El gasto público se lo traga todo
Federico Malavassi | Jueves 09 junio, 2016
Están ordeñando al pueblo desde el erario público y no ven motivo alguno para buscar racionalidad ni austeridad, solo quieren más ingresos tributarios
El gasto público se lo traga todo
Es como un castigo para todos los costarricenses. Sin embargo, la expresión de la Contralora, en el sentido de que el “gasto público se tragó el alza en los ingresos” es un resumen del estado de la situación: hubo incremento en los ingresos, el gasto público ha crecido más y desmesuradamente y, además, el aumento en los tributos no es la vía para resolver el problema.
Esta situación debería servir como evidencia de que no se trata de ordeñar al pueblo hasta que pague los gastos del Estado sino todo lo contrario, que hay que racionalizar al Estado hasta que sirva adecuadamente con un presupuesto equilibrado y bien hecho.
La cuestión, además, pasa por considerar que el aumento de ingresos para el Estado (vía incremento de impuestos) no es inocuo sino todo lo contrario. Es indiscutible, salvo para quienes no tienen conciencia o juegan de mala fe, que el efecto de un aumento de impuestos espanta la inversión, ahuyenta a las empresas, frena el crecimiento económico y hace aumentar el desempleo. Ello forma un círculo vicioso con el irracional crecimiento del gasto público y la sociedad se empobrece.
Por ello es tan importante el hecho de que la Contralora haya declarado públicamente la evidencia de que el gasto público se lo traga todo. Porque nos deja clara la dirección de la solución. Porque deja claro que no se trata de ordeñar al pueblo sino de restringir el irracional crecimiento del gasto público o el gasto público irracional.
Es imperativo recortar el gasto público, es necesario racionalizar su administración y es urgente que la administración haga las cosas bien. Si no se atiende a esto en orden, justicia y tiempo, el resultado será desastroso.
El Estado costarricense se ha convertido en una especie de hueco negro y amenaza todo. Sin embargo, no se trata únicamente de inutilidad, incapacidad e irrespeto accidental a las normas. La verdad es que el gasto no es inocente, pues muchos se sirven con cuchara grande en tanto el desastre impera: unos gozan de gollerías y ventajas inauditas, otros han convertido la lucha contra la pobreza en un negocio, sobra clientelismo político, abundan los buscadores de rentas públicas, cunden los abusos de los monopolios y hay un vicio de empleomanía en el sector público.
El problema es que muchos de los mismos que tienen que solucionar el problema, administrar fielmente la hacienda pública y hacer las cosas conforme a la Constitución son, por el otro lado, beneficiarios directos de los ingresos públicos, premiados con gollerías y coligados con sectores que no tienen interés en arreglar el asunto. Están ordeñando al pueblo desde el erario público y no ven motivo alguno para buscar racionalidad ni austeridad, solo quieren más ingresos tributarios.
Otros, además, tienen miedo de hacer las cosas bien, creen que son atendibles el chantaje y la extorsión que hacen los grupos de presión beneficiados con el mal estado de las cosas y con sus beneficios de los ingresos públicos.
Sin embargo, la Contralora ha sentenciado y deberíamos entender: ¡el gasto público se lo traga todo!
Federico Malavassi
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