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Frustración y desatinos

Humberto Pacheco humberto.pacheco@pachecocoto.com | Martes 01 septiembre, 2015


Pareciera que los costarricenses están despertando de un largo letargo y buscan terminar con la corrupción y la negligencia de los entes del Gobierno

Trotando Mundos

Frustración y desatinos

Las últimas semanas nos hemos dejado llevar por la frustración ante hechos que están arruinando al país mientras que el Gobierno insiste en pedirle al pueblo que aguante más impuestos para seguir sosteniendo salarios y gollerías desproporcionados de una “élite” minoritaria, pero costosa.
No deja de sorprendernos cuanto está costando que los ticos entiendan que en la mayoría de los países de occidente, los servicios que aquí mal-brindan- o NO brindan, como en el caso de RECOPE- las instituciones comerciales públicas, los provee el Sector Productivo privado con mayor eficiencia y calidad, a un costo más bajo y en buena oportunidad. Los acostados que estamos manteniendo se han paqueteado a algunos de que hacer eso en Costa Rica traería caos, o más ingenuo aún, que eliminar o abrir algunos de esos entes comerciales lesiona la soberanía nacional.
Nueva Zelanda lo hizo hace dos décadas, bajo un gobierno socialista, y ha tenido un éxito sin precedentes. Con una población parecida a la nuestra, finaliza los años con superávit, algo de lo que aquí nadie se acuerda.
Quienes insisten en sostener estructuras políticas obsoletas pertenecen a dos grupos: los oportunistas que viven de la mayoría y los cuenteados, sea por vagabundería mental o porque ni natura ni Salamanca les podrían ayudar. No cuesta tanto entender que:
-Los servicios comerciales, i.e., hospitalarios, seguros, energía, telecomunicaciones, educación, construcción de infraestructura, ferrocarriles y otros, los prestan más eficientemente las empresas privadas que las estatales.
En éstas el dinero no lo aportan los que dan el servicio por lo que les resulta fácil mal gastarlo o apropiárselo.
-Un 25% de la fuerza laboral esté empleada por el gobierno, en total desproporción con la planilla nacional y consumiendo una tercera parte del Presupuesto, ganando salarios muy superiores a los del Sector Productivo cuando en efecto, los servicios que brindan, son infinitamente inferiores a los privados. Este porcentaje se exacerba por el hecho de que no tenemos ejército y muy pocos policías y oficiales de tránsito.
¿Porqué entonces reinventar la rueda insistiendo en mantener instituciones que como RECOPE, no producen absolutamente nada más que cuantiosas pérdidas a los costarricenses, mientras el resto del mundo occidental funciona eficientemente en manos privadas en régimen de competencia?
Otro exabrupto que nos tiene asombrados- y a nuestra edad cuesta mucho asombrarnos- es que el Instituto Costarricense de Electricidad, que nos pertenece (al menos según nos dicen), rehúsa darnos estados financieros a los “supuestos” dueños. ¿Porqué otro motivo, una compañía pública se niega a darle a sus dueños informes financieros, sí no es porque detrás de ese secretismo se esconde una pudrición que adonde se presione exuda pus?
¿Es que cuesta tanto entender la posición de la institución cuando le niega a los costarricenses el derecho a producir electricidad privada mientras importa grandes cantidades mucho más caras de Centroamérica?
En los últimos tiempos hemos visto un halo de esperanza en las reacciones populares. Pareciera que los costarricenses están despertado de un largo letargo y buscando terminar con la corrupción y la negligencia de los entes del Gobierno. Pero esta es una labor que requiere de todos en forma sostenida, cosa que a nuestro país le cuesta bastante.

Humberto Pacheco A.
vikocr@racsa.co.cr

 

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