficas y espirituales de un célebre personaje de la historia llamado Jesús de Nazaret.

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