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COLUMNISTAS


Empleados públicos; ¿Clase privilegiada?

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 29 julio, 2020


“¿Si tuviera que aconsejar a un hijo(a) en donde le servía mejor buscar trabajo?” la mayoría de las respuestas a encuestas en Costa Rica es “en el sector público.” Laborar en alguna institución gubernamental es recibir buen salario que crece año por año sin importar su desempeño, disfrutar de todos los feriados, nunca tener que trabajar un sábado o domingo, y de máxima importancia, nunca poder ser despedido.

Nunca ha sido más aparente la diferencia entre el empleo en el sector público y en el privado que ahora con la crisis de la pandemia causada por el Covid 19. Mientras que más de 450 mil personas han perdido su empleo o lo han tenido reducido por la desaparición de la demanda en la economía, los empleados públicos han recibido sueldo completo y han anunciado que si les tocan cualquiera de sus beneficios se dedicarán a la “democracia de la calle.”

Muchas familias del sector productivo están pasando hambre; mientras tanto el ministro de la Presidencia con soberbia anuncia que es importante seguir pagando a los empleados públicos porque “crean demanda” por bienes y servicios. Es este el único país en la América Latina donde el peso de la pandemia no ha sido compartido por los empleados públicos. Se debería recordar que el Partido Acción Ciudadana PAC es de los empleados públicos, por los empleados públicos y para los empleados públicos.

Los líderes sindicales están conscientes de la situación que se ha creado cuando el presidente anuncia que es probable no abrir totalmente la economía por otros cuatro meses. ¡Temen represalias! Cuando el pasado jueves hubo una caravana de protesta exigiendo la apertura de la economía, los sindicatos mandaron a participar vehículos claramente marcados con las banderas de sus agrupaciones. Mostraron solidaridad con los desempleados y los 200 mil MIPYMES cesantes.

Estos mismos líderes sindicales acostumbran a hablar del GINI—un índice que muestra la disparidad entre los ingresos de los “de arriba” y los que ganan menos. No lo han estudiado bien porque no son los empresarios que crean la brecha entre los que más ganan y los que reciben menos. Es creada por los altísimos salarios de empleados públicos incluyendo médicos de la CAJA, magistrados y jueces del sistema judicial, profesores universitarios y otros similares y lo poquito que reciben los jornaleros y otros trabajadores eventuales.

Con la pandemia se ha sofocado la empresa privada. Hay miles de establecimientos que se han cerrado y que nunca reaparecerán; otros podrán reabrir, pero por varios años tendrán dificultades. ¡Se necesitará talento fresco!

El desafío es que los realmente talentosos entre los jóvenes después de observar lo que pasó con sus familias y amigos no van a querer buscar empleo en las empresas privadas. Piensan que será mejor colocarse en la burocracia y formar parte de la casta pública, los privilegiados que cada vez más mandan en Costa Rica.

Lo que más urge ahora es que el gobierno permite abrir la economía; el pueblo tiene hambre y el programa PROTEGER no lo resuelve.

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