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COLUMNISTAS


El plan de Hacienda

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 14 febrero, 2020


Sinceramente


El problema del déficit fiscal que enfrenta el Ministerio de Hacienda está originado en los enormes gastos en que incurre el gobierno no en los inmensos ingresos que recibe. Los problemas más serios son que los desperdicios, las duplicaciones, el exceso de personal, las pensiones de Hacienda y los pluses y sobresueldos son gastos innecesariamente altos. Estos gastos son controlables. Otro gasto inmenso es el interés pagado por la deuda pública, interés que no es controlable si no es pagando las deudas.

La ley de fortalecimiento de las finanzas públicas aportó los ingresos adicionales requeridos para combatir el déficit. El planteamiento ante la Asamblea Legislativa del Ministro de Hacienda estaba supuesto a combatir el alto monto de los intereses que el estado paga por los préstamos recibidos y los gastos generados fundamentalmente por sueldos y salarios de la inmensa burocracia pública. No olvidemos que en el último período se contrataron 37 mil nuevos servidores públicos siendo los costos asociados a la planilla estatal la más seria de las dificultades fiscales. Aún recuerdo en la crisis del 2008 cuando el partido de Gobierno criticó la contratación de once mil puestos en la Caja del Seguro Social. Absolutamente contradictorio criticar lo que se haría luego en mayor escala. Un engaño a todos los electores que votaron por un control del gasto de los poderes públicos.

Para pagar menos intereses se propone renegociar la deuda cara por deuda con menores costos. Esta medida parece en extremo acertada y esperamos todos que la negociación de plazo e interés sea muy favorable a Costa Rica. Para pagar menos intereses se piensa vender una institución bancaria, BICSA, cuyo patrimonio es de alrededor de doscientos millones de dólares y que tiene una rentabilidad de 5,5% ya que gana unos once millones de dólares al año. Por ese banco esperamos que los inversionistas nacionales o extranjeros paguen bien. Un excelente precio sería de 25 veces ganancias o sea 275 millones de dólares. Eso es muy poco para reducir sustancialmente una deuda gubernamental de unos 36.500 millones de dólares ya que esta suma sería el 0,7% de ese total adeudado. Vender instituciones para pagar parte sustancial del monto debido de los 36.500 millones de dólares es y sigue siendo una buena estrategia. Reducido el principal se reducirá el monto de los intereses.

Creo que otras instituciones más grandes y por las que darían fuertes sumas podrían ser vendidas para amortizar deuda y mejorar el equilibrio fiscal. Vender BICSA es una gota de rocío en el Océano Pacífico. El concesionar FANAL no generará mayor monto. Estas medidas que apruebo y aliento deberían haber sido más ambiciosas y la venta de más instituciones del estado habría sido un magnífico paso para reducir el principal adeudado. Sin perjuicio de ello, yo no vendería nada hasta no haber reducido el gasto a fondo, no vaya a ser que sigamos gastando y pidiendo prestado y luego ya no tengamos que vender para pagar. Hay que poner límite legal al endeudamiento como porcentaje del PIB y poner techo legal al gasto de gobierno.

Creo que el Ministerio de Hacienda está eludiendo la solución de fondo del problema fiscal que es reducir el gasto. Las sugerencias hechas son totalmente insuficientes, aunque sean positivas.

Reunir todos los superávits de las instituciones autónomas para pagar deuda externa es otra buena idea, pero la suma es modesta en relación al total adeudado. Es un buen comienzo, pero más puede hacerse.

Celebro mucho el envío a la Asamblea Legislativa de una ley de empleo público. Celebro mucho la compra de sistemas informáticos para cobrar mejor los impuestos y recaudar lo debido. Estas leyes ayudarán en mucho a la reducción del gasto y al incremento del ingreso. La defraudación debe de combatirse y la recaudación mejorarse. No debe el Gobierno de tolerar ilegalidades ni defraudaciones. Tampoco debe el Gobierno hostilizar a las empresas que son las que generan empleos y pagan los impuestos y cargas sociales.

Finalmente el Ministro de Hacienda solicitó el levantamiento del Secreto Bancario, que no tiene que ver en nada con reducir el gasto ni tampoco con mejorar la recaudación. Actualmente ese secreto bancario lo levanta un juez a solicitud del Gobierno. A mi parecer es un distractor social que los opositores combatirán irreflexivamente sin analizar las figuras públicas de gobierno cuestionadas por defraudación, los gastos antojadizos y otros problemas que serán tapados de la discusión pública por discutir un derecho amparado constitucionalmente. Si se desea borrar el secreto bancario de la constitución conllevará un trabajo arduo, pero encima de la constitución está el Pacto de San José y tendría que ser denunciado. Un distractor social nada más.

A grandes problemas grandes remedios. Así es el sapo así es la pedrada. El déficit fiscal de más del seis por ciento del PIB y la deuda de 36.500 millones de dólares ambos merecen el pensamiento de las mejores mentes del país para lograr su solución. Gastar menos y pagar la deuda o reducir su principal marcan el camino correcto. Vender activos resulta el camino correcto para pagar los montos adeudados.


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