Logo La República

Lunes, 25 de noviembre de 2024



COLUMNISTAS


El problema es político

Alvaro Madrigal cuyameltica@yahoo.com | Jueves 24 enero, 2013


Resulta imperativo priorizar la depuración de los partidos, sanearlos, devolverles su identidad esencial y su vocación legítima de servicio


De cal y de arena

El problema es político

A doña Laura le quedó grande la camisa de la Presidencia de la República. Al grueso de los diputados también. En una maniobra de distracción repetida e intensamente sostenida se procura desvanecer esta realidad. Se quiere hacer creer que la nave del Estado se ha varado a causa de lo que se describe como obsoleta estructura institucional y enmarañado fardo de disposiciones constitucionales y legales, siendo la astenia política la raíz del problema.
Se predica, entonces, la necesidad de cambios de fondo en la presencia y competencias de las instituciones del Estado y en el marco jurídico, allí donde se segregan poderes y se reasignan facultades bajo una concepción de frenos y contrapesos que hoy se tiene como perniciosa.
Así, de un modo tan artificioso, se crea la ficción de que basta con una reforma del Estado, sus instituciones y las leyes que le gobiernan, para que el país quede en la ruta de la salvación o, al menos, de la esperanza de que con una nueva definición institucional y jurídica “se va a poder gobernar y se va a mejorar la calidad de nuestra democracia”, como lo dijo la propia mandataria a la prensa.
Se está evadiendo el problema político y solo se habla de cambios institucionales y jurídicos. ¿No estaríamos mejor con un Presidente de reconocida pericia política y con una Asamblea reñida con la mediocridad y la impudicia?
La respuesta es obvia, mas no es este el punto en debate sino más bien demostrar al costarricense que además del exorcismo en los partidos y de la depuración de los mecanismos de elección popular, hay que modernizar mucho del aparato estatal.
Los valiosos aportes hechos por la Comisión de Notables y por otros movimientos igualmente preocupados por sacar al país del marasmo institucional, son en muchos aspectos acertados. Pero están expuestos, evidentemente, a la contaminación con el germen de la desconfianza reinante entre los ciudadanos.
El vacío político que vive Costa Rica tiene su domicilio en los partidos políticos; no es un problema de leyes. Son, los partidos, la vía de acceso a la gobernación del país y en el tanto estén sumergidos en crisis, cojearán las instituciones y la calidad de la democracia y el ciudadano les hará el vacío.
Resulta imperativo, entonces, priorizar la depuración de los partidos, sanearlos, devolverles su identidad esencial y su vocación legítima de servicio.
Será entonces cuando el ciudadano recupere confianza en ellos y se apreste a dar cumplido al precepto constitucional de una democracia participativa.
Tengo claro que las reformas modernizadoras del ordenamiento jurídico y del aparato institucional del Estado van a ganar categoría de viables cuando “el soberano” las dé por necesarias y pertinentes, no exclusivamente los desacreditados partidos. Será de interés, entonces, para los promotores del cambio estimular la difusión y el análisis de las propuestas, sobre todo en los medios audiovisuales, para ampliar la base de apoyos.

Álvaro Madrigal

NOTAS ANTERIORES


Liderar el cambio

Viernes 22 noviembre, 2024

Las empresas en Centroamérica están trabajando, cada vez más, en el liderazgo sostenible







© 2024 Republica Media Group todos los derechos reservados.